La encantadora ruta de los pueblos blancos de Andalucía

En Andalucía hay incontables pueblos blancos. Pero si se trata de trazar una ruta, es este fascinante recorrido desde Arcos de la Frontera a Ronda entre las sierras de Cádiz y Málaga

Arco de las Monjas en Arcos de la Frontera. Foto Turismo de Andalucía

Entre las imágenes mas románticas que tiene Andalucía está la de sus pueblos blancos. Pequeñas concentraciones urbanas protegidas por alguna sierra, de casas encaladas con techos de tejas en calles de laberinto, un recurso cromático para mitigar el duro calor del sur español.

Para no dispersarse en la búsqueda de estos hermosos pueblos podemos seguir las sugerencias de la guía En Ruta por Andalucía (Lonely Planet – GeoPlaneta), en un recorrido de 130 kilómetros por las provincias de Cádiz y Málaga.

Con calma, se puede realizar en tres días, y en cada jornada es posible visitar tres o cuatro pueblos.

Estas semanas en que las altas temperaturas comienzan a ser más suaves son una excelente oportunidad para descubrir la magia de estos rincones.

Arcos de la Frontera 

El punto de partida es esta villa que se asoma al río Guadelete, que siglos atrás, entre 1248 y 1492 fue la frontera entre Castilla y Granada.

Panorámica de Arcos de la Frontera. Foto Turismo de Andalucía

La influencia de las culturas árabe y cristiana están presentes en sus calles y en muchos de sus edificios más emblemáticos, como el castillo de los Duques, el actual Parador, la basílica de Santa María de la Asunción y el Palacio del Mayorazgo.

Bornos

A unos 10 kilómetros, sobre un embalse, se encuentra el pueblo de Bornos. Este espejo de agua es sede de un festival musical que se realiza desde 1980.

Pantano de Bornos. Foto Turismo de Andalucía

La localidad fue fundada por los árabes y en el s.XIII pasó a manos cristianas. De sus primeros habitantes ha quedado la torre del Fontanar que forma parte del Palacio de los Ribera, en pleno centro de casas níveas.

Las casas, blancas y con tus tejas rojas, suelen estar encaramadas a la falda de algunas de las sierras de Cádiz y Málaga

La residencia de los duques de Alcalá de los Gazules, del siglo XVI, también es para destacar.

Villamartín

Este pueblo se encuentra bordeando el embalse de Bornos por la carretera A384. A los 20 minutos se entra en un laberíntico trazado de casas blancas en donde emerge la cúpula de la iglesia de Santa María de las Virtudes, del s.XVI.

Plaza de Villamartín. Foto Turismo de Andalucía

También hay un museo arqueológico que recuerda la presencia humana en esta zona de la sierra gaditana desde hace miles de años.

El Bosque

Al subir por la sierra de Garzalema por la A373 el paisaje cambia considerablemente.

Su puerta de acceso es el pueblo de El Bosque, levantado en la falda de las estribaciones montañosas gaditanas, y punto de partida para varios circuitos de senderismo como el de Majaceite.

Arcoíris sobre El Bosque. Foto Wikipedia

Además del jardín botánico El Castillejo en este lugar hay un molino con un museo, que además de explicar cómo era la vida campesina también enseñan a hacer pan.

Ubrique

Para llegar a Ubrique hay que estar preparado para unos 14 km de curvas y contracurvas.

Las carreteras como las que llevan a Ubrique o a Grazalema son un continuo devenir de curvas. Pero los paisajes valen la pena

Este pueblo blanco también es la meca de la marroquinería en Andalucía, lo que se sigue reflejando en sus talleres y en el aroma a cuero que se percibe en las calles.

Calles de Ubrique. Foto Turismo de Andalucía

En el antiguo convento de los Capuchinos funciona el Museo de la Piel, que explica en detalle la historia y el presente de esta artesanía que tiene más de 2.000 años de historia, como atestigua el cercano yacimiento de la villa romana de Ocuri.

Grazalema

Si se pensaba que las curvas habían quedado atrás, hay que esta dispuesto a transitar más sinuosidades en la A374 hasta Grazalema.

Centro de Grazalema. Foto Turismo de Andalucía

Este es uno de los pueblos blancos más bonitos del recorrido, una pequeña concentración urbana de casas demasiado blancas que contrastan con el verde de los bosques y el telón negro de la caliza de los cerros.

Entre los puntos más interesantes del paseo por su centro está la fuente de los Cuatro Caños, que data de la época romana; y la interesante iglesia de la Encarnación, del s.XVII.

En el museo de artesanía textil se puede conocer la rica historia de telares y tejedoras, de las que solo sobrevive un taller.

Zahara de la Sierra

No importa que el camino sea lento. El conductor deberá estar atento, pero sus acompañantes se pueden deleitar con las hermosas vistas panorámicas que la CA9104 despliega en su trayecto hacia Zahara de la Sierra.

A la media hora se distingue este pueblo con su torre-castillo que corona un peñón rocoso. Y debajo, su entramado de casas blancas y tejas de un rojo pálido.

Vista de Zahara de la Sierra. Foto Turismo de Andalucía

No vale quejarse si en este pueblo, de orografía endiablada, hay que subir cuestas y más cuestas hasta llegar a la calle de San Juan y ver las iglesias de Santa María de Mesa y la de San Juan de Letrán, con su torre del reloj de estilo mudéjar.

Si todavía hay energías, se puede seguir ascendiendo hasta el castillo, que regala hermosas vistas del pueblo con el pantano de Zahara a un lado.

Olvera

Seguimos transitando por carreteras serpenteantes, en este caso la A2300 hacia el norte, y al cabo de media hora está Olvera.

Es posible que el visitante se pierda en este dédalo de casas blancas, por lo que hay que tomar como referencia al castillo árabe alrededor del cual la villa fue creciendo desde el s.XII.

Las calles de Olvera. Foto Turismo de Andalucía

Además de templos como el de Nuestra Señora de la Encarnación en el lugar se puede visitar el Museo de la Frontera y los Castillos, para conocer cómo dos culturas oscilaron entre la guerra y la paz durante gran parte de la Edad Media.

Para los que gusten de caminar, desde aquí parte la Vía Verde de la Sierra, que a los 38 km permite llegar a Puerto Serrano.

Setenil de las Bodegas

Este es uno de los pueblos más curiosos: no fue construido en un sector elevado de la sierra sino bajo un gigantesco peñasco, donde las casas aprovecharon las paredes formadas por la erosión del río Guadalporcún.

Centro histórico de Setenil de las Bodegas. Foto Turismo de Andalucía

Así se ve cómo una soberbia roca está en medio de algunas callejuelas, que parece que en cualquier momento aplastará a la población.

Setenil de las Bodegas no fue construido en un sector elevado de la sierra sino bajo un gigantesco peñasco

Y si bien ya no hay bodegas, sí hay muchos bares que recuerdan la tradición de bebidas y tapas de este pueblo.

Ronda

El destino final es esta localidad malagueña dividida por el curso del Guadalevín. En muchos tramos del pueblo hay vistas que dan miedo, con las casas al borde de un precipicio que cae 100 metros al vacío.

Este curso divide el casco antiguo de la nueva ciudad, y para pasar de una a otra parte hay que atravesar el famoso Puente Nuevo, que hasta 1839 ostentó el récord mundial de tener el vano (luz central) más alto del mundo.

Puente Nuevo en Ronda. Foto Turismo de Andalucía

Entre los numerosos atractivos de la villa está el conjunto monumental de la Casa del Rey Moro, con una residencia neomudéjar, un elegante jardín de principios del siglo pasado y una mina que se encuentra sobre el río, tras descender 300 escalones.

Aquí también se pueden visitar la iglesia de Santa María la Mayor, los baños árabes, la llamativa casa del Gigante (una vivienda de la cultura nazarí con un patio que hay que conocer) y las puertas de Carlos V y de Almocábar, que franqueaban el paso a la antigua Ronda.

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