Islas Marías: de prisión de máxima seguridad a reserva natural en el paraíso mexicano

El Alcatraz mexicano empezará a recibir visitantes a partir de julio, ahora convertido en una reserva natural abierta al turismo

El 11 de marzo de 2019, coincidiendo con el balance de sus primeros cien días de su gobierno, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador anunciaba el cierre definitivo de la Colonia Penal Federal Islas Marías, el Alcatraz mexicano y la última isla-prisión de América Latina. Una semana después firmaba el decreto que terminaba con la institución que durante 114 años había convertido un conjunto de paradisíacas islas frente a las costas de la Riviera Nayarit en uno de los complejos carcelarios más temidos y peligrosos del país. 

El próximo verano, la antigua prisión federal, creada en 1905 durante el gobierno de Porfirio Díaz, reabrirá como centro educativo que promueva el respeto y la protección de la diversidad gracias a un entorno privilegiado –no por nada la zona fue declarada Reserva de la Biosfera por la Unesco en 2010- salvaguardado por el aislamiento de la zona y la escasa interferencia humana durante décadas. Así, a partir de julio, la vieja cárcel recibirá visitantes diarios en lo que supone un proyecto referente en ecoturismo

El Alcatraz mexicano 

A 112 km de las costas del estado de Nayarit, en el Pacífico mexicano, las Islas Marías o Islas Tres Marias son en realidad cuatro islas que suman una superficie de 250 km2: María Madre, la de mayor tamaño y la que albergaba la prisión, además de los únicos asentamientos de población, María Magdalena, María Cleofas y San Juanito.  

Balleto es el principal núcleo de Isla María Madre. Foto: Madla Hartz | EFE.

Establecida para albergar presos comunes por el régimen militar de Porfirio Díaz, en 1920 el penal comenzó a ser usado para encerrar a delincuentes, pero también políticos opositores del entonces presidente Álvaro Obregón, entre ellos al reo más famoso de la cárcel, el escritor y activista José Revueltas, de ideología comunista. Sobre las experiencias de sus dos estancias en el penal, entre 1922 y 1935, escribió un libro, Los muros de agua (1941), que precisamente da nombre al centro cultural edificado ahora sobre los restos de la cárcel. 

Como isla Robben en Sudáfrica, Alcatraz en San Francisco o la Isla del Diablo en la Guyana francesa, Islas Marías fue durante más de un siglo una isla-prisión

Los peores años de la cárcel llegarían, sin embargo, ya entrados los años 50, cuando se ganó la reputación de lugar cruel e inhumano donde se recluían los reos más peligrosos. Paradójicamente, en esa misma época la cárcel se abrió a familiares de los reos, que podían vivir allí con ellos. 

A partir de 1970 se transformó para convertirlo en un modelo de cárcel enfocado a la reinserción, de acuerdo a la reforma penitenciaria del país. Una suerte de cárcel sin celdas, muros ni barrotes –salvo para los delincuentes más peligrosos-, donde los internos trabajaban y vivían con sus familias, rodeados de un mar con hermosas playas, eso sí, infestado de tiburones y naturaleza salvaje. El lugar se comparaba con la isla Bastøy, una prisión insular, en este caso en Noruega, considerada la cárcel ‘más agradable del mundo’, donde los presos viven y trabajan libremente. 

Desde su desalojo en 2019 se rehabilitan las antiguas instalaciones de la isla principal.

En Islas Marías llegaron a convivir más de 8.000 personas, hasta que un motín en 2013 obligó a evacuar parte de las instalaciones y reducir la población de internos.  

En su cierre, en 2019, quedaban en Isla María Madre un total de 646 reos “de baja peligrosidad” que fueron reubicados o puestos en libertad. Se clausuraba así la única isla penal en funcionamiento en América Latina, un modelo similar a la isla Robben en Sudáfrica -donde estuvo preso Mandela-, la isla de Alcatraz en San Francisco -donde estuvo recluido Al Capone- o la Isla del Diablo en la Guyana francesa, a la que sobrevivió Henri Charrière para contar sus horrores en su obra Papillon

Ejemplo de ecoturismo 

Con un solo acceso por barco que conecta con Mazatlán (aunque se espera abrir otras desde Sinaloa, o San Blas, en Nayarit), la mayor de las Islas Marías sigue siendo la puerta de entrada al archipiélago. Dos grandes arcos pintados en colores pastel y una imagen de Nelson Mandela dan la bienvenida al lugar que, a partir del próximo mes de julio, según las autoridades, estará listo para recibir a otro tipo de visitantes. 

El objetivo pasa por salvaguardar la reserva del turismo masivo, por lo que solo se permitirán visitas de un día y no se construirán hoteles en las Islas Marías

El gobierno mexicano está trabajando en la actualización de la normativa que permitirá realizar actividades turísticas sostenibles en las islas, que respetarán el ecosistema autóctono y potenciarán a la comunidad local. 

Basado en la gran diversidad biológica y el patrimonio natural de la zona, el Centro de Educación Ambiental y Cultural Muros de Agua – José Revueltas es la punta de lanza del proyecto que ofrecerá “mayores oportunidades de disfrutar de nuestra inigualable belleza natural, y una oportunidad excepcional de ser parte de la historia reciente, ya que transformamos una prisión en un centro educativo», según el director general de la Oficina de Convenciones y Visitantes de Riviera Nayarit, Marc Murphy.  

Las nuevas instalaciones permitirán conocer la historia del Penal.

El secretario de turismo mexicano, Miguel Torruco, explicaba a mediados de este mes de marzo que se permitirán solo visitas de un día, por lo que no se construirán nuevos hoteles ni otras instalaciones, mientras que las experiencias serán siempre responsables con el medio ambiente. “Aunque en un tiempo hubo miles de personas habitando estas islas, ahora tenemos que cuidar de que sean pocos los visitantes. No se va a poder acampar ni van a haber hoteles; es venir en la mañana, tener tiempo suficiente y escoger el plan que de antemano se va a difundir para visitar las islas”, explicó por su parte López Obrador. 

Entre las actividades previstas, se contemplan visitas al Museo de Sitio, donde se conocerá la historia del penal y sus huéspedes más ilustres, como la ‘Madre Conchita’, apodo de la religiosa Concepción Acevedo, acusada de ser la autora intelectual del asesinato del expresidente Álvaro Obregón, además del propio José Revueltas.  

También se podrá hacer senderismo, con excursiones desde Puerto Balleto hasta el Cristo monumental, paseos en bicicleta para explorar la isla, o visitas al mercado típico, tiendas de artesanías, el Museo de la Henequenera y el Plaza Benito Juárez. 

Un oasis de biodiversidad 

Paraíso para los observadores de aves, las Islas Marías son el hogar de la amazona de las Tres Marías, un loro endémico que no se encuentra en ningún otro lugar del mundo. Otras aves que se pueden encontrar allí son los famosos bobos de patas azules, los sinsontes azules, los colibríes de pico ancho y otras aves migratorias como el milano pico anzuelo, el charrán del Caspio y la cerceta aliazul.  

Belleto, Isla María Madre.

Los buceadores y los aficionados al snorkel disfrutarán de la diversidad de la vida marina, con arrecifes de coral, abundancia de moluscos de colores, más de 21 especies de tiburones y 10 variedades diferentes de rayas. Las islas son además el punto de partida o de parada ideal para las expediciones de avistamiento de ballenas.   

También es el lugar perfecto para practicar deportes acuáticos. Por ejemplo, la playa de Hammerhead, en la isla de María Cleofas, es ideal para el surf, y la isla de San Juanito tiene una de las olas más largas de América Latina.  

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