Innsbruck, la ciudad alpina para descubrir en 24 horas

Delicias reposteras, un bonito centro medieval e impactantes vistas son algunas de las maravillas de esta ciudad de Austria

Una presentación breve sería una histórica ciudad alpina con increíbles vistas panorámicas. Pero hay mucho más en Innsbruck, capital de la región del Tirol y una importante urbe universitaria, que gracias a sus dimensiones es posible realizar planes para recorrerla en un solo día.

Innsbruck es el claro ejemplo de la convivencia entre un paisaje natural y una vibrante vida urbanita. El recorrido por la segunda ciudad en importancia de Austria comienza con una rápida escapada a la cordillera de Nordkette, conocida como la «Joya de los Alpes».

Un paseo por funicular y teleférico llevará a los turistas desde el centro de la ciudad hasta la cumbre del Hafelekar en 20 minutos, desde donde se obtiene una excelente panorámica de la metrópoli y sus alrededores. Si es posible llegar al amanecer, se obtienen las mejores vistas y se evita, de paso, la llegada en masa de los turistas.

Frente al Nordkette funciona el Zoológico Alpino, así que al descender de la montaña los visitantes pueden visitar este lugar si cuentan con algún tiempo extra.

Repostería alpina

Austria es un país de café, pero también posee una deliciosa cultura repostera. La Sacher Torte es un pastel de chocolate denso con fina capa de mermelada de albaricoque, cubierto con glaseado de chocolate negro. Uno de los postres más famosos –y contundentes- en esta región de Austria.

En el Palacio Imperial de Innsbruck funciona el elegante Café Sacher, donde se puede disfrutar de una de las mejores tortas de este tipo en toda la ciudad. Los turistas pueden degustar este dulce en un ambiente antiguo de la casa de los Habsburgo, por siete euros y acompañarlo con un buen café o una taza de té.

Innsbruck Panorama Nordkette
Vista de la ciudad desde la corrdillera de Nordkette. 

Gastronomía tirolense

Las clásicas construcciones alpinas austríacas se pueden visitar en el casco antiguo de Innsbruck. Weisses Rössl es un encantador hotel con paredes antiguas, paneles de madera, techos con vigas y mucha comida típica.

Desde el 1600 invitados y turistas de todas partes han comido y dormido en este lugar especializado en gastronomía casera tirolesa, como el Käsespätzle, una especia de pasta hecha de sémola y perfecta para acompañar cualquier tipo de carne. De postre, los huéspedes no pueden perderse el Kaiserschmarrn, uno de los postres más conocidos de la cocina austriaca.

Käsespätzle
Típico Käsespätzle del Tirol. 

Más vistas

Innsbruck es una ciudad enclavada en las montañas, por lo tanto no es extraño que cuente con tantos miradores alrededor. Lichtblick es un restaurante ubicado en la planta superior del Rathausgalerien, donde también funcionan un centro comercial y el ayuntamiento. En este local de comidas se sirve un menú mezcla de cocina austríaca, estilo mediterráneo y fusión con sabores asiáticos.

Para seguir con la temática de los miradores, luego de la cena se puede disfrutar de una copa en el Bar 360. Uno de los lugares con los mejores cocteles en la ciudad y desde donde se obtienen vistas de 360º de la ciudad (en honor a su nombre).

360 bar innsbruck
Vistas de 360º desde el Bar 360 en el centro de la ciudad. 

Un museo de fantasía

El arte abstracto va de la mano con la joyería en esta ciudad. Y es que los fanáticos de las joyas tiene un lugar propio en Innsbruck. Un encantador museo es el Kristallwelten Swarovski, donde los cristales son los protagonistas y se destacan gracias a creativas obras de arte.

Una propuesta innovadora y de fantasía a la que se llega desde el centro de la ciudad en un servicio de bus especial que conduce a los turistas hasta la entrada de este museo que juega continuamente con el espectador por medio de reflejos, dimensiones, brillos y reflejos de estos populares cristales. 

Swarovski Kristallwelten
Árboles con hojas de cristales de Swarovski en el Museo Kristallwelten Swarovski. 

 

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