Cinco hoteles de Ámsterdam donde te dará pena tener que dormir

La capital turística de los Países Bajos reconvierte toda clase de edificios en alojamientos para tener una experiencia única

¿A alguien se le ocurriría pagar por dormir en una cárcel, en una barcaza, en la caseta del vigilante de un puente o en una torre industrial? Pues los turistas que llegan a Ámsterdam aceptan con gusto esta nueva experiencia de alojamiento. Y no se arrepienten.

En los Países Bajos siempre se las ingeniaron para vivir con comodidad en espacios reducidos. Por ello sus habitantes tienen un largo historial en rehabilitar edificios e incluso embarcaciones para adaptarlas como viviendas u hoteles. Estas son las propuestas más innovadoras y extrañas para dormir en Ámsterdam.

Cada habitación es una historia

Ya su nombre indica que la ironía y el humor es el sello de Hotel no Hotel. Cada una de sus 20 habitaciones son distintas. Uno puede elegir en la ambientación de un antiguo tranvía de Ámsterdam, en un dormitorio oculto tras una puerta secreta, en un poblado español o en una casa mexicana.

hotel no hotel

El colectivo de diseñadores Collaboration-O con el estudio Arno Coenen-Iris se encargaron de dar una vida diferente a habitación, que están equipadas con todas las comodidades.

Su restaurante es un homenaje al actor Kevin Bacon (?!) y es ideal para probar platos livianos antes de sumergirse en una de las habitaciones temáticas.

Dormir en una prisión

Los Países Bajos pueden ser el paraíso de cualquier gobernante. La caída del crimen del 27% entre 2011 y 2015 llevó a que las cárceles queden vacías. Por ello las autoridades decidieron darle una nueva vida a la prisión de Bijlmerbajes, cerca de la estación de trenes de Amstel.

The Movement Foundation junto con Booking transformaron el presidio en un hotel pop-up, que funcionará hasta septiembre. Allí los huéspedes pueden alojarse en habitaciones que fueron mejoradas para darle una cara más amable, pero otras conservan la ambientación original para los que gustan de sentir emociones más fuertes.

movement

Los empleados del hotel-prisión son refugiados que llegaron al país, y la experiencia pop-up les servirá para capacitarse y buscar trabajo.

Una noche en una barcaza

Vivir en barcazas fue una de las soluciones a las que tuvieron que recurrir los habitantes de Ámsterdam después de la Segunda Guerra Mundial para solucionar su crónica falta de viviendas.

La misma lógica se aplicó al sector de la hostelería, y en la ciudad de los canales hay numerosas embarcaciones que permiten pasar una o varias noches con total comodidad.

houseboat

Estas barcazas cuentan con un dormitorio con cama doble, y en muchos casos también con un sofá-cama que permite alojar a dos personas más.

Equipadas con todas las comodidades, en verano estos alojamientos son ideales para tomar una copa en su cubierta.

La torre propia

Como si fuera un cuento de los hermanos Grimm, en Ámsterdam es posible dormir en una torre. Hotel de Windketel es una construcción que durante el siglo XX pertenecía al servicio municipal de aguas. Son cinco edificios, y la torre es la más pequeña, que se levanta como un guardián solitario.

Hotel de Windketel

Reconvertido en hotel, cuenta con tres plantas y está equipado con lujosos detalles. Además su distribución permite que haya luz exterior desde todos los ángulos. Para relajarse, el predio cuenta con un bonito jardín para pasear.

La caseta del guardián

En Ámsterdam persisten las casetas donde vivía el empleado que se encargaba de subir y bajar el puente cuando una embarcación pedía paso por el Cinturón de Canales. Con la llegada de los controles automatizados, este trabajo quedó anacrónico y las casetas fueron abandonadas.

Pero la cadena Sweets se encargó de rehabilitar 28 de estos pequeños hogares como habitaciones de hotel, aptas para alojar a dos personas.

Las hermosas vistas se suman a la tranquilidad de alojarse en una habitación sin vecinos en varios metros a la redonda.

Sweets Hotel Brugwachtershuisje

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