Gare du Sud: de estación abandonada a nuevo templo gourmet de Niza

Con más de 130 años, logró esquivar la demolición y ahora es epicentro de arte, cultura y propuestas gastronómicas

Hasta 1991, cuando uno llegaba a la Gare du Sud (la Estación del Sur) de Niza era para tomar un ferrocarril hacia la ciudad de Digne-les-Bains y el departamento de Alpes de Alta Provenza. Treinta años después de su cierre, la hermosa estación diseñada originalmente por Gustave Eiffel ha vuelto a la vida convertida en un mercado gourmet. ¿Lo mejor? Si antes permitía adentrase en una región ahora nos lleva de viaje, a través del paladar, a todo el mundo.

Entre sus antiguas vías y mientras se contempla su impresionante arquitectura, se puede además degustar en la nueva Gare du Sud todo tipo de platos preparados por chefs locales, pero también tomar una copa, ver una exposición o escuchar música mientras se curiosea entre todo tipo de tiendas delicatesen y vintage.

Inaugurada en 1892, la estación dejó de funcionar en 1991 y estuvo a punto de ser demolida. Un año después se catalogó como Monumento Nacional

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De la demolición al renacer

Ubicada en el barrio de la Libération, en pleno centro de Niza, y con 130 años a sus espaldas, la antigua estación de ferrocarril cuenta con una vida llena de vidas.

El nuevo punto de encuentro en Niza. Foto Gare du Sud

El nuevo punto de encuentro en Niza. Foto: Gare du Sud.

Fue diseñada por el arquitecto Prosper Bobin para la Compagnie des Chemins de fer du Sud de la France y su construcción se extendió de 1890 a 1892.

De elegante estilo neoclásico y monumental fachada, los pabellones laterales se decoraron con con azulejos de cerámica, pinturas y trabajos en piedra. Encima de esto había un techo inclinado con tejas de terracota, parapetos y acabados. El espacio de los andenes, construido en metal y de marcado carácter industrial, fue diseñado por Gustave Eiffel para servir como pabellón ruso y austrohúngaro en la Exposición Universal de París (1889), y se agregó a la estación en 1891.

En 1991 se retiraron de sus vías los últimos trenes y la actividad se trasladó a la nueva estación de Niza CP. Aunque el plan inicial pasaba por su demolición, la fachada fue catalogada como Monumento Histórico en 2002 y el interior de la estación en 2005. Y el conjunto se salvó. El arquitecto Pierre-Louis Faloci ideó una reconstrucción que incluiría una biblioteca multimedia y un complejo deportivo, así como la Escuela de Bellas Artes.

El último inquilino, sobre lo que fueran los antiguos andenes, se sumó el pasado 2019, con la apertura de un mercado gastronómico y cultural que, algún modo, recupera el sentido original de la infraestructura, ya que propone un viaje -esta vez con el paladar- a diferentes rincones de Francia y del mundo.

AdemaÌs de un gran bar central y 30 puestos tambieÌn se puede disfrutar de la terraza. Foto: Gare du Sud.

Alrededor de 30 puestos y tiendas se suceden en torno a los antiguos andenes Foto: Gare du Sud.

Viaje culinario

La nave central de la estación, de unos 1.500 m2 acoge el grueso de propuestas, a la que se ha sumado una entreplanta de 1.000 m2 adicionales. Ya punto de encuentro establecido para los habitantes de Niza, son también cada vez los visitantes que se dejan caer por sus establecimientos. Todo enmarcado por una exótica vegetación al estilo de los jardines de invierno clásicos, así como por las tonalidades amarillas que recrean la calidez de la ciudad vieja.

Alrededor de un amplio bar central que se abre bajo una gran bóveda de 18 m de altura, completamente rehabilitada, se ubican grandes mesas corridas y hasta una treintena de puestos entre los que encontrar desde sushi a curry, desde salmón ahumado noruego a helados italianos pasando por bocados libaneses, hot dogs y tacos mexicanos y, por supuesto, todos los sabores imaginables del sur de Francia.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Sabor a sur

Es el caso de Nicolás Alzieri, productor artesano de aceitunas -además de molinero y confitero- donde degustar este manjar en todas sus variedades posibles, desde el paté al aceite de oliva.

En Chez Mad debemos probar el pan bagnat, algo así como una hamburguesa al estilo provenzal y en la que en un gran pan redondo encontraremos huevo duro, atún, lechuga, tomate, pimiento, cebolleta, habas, aceitunas, alcachofa, apio, anchoas y, obviamente, aceite de oliva. La socca, una especie de tortita hecha con harina de garbanzos, agua y aceite de oliva, y la daube (a base de carne de buey marinada en vino tinto y tomate) son otras de sus especialidades imprescindibles.

En la Maison du Citron (¿hay algo más refrescante que un puesto llamado Casa del Limón?) se pueden saborear todo tipo de propuestas, tanto dulces como saladas, con esta fruta como protagonista, mientras que en Aix & Terra es obligatorio pecar con sus raviolis a la tapenade, tostas de pissaladière y otras recetas -clásicas pero versionadas- que evocan el arte de vivir elegante y lleno de encanto de Aix en Provenza.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Maison de la Truffe

No hace falta dar muchos más detalles sobre lo que encontraremos en la Maison de la Truffe, mientras que la Cave de Hub es el lugar perfecto para probar todo tipo de vinos naturales, quesos y embutidos.

Justo en el centro, la Vie en Rose, un claro guiño a la célebre canción de Edith Piaf, sirve sin descanso vinos, cócteles o zumos bio acompañados de pequeños bocados elaborados con conservas y otras delicatesen de la región.

El encanto de la Costa Azul

Entre las propuestas gastronómicas hay espacio también para descubrir tesoros llenos de encanto, como los que encontremos en Kilo Shop y Emmaüs, cuya venta de productos vintage tiene además fines solidarios, o en Baudoune, especializado en bolsos y todo tipo de marroquinería.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Sus puestos están ubicados en la entreplanta, un lugar que además ofrece una excelente perspectiva sobre los detalles arquitectónicos que evocan la belle époque y el estilo art déco de la estación, así como sobre las actuaciones de DJ’s que se suceden en el espacio central o las exposiciones temporales que acercan el arte de todo tipo de artistas a los visitantes de la estación.

¿Una última pista? no dejes de localizar un hueco en una de las encantadoras terrazas que, junto a los bares, permiten disfrutar de tu plato bajo los agradables rayos de sol de la Costa Azul.

a.
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