Gambia: el edén africano con alma caribeña

Playas relajadas, lujosos resorts y hoteles boutique y una naturaleza desbordante se conjugan para vivir una aventura en la costa de la eterna sonrisa

¿Puede un país con solo 80 km de costa ser una potencia del turismo de playa? La respuesta -afirmativa- la encontramos en Gambia, un pequeño país africano lleno de sorpresas que lleva décadas ofertando sus fantásticos arenales.

Aunque las aguas del Atlántico no son en absoluto cristalinas, sí lo son las sonrisas de los gambianos, uno de los pueblos más amables de África occidental, no solo los que viven en la franja costera, cerca de los resorts donde se mueven los turistas, también los del interior del país, donde la naturaleza se muestra en su estado más virgen.

Aunque las aguas del Atlántico no son en absoluto cristalinas, sí lo son las sonrisas de los gambianos, un pueblo alegre que desprende alegría y buen rollo

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En el corazón de Gambia residen pueblos indígenas que aún conservan hábitos de vida ancestrales que los habitantes de las dos grandes ciudades de la costa, Banjul -la capital administrativa- y Serekunda -la capital económica-, ya han olvidado.

La costa de la sonrisa

Antes o después de la vivir una aventura en el curso medio del río Gambia, verdadera columna vertebral del país, hay que pasar unos días en la costa, donde podemos encontrar todo tipo de resorts, desde los más lujosos y tradicionales a hoteles boutique que en algunos casos disponen de suites con piscina semiprivada, como es el caso del recién estrenado Balafon Beach Resort.

Senegambia Highway es la avenida que bordea el océano y que concentra la mayor parte de hoteles de playa, así como los restaurantes y locales nocturnos más animados

Balafon Beach Resort, Gambia.
Balafon Beach Resort, Gambia.

La gran mayoría de estos hoteles se encuentran junto a la Senegambia Highway, la avenida que bordea el océano donde están los restaurantes y locales nocturnos más animados.

Para cenar las opciones empiezan en 3 Chicks & Grill, restaurante administrado por tres jóvenes hermanas de origen libanés, representantes de la comunidad que llegó desde Oriente Medio para encontrar en África Occidental un lugar desde el que hacer negocios y comerciar.

Su propuesta de gastronomía oriental contrasta con la del Poco Loco, un local donde gambianos y turistas se mezclan y disfrutan junto al mar de las especialidades locales y de la música interpretada por artistas del país.

Ida Chan es la impulsora de la experiencia Cooking with Ida. Foto José María de Pablo.
Conocer a Ida Chan es obligado para introducirnos en la cocina tradicional gambiana. Foto José María de Pablo.

Al margen de los grandes restaurantes turísticos encontramos en la zona otras alternativas para conocer a fondo la cultura culinaria gambiana. Un buen ejemplo es la experiencia que la empresaria Ida Cham Njai ofrece en su casa, situada en Brufut, donde ha creado un espacio donde compartir vivencias y dar a conocer a los visitantes los pasos necesarios para elaborar un benachin, el plato más popular que se toma en las fiestas, ceremonias o cuando un amigo viene a casa.

Ida Cham nos guía entre el caos de puestos multicolores de verduras, ropa y pescado para adquirir los productos necesarios para elaborar en su propia casa una receta tradicional gambiana: el benachin

La clase magistral empieza después de haber pasado por el ropero donde Ida guarda una ingente cantidad de trajes tradicionales. De esa guisa, el grupo se desplaza a hacer la compra al mercado callejero de Tanji, un pueblo de pescadores al que hay que acudir más tarde, al atardecer, a ver uno de los espectáculos que la rutina de esta gente nos regala a diario: el desembarco de las capturas, al que acude en masa toda la población formándose un escena épica de gran belleza.

La llegada de los pescadores a Tanji es un espectáculo diario. Foto José María de Pablo.
La llegada de los pescadores a Tanji es un espectáculo diario. Foto José María de Pablo.

El desembarco de capturas en el puerto de Tanji es un espectáculo diario: la población se acerca hasta las embarcaciones a recoger el pescado formando un escena épica de gran belleza

Cultura ancestral

A las afueras de Tanji encontramos un museo etnográfico que ofrece un recorrido por las culturas tribales que habitan las dos orillas del río Gambia, desde su desembocadura hasta el punto donde termina el país, 400 km río arriba. 

Las chozas habilitadas para la exposición nos cuentan historias de la vida en familia, siendo especialmente llamativa la poligamia, costumbre que, aunque está en recesión por motivos económicos, aún persiste entre algunos pueblos.

En el Museo de Tanji es posible ver tocar en directo los tambores hechos con madera de caoba o la kora, el instrumento de cuerda más representativo de la música tradicional de África Occidental

Museo etnográfico Tanji. Foto José María de Pablo.
Museo etnográfico Tanji. Foto José María de Pablo.

La música y la artesanía tienen su espacio en el Museo de Tanji, donde es posible ver tocar en directo los tambores hechos con madera de caoba o la kora, el instrumento de cuerda más representativo de la música tradicional de África Occidental, representada en la figura del griot, un músico errante equivalente al bardo europeo.

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Naturaleza salvaje

Los fanáticos de las serpientes y otros animales de sangre fría no pueden dejar de visitar la granja de reptiles de Kartong, un proyecto impulsado por un expatriado francés en cuyas instalaciones se trabaja para recuperar hasta 29 especies de serpientes autóctonas rescatadas de una muerte segura.

La lucha libre senegalesa es uno de los deportes nacionales que se practica, de forma imprivisada, en cualquier playa del país

Más reconocimiento que estas serpientes tienen los cocodrilos que moran en el lago sagrado de Kachikally, un lugar próximo a Banjul al que aún acuden las mujeres en busca de fertilidad. La visita al lago sagrado incluye la oportunidad de posar junto a los cocodrilos recién alimentados, a los que incluso se puede tocar siempre siguiendo las instrucciones de los guías. 

Tan fieros o más pero menos peligrosos parecen los participantes en los combates de lucha libre senegalesa, una modalidad deportiva que consiste en sacar al contrincante fuera de la pista, delimitada por un círculo de sacos de arena. Esta modalidad de lucha tiene lugar de manera improvisada en cualquier playa del país, pero si no se quiere esperar, lo mejor es ir a Paradise Beach donde todos los domingos tienen lugar peleas para disfrute de los turistas.

Lucha senegalesa en la playa. Foto José María de Pablo.
Lucha senegalesa en la playa. Foto José María de Pablo.

Los luchadores son pescadores, muchos de ellos senegaleses, pero su envergadura y musculosos cuerpos hacen pensar que se trata de personajes de ‘Masters del Universo’.

Isla Kunta Kinteh

El punto histórico y cultural más importante de Gambia es la Isla James, un lugar de triste memoria. En esta isla situada no muy lejos de la desembocadura del río se encuentran los restos del fuerte en el que se encerraba a los esclavos capturados en la zona antes de ser embarcados a América.

Jermaine Jackson, hermano de Michael Jackson, vino a Gambia, igual que otros muchos afroamericanos, buscando sus raíces, y rebautizó el lugar como isla Kunta Kinteh, en honor al esclavo gambiano que protagonizó ‘Raíces’, célebre novela de Alex Haley llevada a la pequeña pantalla en 1977.

Se calcula que 25 millones de personas de raza negra en el mundo son originarios de las orillas de este río.

Babuinos en una carretera principal. Foto José María de Pablo.
Salvaje… y muy cerca. El contacto con la naturaleza es una constante en Gambia. Foto José María de Pablo.

Gambia no es país para ver a los grandes de la fauna salvaje, sino para centrarse en los más pequeños y bellos de todos, los pájaros. La abundancia de comida y agua hacen del corredor fluvial gambiano un verdadero paraíso de los avistadores de aves. El mejor lugar para disfrutar de todas ellas es el humedal de Bao Balong, que se puede recorrer a bordo de bote con las explicaciones de un guía naturalista.

En el interior del país, un proyecto llamado Ndemban Homestay permite al viajero pernoctar en casas particulares de familias: perfecto para ayudar al desarrollo económico de la zona y vivir una aventura inédita e inolvidable

Para ver hipopótamos hay que adentrarse más al interior, hasta Kantaur, área también famosa por los círculos megalíticos de Wassu, declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2006.

El alojamiento en el interior es bastante básico, pero a cambio encontramos una experiencia auténtica que incluye el contacto con los pobladores, encantados de ver viajeros por sus tierras, incluso de recibirlos en sus casas. De hecho, la oficina de turismo promueve un proyecto llamado Ndemban Homestay que por permite al viajero pernoctar en la casa de una familia en una aldea del centro del país, por lo que podremos ayudar al desarrollo económico de la zona y vivir una aventura inédita e inolvidable.

Gambia está a seis horas de avión desde la península. La aerolínea Binter Canarias ofrece 1 vuelo directo todos los sábados del año entre Madrid y Banjul vía Las Palmas de Gran Canaria. 

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