Estación de Canfranc: de almacén de oro nazi a hotel de lujo

En su noventa cumpleaños, la mítica estación de los Pirineos se transformará en un complejo turístico de primer nivel

Con una tumultuosa historia, en la que fue escenario de evasión de judíos del régimen de Hitler pero también almacén de oro y wolframio nazis, la estación internacional de Canfranc, en Huesca, sale de su letargo para transformarse en un hotel de cinco estrellas, un museo del ferrocarril y un centenar de viviendas.

El 18 de julio de 1928, el rey de España, Alfonso XIII, y el presidente de Francia, Gaston Dumergue, inauguraron la Estación de Canfranc y su primer tren comenzó a circular por el flamante túnel de Somport.

Noventa años después se ha colocado la primera piedra del proyecto que dotará de nueva vida a la estación, declarada Bien de Interés Cultural en 2002. Por un lado, la reapertura de la línea ferroviaria internacional, cerrada en 1970.

Noventa años después de su inauguración, se ha colocado la primera piedra del proyecto que dotará de nueva vida a la estación de Canfranc, que se convertirá en un complejo turístico y de ocio

Por otro, la recuperación de la explanada de Los Arañones, en la que se ubica el edificio principal de la estación, propiedad del Gobierno aragonés, y que acogerá la mayor parte de las intervenciones, que cuentan con un presupuesto de 27 millones de euros y estarán finalizadas en 2021.

Recuperar el esplendor perdido

La mayor parte del presupuesto se dirigirá a recuperar el antiguo esplendor del edificio principal de la estación, una impresionante construcción de 240 metros de largo, más de 9.000 metros de superficie y un total de 540 ventanas.

De estilo modernista, el edificio emerge a 1.194 metros de altitud en el corazón del pirineo aragonés –de hecho, es puerta de entrada para las vecinas estaciones de esquí de Astún y Candanchú-.

Estación ferrocarril Canfranc | EFE.
La estación ocupa un edificio modernista de principios de siglo XX. EFE.

El proyecto será realizado por la empresa Ingennus Urban Consulting y se ejecutará en cuatro fases: la construcción de un hotel, el traslado de la antigua parada de tren, la creación del centro de acogida de peregrinos y la apertura de un museo del ferrocarril.

La que fue la segunda terminal de ferrocarril más grande de Europa durante el primer tercio del siglo XX dejará así de ser la parada del mítico “canfranero” –que conecta la localidad con Zaragoza- para convertirse en un complejo turístico y de ocio.

Un hotel con aroma novelesco

El proyecto mantendrá la fachada, el volumen y el atrio original, así como las características del estilo modernista y art decò con que fue proyectado el edificio. Contará con cien habitaciones dos salones con vistas al Pirineo y un exclusivo restaurante divididos en las dos plantas.

El futuro hotel, que contará con 100 habitaciones, mantendrá la fachada y el atrio original, así como las características del estilo modernista y art decò con que fue proyectado el edificio

Aunque aún no se conoce el nombre de la empresa hotelera que lo gestionará, el estudio zaragozano encargado de las obras ha anunciado que será un establecimiento de cinco estrellas que usará criterios de eficiencia energética para garantizar su hermeticidad y, a la vez, preservar el medio ambiente.

De forma paralela se construirá una gran plaza central con tiendas, una zona verde de 14 hectáreas y una nueva terminal de tren que se ubicará en la zona oeste del complejo y a unos 60 metros en paralelo a la estación original.

También se prevé la construcción de un centenar de viviendas y la transformación del antiguo depósito de locomotoras en un museo dedicado a la historia del ferrocarril.

Estación de Canfranc. Turismo de Aragón
Desde 1970 solo circula el convoy que conecta la localidad con Zaragoza.

Además, se remodelará otra de las construcciones originales, el conocido como “dormitorio de los maquinistas franceses”, para convertirlo en centro de acogida de peregrinos y así impulsar el Camino de Santiago a su paso por Huesca.

Una historia repleta de aventuras

Tras su puesta en funcionamiento en 1928, la estación protagonizó una historia tumultuosa, especialmente en los años cuarenta. En esa época, y tras un periodo sin actividad entre 1936 y 1940 con motivo de la Guerra Civil, la zona cobró un nuevo interés.

Espías, conexiones con nazis y transporte de oro han hecho de la estación de Canfranc un foco de atención para historiadores y curiosos durante años.

Espías, conexiones con nazis y transporte de oro han hecho de la estación de Canfranc un foco de atención para historiadores y curiosos durante años.

Así, según documentó Ramón J. Campo, autor del documental Juego de Espías, a través de Canfranc se transportaron toneladas de wolframio y otros materiales con destino en la industria bélica de la Alemania nazi.

Estación Canfranc 1970 EFE
El tráfico internacional se interrumpió en Canfranc en 1970 tras el descarrilamiento de un tren. EFE.

En pago, los vagones volvían hacia España repletos de oro saqueado en toda Europa -hasta 86 toneladas, según J. Campo-. En esos años, Canfranc fue un importante centro de trabajo para espías de uno y otro bando.

Pero también, añade, “fue el tren de la libertad, que permitió a miles de judíos, entre ellos Marc Chagall y Max Ernst, huir del horror nazi, entrar en España y desde allí marchar a América».

En 1970, un tren de mercancías descarriló en el puente de L’Estanguet, provocando su derrumbe y el cierre del tráfico ferroviario internacional, si bien continuó circulando el convoy que une la localidad con Zaragoza.

a.
Ahora en portada