El terrorismo golpea a Túnez, rival turístico español

El país africano volvía a erigirse como un competidor tras haber superado el bache económico de la Primavera Árabe. El atentado se salda con 22 muertos, 17 de ellos turistas. Entre los fallecidos, un matrimonio de jubilados españoles.

La masacre en el Museo Bardo de Túnez es un duro revés para su recuperación económica, cuyo pilar fundamental es el turismo. El país, que se había sobrepuesto a la resaca de la Primavera Árabe, tiene una fuerte dependencia a esta actividad económica que, si se calcula incluyendo su impacto indirecto, alcanza el 15% del PIB. Para todos los empresarios españoles, la vuelta al ruedo de este rival suponía un factor a tener en cuenta de cara a la próxima temporada.

El golpe para la economía de Túnez es devastador. La muerte de 17 turistas —entre ellos un matrimonio de jubilados españoles— es una imagen que cala entre los clientes. Martí Sarrate, presidente de ACAVE, una de las patronales de agencias de viaje con más implantación en España, reconoce que la tragedia echa por los suelos los esfuerzos del país por volver a situarse como un rival de entidad. «Se habían superado cuatro años de sufrimiento», sentencia.

Túnez recibió en 2010 siete millones de visitantes extranjeros. Tras los efectos de la Revolución de los Jazmines al año siguiente, los registros cayeron por debajo de los cinco. Este año, el país esperaba rozar niveles parecidos a los conseguidos hace cinco años.

Ahora, todo está en duda. Incluso la Organización Mundial del Turism (OMT) ha emitido un comunicado para, además de condenar el atentado, ofrecer su apoyo a la industria. «El turismo es un salvavidas para la economía del país y continuaremos dando apoyo para asegurar que esta actividad económica genera desarrollo y oportunidades para el pueblo tunecino», asevera en el comunicado.

¿Qué teclas había tocado Túnez para volver a mostrarse como un rival para España? Parte de esa recuperación era la mejora de la conectividad aérea. El nuevo gobierno tunecino es más proclive a abrir la competición con Tunisiair –la aerolínea gubernamental–. Además, las compañías extranjeras han vuelto con cuentagotas al país. Vueling ha reforzado rutas desde Madrid y Barcelona hacia el país africano. Asimismo, easyJet ha recuperado una conexión de verano a Monastir, un popular destino vacacional en el país del jazmín. Por su parte, la joven aerolínea privada Shypax ya vuela de la capital tunecina a Tripoli, París y Montréal.

Por otro lado, los grandes turoperadores como Thomas Cook o TUI ya se habían reconciliado con el turbulento destino. La llegada de operadores y la mayor conectividad convencieron al Ministerio de Turismo tunecino, que en sus previsiones pasaban por anotarse 11 millones de visitantes en 2018.

El turismo español, que cerró el 2014 con récord de visitantes extranjeros, contemplaba la recuperación de Túnez y Egipto como un valor macroeconómico a tener en cuenta para este ejercicio. Empresarios, como Simón P. Barceló, uno de los tótem del sector, se refirió en su conferencia en el Círculo de Economía de Barcelona a los países africanos como unos rivales que elevarían la competencia para los resorts de su compañía en Baleares y Canarias.

No obstante, la inestabilidad en el país, apea a Túnez de esa primera división del Sol y Playa en el Mediterráneo, donde sí se encuentran países como Grecia, Croacia o Turquía. No es un caso único. Egipto aún no ha logrado volver a la normalidad. Sin ir más lejos, a mediados del mes pasado sufrió un atentado. Si bien no se golpeó un punto turístico, el ataque terrorista fue en el centro de El Cairo.

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