¿Y si El Prado es también un museo de botánica?

El libro ‘El jardín del Prado’ de Eduardo Barba Gómez combina la botánica con el arte con una selección de 45 plantas que aparecen en grandes obras maestras

Hay varias maneras de recorrer el Museo del Prado. Puede ser por períodos históricos, movimientos artísticos, siguiendo la carrera de un artista en particular o ver los diversos retratos a un personaje histórico o de una ciudad determinada. Pues ahora podemos establecer una nueva forma: descubrirlo por medio de un viaje botánico.

Esa es la idea de El jardín del Prado (Editorial Espasa), libro de Eduardo Barba Gómez que combina la botánica con el arte.

La costumbre de contemplar balcones

El autor es jardinero, botánico, paisajista y profesor de jardinería. Y como si no tuviera suficiente, también es apasionado por el arte.

Durante su niñez Barba Gómez tenía la costumbre de mirar a los balcones e intuir cómo eran sus residentes de acuerdo al cuidado (o desidia) que tenían de sus macetas y flores.

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Y esa misma fijación la trasladó a uno de los jardines botánicos más grandes que nos podemos encontrar en Madrid, un catálogo de plantas casi inabarcable que está detenido en el tiempo, atrapado por los marcos de madera: el de las obras del Museo de Prado.

El Parnaso

Laureles presentes en ‘El Parnaso’, de Nicolas Poussin. Imagen: Museo Nacional del Prado.

El autor ha recorrido los pasillos una y otra vez, atento tanto a la explosión flora que hay en obras como en Florero de Cristal, de Juan de Arellano o La Abundancia de Jan Brueghel El Viejo; como en sutiles y tímidas apariciones de un tallo o un pétalo como el tulipán de El rapto de Prosperina de Rubens, o el imperceptible trébol blanco en La fuente de gracia, del taller de Jan Van Eyck.

Tres maneras de conocer el arte y la botánica

Barba Gómez realiza cada presentación por tres vías: su experiencia personal con el cuadro o la planta protagonista, una explicación de corte botánico y los detalles artísticos de la elección de la planta, ya sea el sentido de gloria de laurel (una de las más repetidas en el catálogo del Prado) o la idea de virginidad y pureza de las azucenas (habituales en piezas religiosas).

De las plantas que más aparecen en los cuadros se encuentra el laurel, símbolo de poder y gloria

En algunos capítulos El jardín del Prado es una guía que uno puede llevar en la visita al gran museo madrileño para explorar detalles que siempre se le habían pasado por alto.

La AnunciacioÌn

En ‘La AnunciacioÌn’ de Fra Angélico hay 35 especies vegetales. Imagen: Museo Nacional del Prado

Los detalles del ‘Jardín de las Delicias’

Uno de los ejemplos más ilustrativos es con el Jardín de las delicias, esa explosión de surrealismo renacentista que el talento de El Bosco desplegó en un tríptico.

“El Jardín de las delicias es una sorpresa continua. Parece que todo se queda en la gran cantidad de frutos de colores rojizos, azulados y negruzcos, pero hay mucho más, tan rico y extraño como correspondería a la imaginación del Bosco. Este pintor disfruta creando quimeras vegetales, y mezcla para ello trozos de distintas plantas para crear una sola”, describe Barba Gómez.

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De esa obra, el autor resalta que se puede detectar una aguileña, que como un fruto del pecado mortal, se usaba como infusión pero que era letal en dosis más elevadas.

TriÌptico del JardiÌn de las delicias

Explosión vegetal en ‘El jardiÌn de las delicias’ de El Bosco. Imagen: Museo Nacional del Prado

La explosión botánica de Brueghel

Gracias a este libro uno puede saber que en La Anunciación de Fra Angélico se despliegan 35 especies, o que Antonio Moro buscó una contraposición entre el rostro severo de María Tudor y la elegante rosa de boticarios, que aporta una mínima cuota de color ante una obra de tonos oscuros.

La selección de Barba Gómez es para que los lectores planten en sus casas flores que pueden encontrar en los cuadros de El Prado

Barba Gómez identificó más de 500 especies vegetales, y si tiene que premiar al artista que presentó la mayor profusión botánica, ese es Jan Brueghel El Viejo, que ha pintado cerca de 200 variedades, algunas de ellas en exclusiva. Muchas aparecen en la serie que ha realizado con Rubens para retratar a los sentidos, pero en El Olfato bate los récords al agrupar más de 60 en un solo lienzo, de la que en su análisis destaca el lilo.

'El Olfato', de Jan Brueghel el Viejo y Pedro Rubens.

‘El Olfato’, de Jan Brueghel el Viejo y Pedro Rubens. Imagen: Museo Nacional del Prado

Llevar el arte a la casa

Hay plantas raras y flores inventadas, pero la selección de 45 especies no es casual. La idea es que sean accesibles a cualquier persona, que cuando el lector descubra El jardín del Prado vaya al vivero más cercano y compre semillas o tallos para plantarlo en un cantero o maceta, como para que esa pequeñas obras de arte llamada hoja o flor esté presente en cualquier balcón. Como los que Barba Gómez miraba desde pequeño.

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