El otoño mágico llega a los valles de Extremadura
El valle del Ambroz, uno de los más bonitos de la provincia de Cáceres, festeja los cambios que trae el otoño con un animado programa cultural y gastronómico
Es el extremo de Extremadura. En su franja norte, fronteriza con Castilla y León, se despliega el Valle del Ambroz, una comarca de sierras de 2.000 metros que abrazan las planicies y dehesas con un microclima sorprendente en el otoño.
Esta es quizás la estación más bonita para descubrir este valle, gracias al regalo de la naturaleza por medio de extensas formaciones de castaños que cambian sus copas del verde estival a una diversa gama de tonos ocres, amarillos, rojos y marrones.
Si bien los castaños son los grandes protagonistas de esta transición cromática, también hay un número importante de abedules, acebos y robles que aportan más biodiversidad a estos parajes.
El otoño mágico
Esta semana las villas que conforman el Valle del Ambroz presentan una nueva edición del Otoño Mágico, una serie de actividades culturales que homenajean a la naturaleza, y que sirve de impulso para practicar turismo interno y diurno en estos tiempos en que es obligatorio estar puertas adentro por la noche.
Desde este viernes 30 de octubre y hasta fines de noviembre se presentarán espectáculos de música tradicional y moderna, musicales, obras de teatro, shows de magia, actividades de circo y monólogos en los centros culturales y pabellones de los pueblos del valle.
Una intensa agenda de actividades culturales y al aire libre festeja el cambio cromático del Valle del Ambroz durante el otoño
Pero también habrá una variada agenda de actividades al aire libre, como concursos de pesca, rallys fotográficos, paseos en bicicleta o a pie, búsqueda de setas, jornadas gastronómicas y un atractivo geocaching, donde la tecnología de los móviles servirá para recorrer las cercanías de la localidad de Abadía y capturar tesoros virtuales.
La delicia de las castañas asadas
El primer fin de semana de noviembre se presenta una de las fiestas tradicionales más esperadas (y sabrosas): la Gran Calbotá.
Los calbotes son las castañas asadas, y cientos de personas llegan para saborear este manjar de la tierra, regados con sangría y acompañados de higos secos, mientras suenan grupos folclóricos.
El pasado judío de Hervás
Los pueblos del Valle ofrecen una combinación equilibrada de naturaleza, patrimonio histórico y tradiciones.
El kilómetro cero de los circuitos por la comarca es Hervás, que Unamuno lo recordaba “con sus castañares recoletos, en la falda de la sierra que hace espalda de Castilla”.
Allí cerca se encuentra el Monte Castañar Gallego, durante siglos proveedor natural de madera para las construcciones locales y de las artesanías de la actualidad; y de una belleza que compite con el Castañar del Duque, otra formación de gran importancia paisajística.
Pasear por Hervás es abrir una puerta al tiempo, con una judería que es su seña de identidad. Sus calles estrechas, sus casas de adobe, madera y tejas son un ejemplo de arquitectura tradicional y sostenible que persiste por los siglos.
Esta villa es integrante de la Red de Juderías Caminos del Sefarad, y cuando se pasea por calles como El Rabilero, de la Amistad Judeo-Cristiana, el Callejón de los Cofrades y el Vado se entiende el cariño de los residentes con el patrimonio de su pueblo.
Hervás mantiene una rica tradición de artesanías y ebanistería, así como de prendas de piel y de cuero que se elaboran en pequeños talleres bajo saberes ancestrales.
Palacios y conventos
También es muy rico el patrimonio histórico de Abadía, cruzada por el río Ambroz, con su puente medieval y el Palacio de los Duques de Alba (o de Sotofermoso), con su patio mudéjar, sus jardines originarios del Renacimiento y en donde Lope de Vega se inspiró durante su prolífica carrera.
Conventos como De la Bien Parada o la Iglesia de Santo Domingo, conforman un recorrido por la historia que se suma a las dehesas y los cotos de los alrededores.
Huellas romanas y arte moderno
La historia también transcurre por Aldeanueva del Camino, atravesada por una calzada romana que conforma su arteria principal, con la interesante parroquia gótica tardía Nuestra Señora de Olmo, del siglo XV; y con el legado artístico del pintor y escultor Ángel Duarte en la Plaza del Colegio y en la del Mercado.
El alcornoque de la Fresneda es considerado como uno de los mayores ejemplares de esta especie en el mundo
Cerca de esta villa se encuentran árboles que impactan por su vigor a lo largo de las centurias, como el alcornoque de la Fresneda, considerado como uno de los mayores ejemplares de esta especie en el mundo; o los olmos con décadas a cuestas que se encuentran en la Plaza de las escuelas.
Detenido en el tiempo
Segura del Toro es uno de los pueblos más antiguos, con asentamientos prerromanos, y uno de los mejor conservados del valle, con sus casas tradicionales con sillares de piedra construidas sobre calles empinadas y con sus balcones y bajos siempre lleno de plantas y flores.
El mirador natural que ofrece permite contemplar los paisajes de Trasierra, en un entorno donde sobresalen restos de castillos templarios e iglesias renacentistas.
Pero uno de los atractivos naturales más destacados son los castaños del Temblar, árboles centenarios protegidos por la Junta de Extremadura, donde robles de troncos y copas añejas también imponen una presencia señorial.
Árboles centenarios
Sin embargo la mayor densidad de castañares del Ambroz se da en las cercanías de Casas del Monte, también en la falda de Trasierra, donde hay ejemplares catalogados como ‘árbol singular’ como el castaño de Corbiche.
Varios de estos se descubren cuando se transita a pie o en bicicleta la pista forestal que conduce al Valle de Jerte, uno de los recorridos por la comarca de recomendada belleza como la que ofrece la Vía Verde Camino Natural de La Plata.
Las dehesas del mirador de La Gargantilla y su culto a la trashumancia, así como la cultura ligada a la convivencia con el lobo, son otro de los atractivos de este valle, tan recomendados como los cerezos y ciruelos en terrazas que se despliegan en torno a esta población de montaña, donde vale la pena descubrir la arquitectura popular del barrio Perché.