El Cabanyal: la Valencia marinera renace como barrio de moda

Modernismo valenciano y una llamativa propuesta cultural y gastronómica en el Cabanyal, el pintoresco, colorista y mundano barrio marinero de Valencia

El barrio marinero de Valencia ha superado décadas de ostracismo y lucha de sus vecinos contra agresivos planes urbanísticos de antiguos gobiernos municipales para renacer en todo su esplendor. Hoy brilla como lugar de moda gracias a sus peculiaridades arquitectónicas y una seductora propuesta cultural y gastronómica.

Hoy es un placer pasear en el Cabanyal por las calles Sant Pere, La Reina o Escalant, salpicados de estrechos callejones, vecinos que se saludan y se paran a conversar, negocios familiares que han pasado por varias generaciones, y sobre todo, un clima de distensión y calma más acorde con el de un pequeño pueblo que de una gran ciudad como Valencia.

Los coloridos azulejos que revisten las casas del barrio del Cabanyal, además de decorativos, servían para proteger los edificios de la acción del salitre

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Modernismo valenciano

Desde un punto de vista arquitectónico, el Cabanyal muestra un insólito ejemplo de la confluencia de dos interpretaciones distintas del modernismo de finales del XIX.

En la calle La Reina destacan las fachadas adornadas con coloristas azulejos. Foto: Mikel Ponce.
En la calle La Reina destacan las fachadas adornadas con coloridos azulejos. Foto: Mikel Ponce.

Por un lado, el utilizado por la burguesía valenciana para construir sus residencias estivales, que refleja los modelos urbanos, mientras que el preferido por los obreros y pescadores es una recreación libre y original de dicho estilo.

Esto puede advertirse en las calles situadas de forma paralela a la costa, donde se hallan casas unifamiliares de dos alturas, típicas del modernismo popular, decoradas con azulejos de vivas tonalidades, que forman bellos diseños un tanto espontáneos e ingenuos y que además protegían, de forma barata y duradera, las viviendas frente al salitre del mar.

Un antiguo edificio industrial junto a la playa del Cabanyal renació como gran centro de cultura, ocio y gastronomía: la Fábrica de Hielo

En la actualidad, algunos de los edificios históricos del vecindario han sido restaurados y sirven para mostrar a los visitantes cómo era la vida en un barrio de pescadores y cómo ha cambiado. Las Reales Atarazanas, el Museo del Arroz o la Lonja del Cabanyal son algunas de las más interesantes.

Arte y cultura en el Cabanyal

Hoy en día, el Cabanyal presume de su saludable propuesta cultural en espacios como el Teatre El Musical (TEM), un centro construido en una antigua sala de cine de los años 20 y dedicado a los encuentros artísticos y culturales.

Exposición fotográfica en el Teatre El Musical (TEM). Foto: Mike Water.
Exposición fotográfica en el Teatre El Musical (TEM). Foto: Mike Water.

También imprescindible es La Fábrica de Hielo, un antiguo edificio industrial ubicado junto a la playa del Cabanyal donde se realizan talleres y eventos culturales de todo tipo.

Además, el pasado mes de mayo se pusieron en marcha en el barrio las primeras fiestas culturales Ruge Rosario, un evento multidisciplinar que apuesta por la tradición y la contemporaneidad en el barrio.

También, cada primavera, llega el Festival Cabanyal Intim de la mano de la compañía teatral Francachela Teatro, centrado en las artes escénicas y donde las obras se representan en el interior de casas particulares cedidas por los vecinos y otros espacios singulares del Cabanyal.

Entre los próximos 25 y 29 de septiembre se celebrará además la primera edición del VLC Barris en Moviment, un festival de arte urbano que tenderá lazos entre la cultura underground valenciana e italiana. Breakdance, writing, rap, hip-hop y trial bike tomarán las calles del barrio marítimo de Valencia durante esos días.

Fachada modernista fechada en el año 1919. Foto: Alex Crespo.
Fachada modernista fechada en el año 1919. Foto: Alex Crespo.

Disfrutar comiendo

Particularmente atractiva es la oferta gastronómica del barrio, de la mano de bares y restaurantes centenarios pero también otros de reciente apertura que ofrecen lo mejor de la cocina valenciana.

Para comenzar, nada mejor que dejarse caer por el Mercat del Cabanyal, edificado tras la riada que asoló Valencia en 1957. Además de los mejores pescados y mariscos, verduras y frutas, destaca por un entrañable ambiente de simpatía y buen rollo con los vendedores.

El Mercado del Cabanyal es perfecto para tomar el pulso al barrio. Foto: Abel Gimeno.
El Mercado del Cabanyal es perfecto para tomar el pulso al barrio. Foto: Abel Gimeno.

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Los clásicos

Junto al mercado, persisten antiguos negocios como el Restaurante Bodega Bar Flor (1893), que promete menús diarios y comida casera elaborada con los productos frescos adquiridos diariamente en el mercado.

En el número 69 de la vistosa calle José Benlliure, y tras una hermosa fachada modernista, se encuentra Bodega Casa Montaña (1836), lugar de encuentro de la intelectualidad valenciana y de una clientela heterogénea, que acude para disfrutar de sus habas cocidas (michirones), las majestuosas croquetas de bacalao con piñones, o la clóchina valenciana (mejillón).

También posee una de las mejores bodegas del mundo con más 20.000 botellas, lo que lo eleva a la categoría de espacio gourmet ineludible.

Fachada modernista de Bodega Montaña. Foto: Alex Crespo.
Fachada modernista de Bodega Montaña. Foto: Alex Crespo.

En la calle Cristo del Grao, Bodega La Peseta (1906), con su encanto centenario, despunta por su cocina de mercado a precios populares. Deliciosas tapas mediterráneas que varían diariamente según productos de mercado y verduras de huertos ecológicos, junto a pescados frescos de la lonja. Atractiva oferta de tapa con consumición a 1 euro.

A escasos metros de la casa en la que residió el escritor Vicente Blasco Ibáñez y frente al paseo marítimo de la playa de la Malvarrosa se halla Casa Carmela (1922), posiblemente uno de los mejores restaurantes de la ciudad para saborear la genuina paella valenciana cocinada con leña de naranjo. Lo dice la gran mayoría de los valencianos, incluyendo al gran chef dos estrellas Michelin, Ricard Camarena.

En la calle Progreso, Casa Guillermo (1957) sigue ofreciendo las anchoas introducidas por su fundador, preparadas tal y como él lo hacía, con aceite y ajos fileteados. Hay que probarlas en plato o en el bocadillo de anchoas más famoso de Valencia.

Música en directo en La Fábrica de Hielo. Foto: Josep Gil.
Música en directo en La Fábrica de Hielo. Foto: Josep Gil.

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Los más recientes

El pasado mes de mayo, en la calle Eugenia Viñes, abrió sus puertas Mercabanyal, un espacio gastronómico de aire desenfadado al aire libre. Construido a partir de contenedores de barco, cuenta con más de 1.200 metros cuadrados y está a escasos 30 m del Mediterráneo.

En la calle La Reina, Taska La Reina, inaugurada en 2015 y con decoración marinera, propone gustosas clochinas, pulpo y ostras valencianas, mientras que Mar d’Amura, un restaurante de cocina casera que aprovecha los productos frescos del mercado del Cabanyal, complementa su oferta con espectáculos de flamenco en vivo.

Elviento Bar es un buen lugar para disfrutar de buenas tapas valencianas. Probamos, por ejemplo, la ensaladilla rusa, y nos dejamos seducir por la titaina, un plato típico de este barrio a base de pisto de tomate, pimientos rojos asados, ajo, atún y piñones.

Bodega La Peseta abrió sus puertas por primera vez en 1906. Foto: TVCB, Valencia.
Bodega La Peseta abrió sus puertas por primera vez en 1906. Foto: TVCB, Valencia.

Lo bueno de el Cabanyal es, como dice el periodista y escritor valenciano Emili Piera, un que “no se parece en nada a Valencia. Es lineal y no concéntrico. Es golfo y no beato. Es de izquierdas y no carcamal. Es iluminado y no calculador. Eso sí: hay falleros en ambas partes. ¡Nadie es perfecto!”.

O como dice Aurelio, un argentino residente en el barrio desde hace 23 años: “Yo he visto los cambios del Cabanyal para mejor. Antes la Valencia urbanita sentía cierta vergüenza del barrio y ahora se mueren de ganas por venir porque aquí se respira, no sólo la brisa del mar, sino también muy buen feeling”.

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