El Ayuntamiento de Barcelona evita regular los monumentos más turísticos de la ciudad

El consistorio asegura que trabajan con los responsables de los principales puntos de interés, mientras los gestores tachan de "ineficientes" los trámites burocráticos para intentar minimizar los problemas de convivencia con los barceloneses

El turismo es el principal motor económico de Barcelona. También es el que más dolores de cabeza y críticas genera al Ayuntamiento dirigido por Xavier Trias por la forma de gestionar la convivencia de 7,5 millones de visitantes (la cifra récord que se alcanzó en 2013) con los habitantes de la capital catalana. El último reproche viene desde los mismos gestores de los principales puntos de interés del municipio, que critican la pasividad del consistorio en regular cómo se gestiona uno de los principales problemas de coexistencia: las colas en la calle.

Fuentes municipales aseguran a 02B que trabajan conjuntamente con los grupos que explotan los monumentos para «gestionarlas en el interior de los recintos en la medida que sea posible» y para «minimizar las ocupaciones o afectaciones al espacio público».

Los operadores afirman que el trabajo en esta dirección tiene poco recorrido. Fuentes de una de las principales atracciones turísticas de la ciudad relatan a este medio que los trámites con el consistorio para conseguir una licencia que les permita interiorizar las colas se iniciaron «hace mucho tiempo». Plantean que es la mejor opción para evitar las molestias a los barceloneses, aunque el resultado no ha sido el esperado. Tachan de «ineficientes» las gestiones en este sentido.

Los mismos interlocutores municipales recuerdan la complejidad de regular una fila de visitantes. «Las colas no son fijas ni estables y no estamos hablando de ocupaciones exclusivas que privaticen los espacios», señalan. Por ello, la opción elegida es la del diálogo.

Los grupos turísticos reconocen que, al final, actúan por voluntad propia. «No pedimos permiso e intentamos ordenar a la gente lo mejor que podemos con los medios que disponemos», indican. Su capacidad no llega a otra de las grandes problemáticas: los estacionamientos de vehículos.

Otras fuentes del sector afirman que la falta de espacio en la trama urbana no debería ser un inconveniente, ya que existen proyectos alternativos que facilitarán la convivencia. Un ejemplo de ello es la reconversión del cine Niza en una famosa cadena de supermercados al frente de la Sagrada Familia. La iniciativa, indican, propiciaría la construcción de un aparcamiento con un alto nivel de rotación. El problema es que la autorización municipal ha entrado en barrena debido a la oposición vecinal de la zona.

A todo ello, se le ha unido la proliferación de compañías que ofrecen todo tipo de vehículos para desplazamientos turísticos (desde bicicletas a coches pequeños con motores eléctricos). Las quejas vecinales porque los empresarios exponen sus ofertas encima de las aceras públicas también han ido in crescendo. En este caso, el Ayuntamiento es taxativo: «Se abre un expediente administrativo por parte de los distritos que podía derivar en una sanción».

En el sector también existen casos de éxito que los profesionales reivindican para que se aplique en toda la ciudad. El más destacado es el del edificio de la Pedrera, donde se han habilitado espacios para que los vehículos turísticos (autocares) puedan aparcar y las colas se realizan en el interior del inmueble, excepto durante las puntas de visitantes.

a.
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