Diez fotos que te convencerán para visitar Noruega y los fiordos

Noruega y los fiordos no están entre los destinos más baratos. Sin embargo, un solo vistazo a diez fotos te convencerán de que hay que visitarlos al menos una vez en la vida. El país escandinavo ofrece paisajes de leyenda en los que, en verano, nunca anochece.

No está entre los destinos favoritos de los españoles, ni tampoco entre los más baratos. No obstante, Noruega sólo necesita diez fotos para convencerte de que debes visitarla al menos una vez en la vida. Además de Oslo y los fiordos (y las magníficas fotos que podemos sacar en ellos), el país escandinavo ofrece un abanico de experiencias para los amantes del deporte, el turismo activo, el excursionismo y el wellness.

1.La Escalera de los Trolls. La carretera más espectacular de Noruega, la Geiranger – Trollstigen, ofrece hasta seis miradores para admirar los Fiordos Occidentales desde las alturas. Los expertos advierten de que no es apta para cardíacos: tiene 11 curvas de horquilla y un desnivel medio del 9%. Aún así, es una de las atracciones turísticas estrella del país desde que esta maravilla de la ingeniería abrió en 1936.

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2. La meca de la mountain bike
. En los fiordos de Sunnmøre se encuentra el pequeño pueblo de Fjørå, una villa rodeada de senderos montañosos que los escasos habitantes del lugar han mantenido abiertos durante siglos. Ahora, el paraje se ha convertido en una de las mecas para practicar el ciclismo de montaña, sobre todo si no se tiene vértigo: los senderos empiezan a 1.100 metros sobre el nivel del mar e incluyen descensos vertiginosos por las escarpadas lomas.

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3. El remolino de agua más poderoso del mundo
. Tiene 2.000 años de antigüedad, pero no ha perdido un ápice de su fuerza. El remolino de Saltsraumen se produce por la unión de los mares de Saltfjorden y Skjerstadfjorden. ¿El resultado? Una marea de 400.000.000 metros cúbicos de agua que impacta a 40 km/h contra una lengua de mar menor, creando un hueco que, en su punto álgido, alcanza los diez metros de diámetro y cinco de profundidad.

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4. En canoa por Aurlandsfjorden
. Las guías lo coronan como el fiordo más salvaje y bello de Noruega. Para recorrerlo y admirar su esplendor, qué mejor que una travesía en canoa o una larga excursión por los montes, que se elevan hasta mil metros sobre el nivel del mar. Para los temerosos, los expertos recuerdan que las aguas del Aurlandsfjorden no tienen nada que ver con Saltsraumen: son de lo más apacibles.

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5. El sol de medianoche.
En verano, al norte del Círculo Polar Ártico, el sol nunca se pone. Julio y agosto son los meses ideales para experimentar la sensación de 24 horas de luz diurna. ¿Qué hacer durante los días en los que la noche no existe? Safaris de focas marinas y ballenas, salidas de pesca, visitas al reino de los renos o, simplemente, disfrutar del excelente marisco de la zona.

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6. Arnés y cuerdas en Svolvaergeita.
Los ‘cuernos de la cabra’ se escalaron por primera vez en 1910. Desde entonces, muchos más valientes se han atrevido a desafiar la formación rocosa que ejerce de torre de guardia sobre el pueblo de Svolvær. Elevándose 569 metros sobre el nivel del mar, las guías recomiendan intentar su escalada al atardecer, cuando el crepúsculo llega a su punto máximo.

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7. El spa flotante de Vulkana.
Noruega no es país para los frioleros, pero ésto ya no representa un problema desde 2007. Aquel año, un grupo de emprendedores transformó un viejo bajel de pesca en el Vulkana, un explorador marino que ofrece todo tipo de saunas y hamams para adentrarse en los fiordos con el máximo confort. Partiendo de Tromsø, el Vulkana presume de sauna con vistas al exterior, jacuzzi de agua salada y un lounge zen, entre otras comodidades.

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8. La iglesia de madera de Borgund. Contruida entre 1150 y 1180, esta maravilla de la arquitectura medieval lo ha resistido todo: inclemencias meteorológicas y el fuego. El templo se encuentra junto a la carretera de Kongevegen, una de las rutas más premiadas de Noruega por su belleza. Los que se pregunten cómo ha resistido casi 900 años tendrán que hurgar en sus detalles de la pequeña ermita: se eleva sobre rocas para evitar la humedad y, por supuesto, fue bendecida con agua sagrada.

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9. Punto de tensión en Kjeragbolten. Esta pequeña roca de origen glacial se ha convertido en todo un clásico en Noruega. Ubicada en Rogaland, a mitad de camino hacia la famosa Preikestolen, la plataforma se eleva más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, con una caída hasta el suelo de más de 243 metros. Aunque las guías dicen que una capa resbalosa de humedad la cubre, en verano encontrarás una cola de gente que espera desafiar la gravedad para hacerse una foto sobre ella.

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10. El púlpito del predicador.
¿La mejor vista de Noruega? Sin duda, la más famosa. El Preikestolen atesora dos récords: el de mirador sobre los fiordos más concurrido de Noruega (con más de 200.000 visitantes al año) y el de ser el primer monumento en el que ha fallecido un turista español por una caída al vacío. Más amable, las vistas a 600 metros sobre el fiordo de Lysefjord son la imagen más conocida de la región. También en clave positiva, llegar no es difícil: se encuentra a cinco kilómetros a pie de Stavanger.

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¿Cómo llegar?

La aerolínea española Vueling ofrece conexiones directas a Oslo, Bergen y Stavanger a partir de 92,49 euros la ida. Por su parte, Iberia vuela a los mismos tres aeropuertos con conexión en Londres-Heathrow con British Airways.

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