El desafío de Chicago con el primer rascacielos de madera

Chicago pretende combinar la arquitectura y la ecología con el audaz proyecto de un rascacielos de madera

Cuando la invención del ascensor y los progresos de la ingeniería dieron el pistoletazo de salida para la construcción de rascacielos, Chicago le brindó una fascinante competencia a Nueva York para ver quien tenía la torre más alta. Y desde 1974 a 1998, la Willis Tower (antes conocida como Sears Towers) miraba desde sus 442 metros con desdén a la gran manzana. Pero el nuevo One World Trade Center, con 541 metros, le quitó el cetro.

Entonces Chicago cambió de estrategia. Y en vez de competir en altura, se presenta como la ciudad que tendrá el rascacielos más ecológico del mundo.

El proyecto pertenece al estudio Perkins + Will, con la firma de ingenieros  Thornton Tomasetti y la universidad de Cambridge. La idea es levantar en el frente costero una torre de 80 plantas de madera, que alojará a 300 apartamentos y con varias zonas ajardinadas en las alturas.

Estos jardines tendrán vista al exterior, para que sus árboles y plantas se puedan contemplar desde las alturas vecinas.

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La tendencia de la arquitectura

Las torres de madera no son nuevas. En Estocolmo se proyecta un complejo residencial de 34 plantas, en Vancouver se está levantando una torre que llega a las 42, mientras que Melbourne tendrá un complejo de apartamentos de 10 niveles también del mismo material.

Pero la apuesta de la River Beech Tower se basa en duplicar al proyecto de C. F. Møller y Dinell Johnasson en la capital sueca. Para ello plantean un sistema de ‘diagrid’ (rejilla) exterior que saca partido de la fuerza axial que tiene la madera. Las cargas verticales y laterales permiten una distribución de carga más eficaz de la estructura.

Además de esta torre, el estudio Perkins + Will planifica un complejo de diez torres que forman parte del proyecto Riverline, un nuevo desarrollo urbanístico a lo largo del río Chicago, al sur de la ciudad.

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