De Venecia a La India: los inesperados efectos de la cuarentena

El Himalaya como no se veía en décadas o corzos paseando bajo el acueducto de Segovia son algunas de las imágenes más impactantes

La naturaleza volvió a abrirse paso. Aprovechando el confinamiento que tiene a gran parte de la humanidad encerrada en casa, incluso las ciudades más masificadas se toman un respiro: delfines junto a puertos de cruceros, peces en los canales de Venecia, corzos bajo el acueducto de Segovia o imágenes del Himalaya antes ocultas por la contaminación atmosférica son algunas de las imágenes más sorprendentes.

Y es que algo positivo tenía que tener la cuarentena impuesta para frenar la devastadora expansión del coronavirus.

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El Himalaya desde La India

Hacia 30 años que los habitantes de la región india de Jalandhar, en Punjab, al norte del país, no veían las majestuosas montañas del Himalaya. A 160 km de distancia, la cordillera permanecía oculta desde hacía décadas.

Pero una drástica mejora en la calidad del aire durante las últimas semanas y tras el cierre de fábricas y la paralización de vuelos y viajes por carretera han obrado el pequeño milagro, que muchos ciudadanos están compartiendo en sus redes sociales.

 

Según las autoridades Delhi redujo hasta el 44% los niveles de contaminación del aire en los primeros días de restricciones. Otras 85 ciudades del país presentaron también mejoras significativas durante la primera semana de confinamiento nacional.

Según los datos del Informe de Calidad del Aire Mundial de 2019 elaborado por IQAir AirVisual, en India se encuentran 21 de las 30 áreas urbanas más contaminadas del mundo; seis de ellas entre las diez primeras.

 

 

Aguas limpias en Venecia

Otras de las imágenes que ilustran el confinamiento son las de las calles y canales de Venecia. Y no solo por la ausencia de los miles de viajeros que hacen de ella una de las ciudades con un mayor problema de masificación turística del mundo.

También -a consecuencia de lo anterior-, la casi nula circulación de vaporettos y otras embarcaciones, los canales se muestran casi transparentes, dejando ver peces por debajo de la superficie. No hay, pese a lo que se ha dicho, delfines en sus aguas, aunque sí patos y otras aves.

 

Delfines en Cagliari

La también italiana Cerdeña es otro de los destinos preferidos por los turistas, atraídos masivamente por su oferta de sol y playa. Su capital, Cagliari, cuenta con uno de los puertos más importantes del Mediterráneo, con una actividad frenética de cruceros, ferris y buques de carga.

También en este caso el tránsito se ha visto reducido a la mínima expresión lo que, además de un puerto extrañamente vacío ha permitido ver delfines nadando muy cerca de las costas de la ciudad.

 

Corzos bajo el acueducto de Segovia

La Policía Local de Segovia captó con sus cámaras el paseo de dos corzos por la ciudad en pleno confinamiento, el pasado sábado. En una ciudad vacía, entre el silencio y la soledad que se acrecienta bajo los milenarios arcos del Acueducto, los animales se acercaron a la plaza de la Artillería, olisquearon el césped y las flores y pasearon por la Vía Roma, ocupando tranquilamente el lugar antes tomado por los vehículos.

Aunque ya se conocía la existencia de una colonia de corzos en las proximidades de la ciudad, es totalmente inusual la escena de este paseo. Y es que las medidas impuestas por el estado de alarma no solo les son ajenas, sino que les permiten aprovechar el silencio y la tranquilidad para aventurarse en nuevos paseos.

 

Barcelona sin masificación

Si Venecia suele estar en el centro de los debates sobre los efectos negativos de la masificación turística, no lo está menos Barcelona. En 2019 la ciudad recibió 11,97 millones de turistas, un 5% más que el año anterior. De ellos, 3,14 millones fueron cruceristas, un 3,3% más que en 2018, que hacen de su puerto el más grande del Mediterráneo.

Desde finales de febrero y, especialmente desde el 14 de marzo, sin embargo, el turismo se ha evaporado y los residentes están confinados en sus casas, lo que deja inusuales imágenes de la ciudad, en silencio y sin apenas tránsito.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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La Sagrada Familia vacía y sin colas o La Pedrera-Casa Milà, habitada por una última vecina -o guardiana-, Ana Viladomiu, pero estos días sin visitantes ni empleados de la Fundación Catalunya-La Pedrera son otras de las asombrosas instantáneas.

 

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