Cuatro islas de Japón que parecen extraídas del Caribe

Playas, manglares, corales y densos bosques caracterizan a las cuatro islas de Japón distinguidas como Patrimonio Mundial Natural de la Unesco

Paisajes caribeños en Japon. Foto JNTO

Este fin de semana la Unesco ha difundido su lista de sitios declarados como Patrimonio de la Humanidad, en donde España celebra la inclusión del Paisaje de la Luz de Madrid en ese prestigioso listado.

Este organismo dependiente de las Naciones Unidas también cuenta con un catálogo de sitios calificados como Patrimonio Mundial Natural.

En él se encuentran monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas de gran valor, formaciones geológicas y fisiográficas que son el hogar de plantas y animales amenazados, y los lugares que la comunidad científica llama a proteger.

Las cuatro islas premiadas por la Unesco son como rincones tropicales en la variada geografía de Japón

Entre los sitios distinguidos este año hay cuatro islas de Japón que son un ejemplo de conservación para la biodiversidad, en donde viven ejemplares únicos como el conejo de Amami o el gato de Iriomote, una especie autóctona de leopardo en peligro de extinción.

La diversidad de los corales. Foto JNTO

Amami Oshima

Esta isla se encuentra en el mar de la China Meridional, entre la isla de Kyushu y el archipiélago de Okinawa, y es la séptima más grande del país.

El lugar tiene toda la imagen de un sitio del Caribe o la Polinesia, a pesar de estar a miles de kilómetros de esos parajes.

Sus playas blancas de agua cristalinas son hogares de hermosos arrecifes de coral que la convierten en el lugar idóneo para practicar snorkel y submarinismo.

La belleza caribeña de Amami Oshima. Foto JNTO

La isla cuenta con un 95% de superficie de paisajes boscosos, en donde se encuentra el segundo bosque de manglares más grande de Japón.

Cuando la marea está alta en el lugar se pueden conocer la gran diversidad de aves endémicas y migratorias que habitan en la frondosa vegetación.

En este sitio vive el citado conejo de Amami, considerado como un fósil viviente, ya que representa a un antiguo linaje de Asia que ha desaparecido en otros lugares.

Tokunoshima

Entre Amami Oshima y Okinoerabujima, al suroeste del archipiélago japonés, está la isla de Tokunoshima, dueña de playas de belleza impactante como la del Príncipe Aze.

Otros arenales tienen cuevas esculpidas por siglos de erosión marina como la de Innojofuta y hay algunas que presentan el paisaje surrealista de piedras planas, como la de Mushiroze.

La isla de Tokunoshima es una de las mecas del submarinismo gracias a su abundante población de corales

Los arrecifes de coral son un atractivo muy buscado por los amantes de las exploraciones submarinas, que rodean los 80 kilómetros de costa de la formación insular.

Naturaleza y arquitectura en Tokunoshima. Foto JNTO

En Tokunoshima es mejor caminar por sus playas de arena fina, porque el senderismo no está recomendado por la presencia de la víbora venenosa habu, que tiene un gran valor científico pero su picadura puede llegar a ser mortal.

Yanbaru

Esta no es una isla propiamente dicha sino que es una zona al norte de Okinawa, la mayor de las islas Ryūkyū.

En este rincón de clima tropical se encuentran los manglares del río Gesashi, donde viven 400 ejemplares de la fauna y flora, algunos de ellos únicos en el mundo como el rascón de Okinawa.

Esta es un ave pequeña que no puede volar, que se identifica fácilmente con su pico anaranjado, y que está en peligro de extinción.

Kayak en Yanbaru, al norte de Okinawa. Foto Visit Okinawa

Otras especies únicas son el pájaro carpintero de Okinawa, el petirrojo de Ryūkyū, la gran rana de Ishikawa, el tritón cocodrilo de Anderson y la tortuga de pecho negro de Okinawa.

Iriomote

Esta isla es la segunda más grande de la prefectura de Okinawa, dueña de un paisaje tropical con cascadas y manglares que se despliegan en densos bosques de montaña.

Estos lugares son buscados por los amantes del senderismo de dificultad media y alta, sobre todo por la agobiante temperatura; pero una opción más relajada es pasear en kayak por los manglares o en un crucero por sus cursos fluviales.

Iriomote es dueña de un paisaje tropical con cascadas y manglares que se despliegan en densos bosques de montaña

También se puede conocer la rica biodiversidad de sus peces y corales en las costas de aguas cristalinas de la isla.

Senderismo en la isla de Iriomote. Foto Visit Okinawa

En la espesura de los bosques vive el gato de Iriomote, una especie autóctona de leopardo que también se encuentra en peligro de extinción, ya que se calcula que quedan solo un centenar de ejemplares.

Los visitantes, que solo pueden llegar por ferry desde la isla vecina de Ishigaki, se deslumbran con las extrañas raíces del árbol de Sakishimasuou, que parecen como unos pergaminos plegados que rodean al tronco.

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