Cinco pueblos abandonados para vivir una noche de terror en Halloween

Ruinas, historias de fantasmas y desapariciones, ruidos misteriosos, niebla permanente…estos cinco pueblos españoles son los lugares menos recomendados para visitar en Halloween

Ruinas de la iglesia de Belchite. Foto David Sanz | Flickr

Ruinas, historias de fantasmas y desapariciones, ruidos misteriosos, niebla permanente…estos cinco pueblos españoles son los lugares menos recomendados para visitar en Halloween

España tiene más de 3.000 pueblos abandonados, pero un puñado de ellos han quedado marcados por las leyendas, los mitos y por los sucesos trágicos que jalonaron sus historias.

La presencia de edificios derruidos, la vegetación que se apodera de los últimos vestigios de civilización y algún que otro fenómeno climático despliegan la escenografía más tenebrosa posible cuando se los visita.

Estos son algunos de los pueblos de España donde es difícil evitar que el corazón se acelere y uno no se asuste a la primera sorpresa.

Belchite (Zaragoza)

Si ya verlo de día da miedo, ni pensar qué sudor frío correrá por el cuerpo si uno participa de las visitas guiadas que la oficina de turismo organiza los viernes y sábados por la noche.

Belchite, a 49 kilómetros de Zaragoza es el símbolo del pueblo abandonado que asusta hasta el más valiente. Su estado en ruinas se debe a los feroces bombardeos que lo arrasaron en 1937. En vez de volver a levantar paredes y montar techos, se decidió dejar todo como estaba y construir otro pueblo, Belchite Nuevo, a los pies de la antigua localidad.

Unas 5.000 personas murieron en los 15 días que duraron los feroces combates de la Guerra Civil, y las leyendas paranormales dicen que se escuchan gritos, lamentos y sonidos de armas de fuego.

La bienvenida al pueblo viejo de Belchite. Foto Félix Metal Sucko | Flickr

Debido al periódico aluvión de visitantes y amantes de lo paranormal se vallaron algunas zonas para evitar que ocurra algún accidente entre las frágiles construcciones.

El Torbiscal (Sevilla)

Iba a ser un pueblo modelo, ejemplo de cómo un uso planificado y racional de los recursos podían llevar el progreso a una comunidad.

El experimento económico y social de El Torbical terminó en fracaso. Varias casas conservan los objetos personales de sus últimos pobladores

Fue bonito mientras duró el proyecto diseñado por el economista José Luis Pablo Romero en el poblado del municipio de Utrera, en la provincia de Sevilla.

Teatro de El Torbiscal. Foto Jose Luis Murillo | Flickr

En los años ’60 y ’70 hasta 400 personas llegaron a vivir en El Torbiscal, pero de a poco se fue despoblando y allí quedaron las viviendas, de una planta y paredes encaladas, donde por las ventanas de algunas se pueden ver los enseres personales de sus antiguos habitantes.

La Mussara (Tarragona)

La escasa calidad de sus tierras, la falta de infraestructuras y la escasez de agua condenaron a La Mussara al ostracismo. Sus últimos pobladores cerraron sus puertas a mediados del siglo XX.

La Mussara bajo la niebla. Foto Sílvia Martín | Flickr

En este pueblo del Camp de Tarragona sobreviven ocho edificios en ruinas. El único más o menos presentable es la iglesia de San Salvador, donde sigue en pie el campanario de 1859 y que presenta trazas del antiguo templo románico. A su lado hay un estanque de piedras que servía para dar agua al ganado.

La niebla que baja de la sierra de La Mussara, a 1.000 metros de altura, le da un aire fantasmal, que se potencia con los relatos puertas a otras dimensiones y desapariciones de personas. La última sucedió hace 30 años, cuando Enrique Martínez Ortiz fue a buscar setas con unos amigos y no se supo nada más de él.

Ochate (Burgos)

Hasta tres epidemias entre 1860 y 1870, de tifus, virus y cólera, castigaron a la escasa población de Ochate, en el condado de Treviño (Burgos). Pero como apenas tuvieron incidencia en las zonas cercanas, se ganó la fama de pueblo maldito.

A pesar de tener más de mil años de historia, el lugar terminó por ser abandonado a mediados del siglo XX.

Ochate sufrió tres epidemias entre 1860 y 1870, que ni tocaron a los poblados vecinos. De ahí surgió la leyenda de ser un lugar maldito

No hay forma de llegar en coche, solo se pueden ver las ruinas si se camina un buen tramo por un camino de tierra, hasta que se divisa la torre de San Miguel, que está en un aceptable estado de conservación.

Ochate por la noche. Foto Héctor Pastor Fernández | Flickr

Desde los años ’80 muchos apasionados por lo paranormal suelen llegar hasta este sitio abandonado atraídos por las leyendas que van desde desapariciones hasta el avistamiento de ovnis.

Para dar un toque más tenebroso cerca hay un cementerio medieval, donde se pueden ver tumbas antropomorfas.

Isla de la Pedrosa (Cantabria)

Este no es exactamente un pueblo sino un complejo hospitalario abandonado, de esos que dan tanto miedo como el Hospital del Tórax en Terrassa.

Esta isla, unida por un puente que permite llegar desde la localidad de Pontejos, se encuentra al fondo de la bahía de Santander.

Allí se encuentran las ruinas del antiguo Sanatorio de Pedrosa, luego conocido como Sanatorio Víctor Meana. Abandonado en 1989 (excepto unas instalaciones adaptadas para tratar a drogodependientes), varios de los edificios han sido invadidos por la humedad y la vegetación.

Teatro de la Isla de la Pedrosa, en Cantabria. Foto: Subexpuesta

El lugar da mal fario si se recuerda que desde 1834 en el lugar funcionaba un lazareto, y más si se presta a atención a las numerosas historias de episodios paranormales. Aunque sean mitos, el lugar asusta.

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