Las mejores carreteras para rendirse ante la belleza de la Toscana

Más allá de Florencia, Pisa o Siena, hay una serie de carreteras secundarias, poco transitadas, que atrapan con su amable belleza

Cuando se piensa en la Toscana se suele recordar, con toda justicia, en los magníficos palacios, plazas y monumentos de sus ciudades, sobre todo de Florencia, así como la archifamosa Torre de Pisa, la plaza central de Siena, o las torres medievales de San Gimignano.

Pero hay otra Toscana para descubrir y que suele pasar desapercibida. Claro, si uno se moviliza en tren la ve al pasar, pero si se tiene la oportunidad de alquilar un coche se pueden descubrir interesantes carreteras secundarias que transcurren entre las campiñas, rodeadas de cipreses, con sus casas de color amarillo y las ventanas de persianas marrones.

Bolgheri

La llegada al pequeño pueblo medieval de Bolgheri, en Livorno, es para aplaudir. Aquí se recuerda el poema de Giosuè Carducci, cuando describe a “los cipreses que en Bolgheri altos y esbeltos van desde San Guido en doble hilera”.

La Avenida de los Cipreses es un trayecto de casi cinco kilómetros que transcurre en línea recta, con estos árboles erguidos como si fueran una formación militar.

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Más concretamente, son más de 2.500 árboles plantados en el siglo XIX en el camino que une al oratorio de San Guido con esta población, que creció a la vera de un castillo de ladrillos rojos.

Avenida de los Cipreses, en Bolgheri. Foto: Stefano Cannas-Visit Tuscany

Avenida de los Cipreses, en Bolgheri. Foto: Stefano Cannas-Visit Tuscany

Los pasadizos intramuros de Bolgheri están pavimentados y los antiguos edificios de piedra son a menudo refinados por el florecimiento de los geranios.

La zona es conocida por su excelencia en la producción de vino, gracias a su microclima seco y soleado que permite el cultivo de una serie de uvas de origen bordelés (como el Cabernet Sauvignon, el Merlot y el Petit Verdot). Entre los vinos más famosos se encuentran Sassicaia, Ornellaia y Masseto, indican en Visit Tuscany.

Romito

Los que tendrán memoria para el cine clásico recordarán la escena en que Vittorio Gassman, en Il Sorpasso, se lanza al vacío en su Lancia desde un acantilado.

El impacto de la escena eclipsa la belleza de la carretera de Romito, que transcurre entre Livorno y Cecina, bordeando el mar de Liguria.

El duque Cosme III de Médici pidió ser enterrado en una gruta frente al mar de Liguria, para seguir admirando la belleza del lugar después de muerto

El trayecto panorámico pasa por castillos como el de Romito, construido por Cosme III de Médici para proteger a la comarca de los piratas.

Vista del Castillo de Romito entre los acantilados. Foto: Visit Tuscany

Vista del Castillo de Romito entre los acantilados. Foto: Visit Tuscany

El duque toscano estaba tan enamorado de la fortificación y su paisaje que pidió ser enterrado en un sarcófago colocado en una cueva natural, donde todavía se encuentra.

Por precaución y para contemplar el paisaje se recomienda ir con calma. Sino, no hay manera de ver los hermosos atardeceres con las islas mediterráneas que se oscurecen al fondo.

San Filippo

Bordeando el Monte Amiata hay una serie de carreteras como la provincial 61, que lleva hasta los Baños de San Filippo, donde es posible disfrutar de baños termales en medio de los bosques, paraje que era conocido desde los tiempos de los etruscos y durante generaciones fue una parada para los peregrinos que viajaban a Roma.

El camino sigue hasta Bagno Vignoni, donde en el casco céntrico en vez de una plaza como cualquier pueblo hay un estanque de aguas termales.

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Desde aquí parten diversas rutas hacia los pueblos vecinos de Pienza y Montalcino, que forman parte de los 38 pueblos Bandera Naranja en Toscana, así como todo el Val d’Orcia y el Parque del Monte Amiata, un verdadero museo al aire libre.

Bagno Vignoni, el pueblo que en vez de plaza tiene un estanque de aguas termales. Foto: Visit Tuscany

Bagno Vignoni, el pueblo que en vez de plaza tiene un estanque de aguas termales. Foto: Visit Tuscany

Sea cual sea la ruta elegida, en esta época las hojas van cayendo tapizando la carretera de marrón, que crean un paisaje que a pesar de los árboles desnudos no pierde la belleza.

Canteras de Fantiscritti

El trayecto que lleva a las Canteras de Fantiscritti permite descubrir la historia del mármol de Carrara, formación pétrea de fama mundial que permitió construir palacios, revestir iglesias y dar la materia prima a maravillas como el David de Miguel Ángel.

El camino que conduce a esa cantera, una de las tres que todavía están en actividad extrayendo el oro blanco, pasa por los Puentes de Vara, un infraestructura ferroviaria creada para transportar los pesados bloques de mármol desde los yacimientos hasta el puerto de Marina di Carrara.

Los Puentes de Vara, llegando a la Cantera de Fantiscritti. Foto: Visit Tuscany

Los Puentes de Vara, llegando a la Cantera de Fantiscritti. Foto: Visit Tuscany

Gran parte del sendero es una cinta de asfalto que transcurre entre las montañas, pero cada tanto hay sectores donde se puede aparcar el coche para capturar impactantes panorámicas.

Asciano

Entre los pueblos medievales de Asciano y Chisure transcurren dos carreteras, la SP 451 ‘del Monte Olivetto’ y la provincial ‘del Pecorile’.

La primera es más bonita, que pasa por terrenos ondulados con los cipreses flanqueando el asfalto.

En la Abadía de la Montaña Oliveto Maggiore es recomendado asistir a las misas en que los monjes realizan los cantos gregorianos

Como dice su nombre, el trayecto llega hasta la Abadía de la Montaña Oliveto Maggiore, un monumental edificio de la orden benedictina con una interesante iglesia del siglo XV que, más bien, parece un museo con sus frescos pintados en la pared. Si es posible, consulte que los horarios de visita coincidan con las misas con canto gregoriano de los monjes.

Carretera que une a Asciano y Chisure. Foto: Mirella-Visit Tuscany

Carretera que une a Asciano y Chisure. Foto: Mirella-Visit Tuscany

Si se elige la del Pecorile, se pueden realizar paradas en las granjas de agroturismo que producen quesos, vinos y otros productos regionales, en un trayecto de suaves ondulaciones que a través de los valles llega hasta Siena.

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