Cinco cafés para enamorarse de Budapest

Elegantes, pomposos y con un toque aristocrático; estos son los cafés que nadie puede dejar de visitar en la capital de Hungría

Budapest sobrevivió a dos guerras mundiales, a la frialdad estética (y política) del comunismo, y sin embargo sus cafés se mantienen como fieles testigos de una variante centroeuropea de la belle-époque, templos de la elegancia del imperio Astro-Húngaro donde el tiempo transcurre con lentitud.

En Buda o en Pest, así como en el barrio de Obuda, se pueden encontrar fastuosos cafés que se inspiraron en París, pero que adquirieron una identidad propia que vale la pena descubrir.

New York Café

En más de una oportunidad este fue elegido como el mejor café del mundo. Y tiene con qué validar sus galones.

Abierto en 1894, el New York Café derrocha opulencia en un estilo neo renacentista, con sus arañas de cristal y sus columnas onduladas de mármol, en una estética más apropiada para un palacio de los Hasburgo que para un establecimiento gastronómico.

El New York Café, uno de los más grandes de la ciudad, fue elegido en varias oportunidades como el mejor café del mundo

Tradicional templo de la bohemia y los intelectuales del primer tercio del siglo XX, hay que contemplar en detalle la rica decoración de los techos, los balcones de la planta superior y del reloj enmarcado en un portal dorado a la entrada.

new york cafe

Eso sí: conviene reservar con anticipación porque las largas colas para disfrutar de sus tortas al estilo campestre pueden insumir horas.

Párisi Udvar Hotel Budapest

Este fastuoso hotel regenteado por Hyatt reabrió sus puertas hace pocos meses tras cuatro años de renovación. Y el resultado es espectacular.

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Su arcada de estilo art-noveau es el prólogo a un gran espacio decorado con detalles dorados y estucado de bronce que se elevan a un domo de vidrio.

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Durante el día los suaves murmullos de los comensales y el delicado tintinear de la vajilla cambia por la noche cuando el lugar se transforma en un bar de luces atenuadas y ambiente más vanguardista.

La experiencia es completa si se reserva una de las 100 habitaciones de este hotel de cinco estrellas, como la fastuosa Paris Residence que desde sus 291 metros cuadrados ofrece grandes panorámicas de la capital de Hungría.

Felix Kitchen & Bar

Quizás este café-restaurante sea nuevo en el panorama gastronómico de Budapest, pero su figura con más de 120 años de vida es un clásico de la arquitectura de la ciudad.

El Felix Kitchen & Bar se levanta en una antigua estación de bombeo reconvertida en uno de los cafés más emblemáticos de Budapest

En realidad el edificio era una antigua estación de bombeo de agua, diseñada por el arquitecto Miklós Ybl, el mismo de la pomposa ópera local, y que dialoga con el neo renacentista Várkert Bazár.

felix bar

La estructura hidráulica quedó oculta por un hermoso café que fue renovado a fondo pero conservando su estética de fines del siglo XIX.

Ya no sirve como estación de bombeo, pero el lugar mantiene su prestigio con la incorporación del chef Árpád Kovács (que proviene del premiado Babel, con una estrella Michelin) para presentar una interesante fusión de cocina húngara y asiática; que se recomienda degustar en el porsche con sus columnas ricamente decoradas.

Café Párisi

En el siglo XIX el Hall Lotz funcionaba como casino, pero a principios del siglo XX se reconvirtió en parte de las Tiendas Paris, que durante décadas imperaron como las más elegantes de Budapest con su alarde de estilo art-nouveau.

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Todavía se puede ver en la entrada su nombre original Párisi Nagy Áruház y tras traspasarla, se ve un fascinante establecimiento de paredes doradas, de atmósfera aristocrática y con una gigantesca araña de cristal en el centro.

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El café estuvo cerrado durante dos años y la reforma logró recuperar su espíritu de discreta pomposidad, donde mientras suena el piano de cola y se saborean los pasteles servidos en porcelana Zsolnay se observan los frescos del techo pintados por el pintor Károly Lotz.

Gerbeaud Café

Los más de 150 años de historia del Gerbeaud Café están reflejados en las paredes de papel de color crema y madera y los techos con toques barrocos.

El Gerbeaud Café era el lugar favorito de la aristocracia austro-húngara, encabezada por la emperatriz Sissi.

Aunque su fecha de fundación está fijada en 1858, el lugar saltó al circuito de los grandes cafés europeos cuando en 1880 el repostero suizo Emile Gerbeaud presentó sus tartas con crema al estilo parisino y sus bombones de cereza con cognac.

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Sus pequeñas mesas redondas de mármol, las 300 sillas de amplio respaldo tapizadas con esmero, las pesadas cortinas que dividen los ambientes y las arañas recuerdan la época en que era el lugar favorito de la aristocracia, encabezada por la emperatriz Sissi.

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