Esta central atómica vive un éxito turístico. Y no es la que crees

La serie Chérnobil catapulta la fama de la central de Ignalina, en Lituania, así como de los barrios que sirvieron de escenografía para la serie de HBO

La serie Chérnobil dio alas a los curiosos y seguidores del ‘turismo oscuro’, el afán por visitar sitios de un pasado trágico, como fue la central atómica que explotó en 1986. Pero hay otra planta, más segura, que tiene un inédito aluvión de visitas. Y está a 450 kilómetros de la fatídica protagonista del mayor accidente atómico de la historia.

Se trata de la central de Ignalina, ubicada al extremo noreste de Lituania, cerca de la frontera con Rusia.

Esta planta fue desactivada en 2009, por exigencia de la Unión Europea para que el país báltico se sumara al ese club de naciones. Precisamente en Ignalina funcionaban dos reactores RBMK-1000, similares al que explotó en la central ucraniana.

A imagen y semejanza de Chérnobil

Construida entre 1974 y 1986, sus similitudes físicas con la de Chérnobil fue aprovechada por la productora de la serie para filmar las escenas exteriores.

El parecido de la planta de Ignalina fue usado por HBO para grabar las escenas de la serie Chérnobil

El año pasado unas 2.240 personas realizaron una visita guiada por las instalaciones, pero en los primeros meses del año ya habían llegado al 72% de las visitas. Y eso que la serie de HBO se estrenó en mayo.

Tour temático de Chérnobil en Lituania

Compañías como Go Vilnius aprovecha este incipiente boom de turistas. La persona interesada en recorrer las localizaciones usadas para la exitosa serie comienzan su viaje en la capital de Lituania.

[Para leer más: El éxito de la serie de HBO dispara el turismo en Chernóbil]

El punto de partida es el museo del KGB, donde se filmaron los interrogatorios al personal de la planta tras su explosión.

Fabijoniskess
El suburbio de Fabijoniskess, cerca de Vilna, se uso para recrear la ciudad de Pripyat.

Luego un bus acerca a al suburbio Fabijoniskess, plagado de grandes bloques de edificios grises, aburridas construcciones típicas de la era de la Unión Soviética, que sirvieron para recrear la ciudad de Pripyat, ubicada a tres kilómetros de Chérnobil y una de las más afectadas por el accidente.

La visita a la planta nuclear

El punto final está a 160 kilómetros al norte de Vilna. Durante tres horas los visitantes recorren la planta de Ignalina, donde se puede visitar el reactor, la sala de control (el famoso botón rojo de la serie es uno de los objetos más fotografiados) y otras instalaciones lúgubres, mal iluminadas.

Todos los turistas tienen que llevar casco, un traje protector y no pueden fumar, comer ni beber durante el recorrido. Y ni hablar de llevar teléfonos móviles.

El precio de la entrada a la central es de 67 euros por persona.

El funesto recuerdo de Chérnobil

Además de la inédita promoción turística, los lituanos aprovechan la llegada de visitantes para recordarles las consecuencias en la población de país tras la explosión.

[Para leer más: ¿Por qué nos atrae el tanatoturismo?]

Unas 7.000 personas, la mayoría hombres, fueron enviadas a las tareas de limpieza a Chérnobil, ya que Lituania era una de las naciones integrantes de la Unión Soviética.

Sin protección adecuada ni medicamentos que eviten la consecuencia de la radiación, muchos sufren enfermedades y problemas de salud. Pero es imposible saber cuántos murieron por la exposición al material que generó la explosión de Chérnobil.

a.
Ahora en portada