Las cascadas más bellas que esconde Asturias

Con los colores del otoño en su máximo apogeo nos perdemos entre bosques y montes con estas rutas senderistas que nos llevan a cascadas que derrochan belleza y fotogenia

Cascada de Xúrbeo. Foto. Juan de Tury | Turismo de Asturias.:

Misteriosos bosques y calas ocultas, ríos salmoneros y montañas escarpadas, lagos y miradores asomados al vacío y que regalan increíbles vistas. Si de algo puede presumir Asturias es de naturaleza, empezando por sus 7 Reservas de la Biosfera declaradas por la Unesco y continuando por los mil y un rincones plagados de encanto repartidos por todo el Principado.

Con más de un tercio de su territorio protegido, Asturias esconde, entre sus muchos tesoros, bellísimos saltos de agua que ponen el broche final a diversas rutas senderistas.

En forma de tranquilos paseos o de pequeñas aventuras y con los colores del otoño como compañía, hoy nos fijamos en las cascadas más hermosas que se pueden localizar en Asturias, ya sea a unos pocos kilómetros de Oviedo o perdidas en los valles más recónditos.

Cascada Seimeira (Santa Eulalia de Oscos)

De 6,5 kilómetros pero dificultad baja es la ruta que conduce a la cascada Seimeira, un sendero que se adentra en los idílicos paisajes de Los Oscos, al oeste asturiano.

Casacada A Seimeira. Foto: Pablo López | Turismo de Asturias.

La ruta parte del área recreativa que encontramos entre Santalla y la aldea de Pumares. Siempre con el río como compañero, atraviesa el pueblo abandonado (y mágico) de A Ancadeira para llegar al Valle del Desterrado, un lugar en el que dejarse llevar por el halo de historia y leyenda.

El murmullo del agua se acreciente al aproximarse a la Seimeira donde, desde una altura de 30 metros, se precipita una magnífica cascada totalmente espectacular.

Aunque la ruta termina aquí, si se opta por avanzar un poco se llega al pueblo de Busqueimado donde dos enormes texos invitan a descansar sentados a su sombra.

Ruta Seimeira en otoño. Foto: Mapiris | Turismo de Asturias.

Cascadas de Oneta (Villayón)

En el concejo de Villayón, otro idílico rincón del occidente del principado, encontramos las cascadas de Oneta. La ruta para encontrarlas parte del pueblo del mismo nombre, Oneta, y tiene unos 3 km de longitud (lineal, solo ida) de paseo agradable y asequible a cualquier persona.

En realidad no es una cascada, sino un conjunto de tres saltos de agua escalonados en pocos metros que saludan desde el río Acebo, un indómito curso fluvial que ha tallado a su paso rocas y pozas y que se rodea de tupida vegetación atlántica.

La primera de las cascadas es la de Firbia, la más accesible pero también la más impresionante de las tres, de unos 15 metros de altura. A su alrededor se abre un circo de formaciones rocosas sobre el que rompen –con mucho estruendo, por cierto- las aguas, despidiendo además ráfagas de aire y agua pulverizada. Todo un espectáculo que se enmarca entre musgos, helechos, robles, abedules y castaños.

Cascadas de Oneta. Foto: Alejandro Badía | Turismo de Asturias.

La siguiente cascada es la de Ulloa o Fribia de Abajo, a la que se llega tras una fuerte pendiente y la tercera, la de Maseirua, es la más pequeña y encajonada, con un paisaje aún más abrupto.

Cascada del Cioyo (Castropol)

Calzado, bastones y ropa de abrigo. Check. Comenzamos por una ruta exigente pero que, prometido, vale la pena puesto que nos permite legar a un lugar mágico, que bien podría ser lugar de reunión de personajes mitológicos locales como xanas y trasgus.

Aunque tiene apenas 2 km, no está señalizada y en algún tramo aumenta la dificultad aunque quizás lo verdaderamente complicado sea encontrarla (y no perderse).

La ruta comienza en la carretera N-640 saliendo de Castropol en dirección Vegadeo. Tras Piantón se toma la carretera AS-22 dirección a Boal hasta llegar al pueblo de Samagán, donde se gira a la derecha por la carretera CP-4 en dirección a Penzol. Aproximadamente a medio kilómetro de Penzól se gira en dirección a Vilarin hasta unas viejas escuelas, donde se deja el coche.

Cascada del Cioyo. Foto Ayuntamiento de Castropol | Turismo de Asturias.

A unos 50 metros está el inicio de esta misteriosa ruta que transcurre entre un bosque mágico que atravesamos por un estrecho sendero salpicado de piedras y raíces -en varios tramos hay ayudas en forma de cuerda gruesa que permite mantener el equilibrio- que nos conduce junto hasta el río Porcía.

A lo largo del camino sorprenden diferentes saltos de agua aunque la recompensa al esfuerzo llega al final con una gran cascada perfecta para hacer mil y una fotos y pasar un buen rato disfrutando de un picnic. Hay quien dice que incluso se da un chapuzón, aunque para eso seguramente sea mejor el verano…

Cascada de Xúrbeo (Aller)

Quien busque un sencillo paseo y, a la vez, un impresionante paisaje, puede decantarse por la cascada de Xúrbeo, a apenas un kilómetro de la localidad de Murias, en el concejo de Aller.

Es una de las cascadas más ‘guapas’ de todo el Principado, que dirían los asturianos y lo cierto es que no se requiere mucho esfuerzo para comprobarlo.

Cascada de Xúrbeo. Foto: Juanjo Aspra | Turismo de Asturias.

La ruta, que comienza en el aparcamiento del pueblo, discurre por la ladera de un valle excavado por el río Negro mientras que el sendero, envuelto en robles y castaños y arropado por un manto verde del que sobresalen las arandaneras, parece una galería que conduce, por la ladera de la montaña, a la cascada.

Tras cruzar el río y cuando por fin se abre, la vista se dirige a la imponente cascada, abierta y reluciente, que brilla sobre la piedra oscura, con varios saltos laterales desde los que se despeña también el agua.

Cascadas del Guanga (San Andrés de Trubia)

Incluso al lado de las principales ciudades en Asturias encontramos paisajes y cascadas increíbles y las del Guanga son la prueba.

A escasos 14 km de la capital del Principado, en el Valle del Trubia, está este auténtico tesoro, formado cuando el Guanga se despeña por las rocas para unirse al río Trubia y que da lugar no a una sino a un conjunto de cascadas, algunas incluso dobles, que dibujan un paisaje casi selvático donde el rumor del agua se envuelve en un frondoso bosque atlántico plagado de robles, castaños, abedules y helechos.

Cascada del Guanga. Foto. David MFotografía | Turismo de Asturias.

La ruta puede hacerse de forma lineal o circular y tiene unos 5 km, saliendo del pueblo de San Andrés de Trubia (hay incluso bus urbano desde Oviedo), desde donde sale también una de las rutas senderistas y cicloturistas más famosas de Asturias, la Senda del Oso.

Bien señalizado, el camino se inicia ascendiendo entre castaños. Aproximadamente 1,5 km después termina la subida y nos adentramos en otra arboleda, esta sí, la que nos conduce a la cascada, donde el sonido del agua lo inunda todo.

En los alrededores hay restos de antiguos molinos y lo que fuera la aldea de Guanga, donde aún quedan casas y hórreos, llevándonos en una suerte de viaje al pasado.

Cascada Salgueira (Taramundi)

Como buen paraíso del agua, la zona de Taramundi cuenta con su propia ruta del agua, cascada incluida. Para conocerla existe un recorrido circular que parte de la capital del concejo, la localidad de Taramundi y recorre 14,5 km.

Cascada Salgueira. Foto: Juanjo Arrojo | Turismo de Asturias.

600 metros después de comenzar a andar encontramos el Museo de los Molinos (se pueden ver todos los artilugios en funcionamiento) y, desde ahí, a unos 2,5 km, la cascada del río Salgueira, una de las más bonitas del occidente asturiano.

Después de recuperar fuerzas y hacer un buen puñado de fotos la ruta continúa hacia el pueblito de Os Esquíos, seguido de As Veiga y Os Teixois, dos bonitas y, sobre todo, muy tranquilas aldeas, antes de enfilar de nuevo a Taramundi.

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