Casa Vicens: Gaudí, aquí empezó todo

Tras ser una propiedad privada por 130 años, la Casa Vicens se presentará como un museo. La remodelación del inmueble costó cuatro millones de euros

Tan sólo tenía 31 años, había sido un destacado alumno de la Escuela Provincial de Arquitectura de Barcelona, y la oportunidad que le dio el corredor de bolsa Manuel Vicens sería el primer peldaño de una sólida carrera que se coronaría con la cercana Sagrada Familia.

La Casa Vicens fue el primer trabajo grande que consiguió Antoni Gaudí. Era 1883, y Gràcia era un municipio independiente de Barcelona, dividido entre su centro de trama geométrica y los solares donde las familias burguesas construían sus casas de verano para buscar aires más puros de los que se respiraban en la Ciutat Vella.

Durante dos años, Gaudí uniría sus conocimientos técnicos, herencia de la tradición constructiva catalana, con la creatividad aplicada a los revestimientos interiores y exteriores, para crear una residencia de cuatro plantas, con interiores que juegan con motivos indios y mozárabes, en un interesante juego de luces y sombras que establecen un diálogo entre los diseños moriscos y la vegetación mediterránea.

En tanto, su exterior presenta guardas de mosaicos en verde y blanco que se entrelazan con cúpulas de ladrillo dispuestas en escalones, con figuras de girasoles y un enrejado de hojas de palmeras.

Inaugurada en 1885, la Casa Vicens se considera como una de las primeras creaciones del modernismo, estilo que explotaría una década después con las contribuciones de Josep Puig i Cadafalch, Lluís Domènech i Montaner, Enric Sagnier, José María Jujol, y por supuesto el mismo Gaudí, que fue tan innovador que sus obras se consideran un estilo aparte.

En 1925 la casa de verano pasó a ser residencia permanente de la familia Jover, y con la adquisición de las fincas vecinas, su jardín alcanzó las máximas dimensiones. En las obras de refacciones se perdieron la capilla de Santa Rita y la escalera original que había diseñado Gaudí.

Interior casa Vincens

Con el paso de las décadas Gràcia abandonaría su carácter semi-rural y la explosión urbanística rodeó a la Casa Vicens de anónimos edificios, una desidia de los responsables de urbanismo de la ciudad que el arquitecto José Antonio Martínez-Lapeña calificó como «infamia».

Este arquitecto, junto con sus colegas Elías Torres y David García, son los responsables de la rehabilitación de la finca, que fue comprada por Mora Banc en el 2014, y que ha invertido cuatro millones de euros en los trabajos.

La apertura se programa para otoño de este año, y luego de los trabajos de remodelación y adaptación, queda por configurar el circuito museístico, a cargo de Marta Antuñano, que presentará la historia de la casa y el contexto urbanístico y social en que se construyó.

El espacio contará con dos salas de exposiciones permanentes en las plantas primera y segunda (por motivos de seguridad, la pequeña terraza queda vedada al público), la planta baja será el punto de acogida de los visitantes, y el sótano se reserva como tienda y librería. A diferencia de otras residencias diseñada por Gaudí, en esta no se expondrá el mobiliario original, cuyos rastros se han perdido.

La casa se encuentra en la calle Carolines, una estrecha vía que el ayuntamiento proyecta reconvertir en semi-peatonal, a tono con la pacificación de la cercana avenida Príncipe de Asturias. Para evitar las filas de turistas agolpados en el exterior, se venderán entradas por Internet con horarios establecidos, y para amenizar la espera, los visitantes aguardarán en la cafetería que se instalará en el jardín.

Con la apertura de la Casa Vicens (el octavo edificio Patrimonio de la Humanidad que se puede visitar en Barcelona), aumenta el listado de inmuebles diseñados por Gaudí abiertos al público, que van desde las famosas Sagrada Familia, La Pedrera o la Casa Batlló hasta la Finca Güell o la Torre de Bellesguard, otra creación de Gaudí que sigue siendo vivienda particular, pero que se puede recorrer desde fines de 2013.

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