¿Unas vacaciones en un búnker de guerra? ¿Por qué no?

En Países Bajos se sigue la tendencia de reconvertir antiguos búnkeres en alojamiento, una idea que ya ha prendido en Alemania, Albania y Suiza

Interior del bunker. Foto Cocondo

Los búnkeres se construyen para ser invencibles, pero no pueden resistir el ataque de décadas de dejadez, vandalismo y degradación de los materiales.

En Países Bajos la ONG Cocondo puso manos a la obra para recuperar varias estructuras levantadas en tiempos de guerra y darles una nueva vida.

El paso inicial lo dieron con un búnker construido por Alemania durante la invasión nazi de la Segunda Guerra en las dunas de Hoek van Holland, en la boca del estuario que conduce a Róterdam.

Entrada al búnker frente al Mar del Norte. Foto Cocondo

Ayer un búnker, hoy un alojamiento

Este es uno de los miles de búnkeres construidos en esa guerra por Alemania para repeler la invasión de las fuerzas aliadas que, al final, se produjo en las costas de Normandía.

En las costas de Países Bajos hay miles de búnkers construidos para repeler la invasión aliada, que al final desembarcó en Normandía

En el caso de Hoek van Holland, la prueba piloto se realizó con una estructura construida para alojar un centro de comunicaciones.

Se trata de un cubículo de tres estancias, con un pequeño salón en la entrada, un baño y un dormitorio ubicado en la antigua centralita telefónica.

El búnker-alojamiento cuenta con una terraza en las escaleras que conducen al lugar.

A pesar de ser un búnker la habitación es luminosa. Foto Cocondo.

Refugios sostenibles

En la rehabilitación se han usado materiales reciclables, provenientes de la economía circular y que no desentonen con el paisaje de agreste belleza del Mar del Norte.

Este pequeño edificio abrirá sus puertas en agosto, y para las próximas rehabilitaciones se convocarán a diseñadores y artistas holandeses a que aporten ideas para renovar las casamatas.

Los búnkeres fueron reconstruidos con materiales sostenibles. Foto Cocondo

Miles de búnkeres para una invasión que nunca llegó

Pero este no es el primer caso de búnkeres transformados el alojamientos alternativos. Si hay un lugar donde abundan estas construcciones es en Albania.

Entre 1975 y 1983 el rígido régimen estalinista de Enver Hoxha ordenó la construcción de más de 173.000 refugios de hormigón para proteger a su población frente a una invasión de la OTAN o vaya uno a saber de quién, porque al final el gobierno colapsó en los años ’90 y sin disparar ni un tiro.

En Albania hay más de 173.000 búnkeres construidos para una invasión que nunca llegó

Muchos fueron invadidos por graffitis y la maleza, pero otros tienen una segunda oportunidad como bares y restaurantes frente a las playas del Adriático, depósitos, refugios para perros y, por supuesto, alojamiento.

Uno de los búnkeres reconvertidos en hostel. Foto Bed & Bunker

Iniciativa para recuperarlos

Desde marzo de 2012 estudiantes y profesores de las universidades de Tirana y Mainz lanzaron la iniciativa Bed & Bunker, con el que transformaron varias estructuras esféricas en modernos hostels, como en la villa de Tale.

El interior fue recubierto con madera, para contraponer un material cálido y sostenible frente al frío hormigón de la estructura.

Muchos búnkeres son de un tamaño pequeño, pero otros fueron pensados para albergar a numerosos refugiados o ser usados como centros de decisión militar. Uno de ellos, en la costa de Golem, se reconvirtió en un hotel de 20 habitaciones.

En el pueblo costero de Mali i Robit llama la atención cómo la cúpula de uno de ellos se pintó de vivos colores, y este nuevo hostel con bar en la playa parece una pelota gigante.

Para conocer más sobre la paranoia defensiva del gobierno albano se pueden visitar los dos museos de Bunk’Art (uno de ellos construido para proteger al ministro del Interior), donde además de los detalles de los búnkeres se puede ver cómo estaban dotados de elementos de supervivencia para una hipotética guerra.

Un hotel de lujo en un gigantesco búnker

La cadena NH sigue adelante con sus planes de transformar un gigantesco búnker construido de Hamburgo en un elegante hotel de 136 habitaciones.

Levantado con mano de obra esclava en 1942 fue pensado para alojar a 18.000 personas.

El edificio está ubicado en el barrio de Heiligensgeistfeld, una de las zonas más vibrantes de Hamburgo hoy.

Un antiguo búnker nazi será el Nhow Hamburgo. Render: NH Hotel Group.

El proyecto contempla levantar cinco plantas de forma piramidal donde se ubicarán las habitaciones. Además la azotea tendrá un denso jardín que se extenderá con enredaderas que tapizarán la estructura de hormigón.

Para cuando abra sus puertas, estará bajo la marca nHow, una de las más exclusivas de esta hotelera española.

Suiza: más refugios que nadie

Los suizos se mantuvieron neutrales en cuanta guerra haya asolado Europa, pero tras el último conflicto bélico sabían que no habría forma de evitar las bombas atómicas en caso de un ataque nuclear.

Por ello el gobierno ordenó en 1971 que cada habitante tenga garantizado un lugar donde evitar el apocalipsis.

Habitación del Null Stern Hotel. Foto Wikipedia

Por ello debajo de las ciudades y los valles hay 300.000 refugios, algunos de hasta siete pisos de profundidad y con capacidad para 20.000 personas, como el de galerías del Sonnenberg, en el bajo Lucerna.

El gobierno suizo ordenó que cada habitante tenga garantizado un lugar en caso de guerra nuclear. Y el país tiene 300.000 refugios bajo tierra

Con una menor hipótesis de conflicto, algunos de estos refugios se han reconvertido en cómodos alojamientos.

Este es el caso del hotel Null Stern de St. Gallen, que ofrece la experiencia de dormir en un espacio con comodidades para 14 personas.

El hotel tiene servicio de camarero…a las camas. Foto Null Hotel

En el lugar se han conservado las pesadas puertas, los teléfonos con disco, las señales luminosas y los sistemas de calefacción, todo un viaje a los años de la Guerra Fría.

Que estas estructuras pensadas para tiempos de odio y destrucción tengan una nueva vida como lugares de descanso y placer no deja de ser una señal de un progreso en la civilización.

a.
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