Bruselas, siempre de etiqueta

La capital belga conserva uno de los grandes patrimonios art nouveau de Europa. Un estilo arquitectónico que hizo arte a partir de la Revolución Industrial

El art nouveau fue un arte nuevo que floreció en una docena de ciudades europeas entre en 1890 y 1914, entre ellas París, Viena, Barcelona… y Bruselas. En la capital belga se construyeron más de mil edificios en este estilo, de los que se conservan doscientos. La mayoría de ellos son viviendas particulares que se pueden visitar por dentro en la Bienal que se organiza durante el mes de octubre: las casas Tassel, Cauchie, van Eetvelde y Solvay, por citar un puñado.

Además de la Casa Museo de Victor Horta, arquitecto y máximo representante del art nouveau en Bélgica, el Museo de los Instrumentos Musicales y el Centro Belga del Cómic, tres construcciones visitables todo el año, se pueden contemplar las fachadas de los edificios que se suceden en la avenida Louise y a orillas de los estanques de Ixelles. La asociación local destinada al estudio y protección del art nouveau ARAU organiza visitas guiadas para descubrir los tesoros concebidos según este estilo. Bruselas es una ciudad que a la que le gusta vestir de etiqueta.

El art nouveau logró trasladar a la arquitectura y el interiorismo los frutos del desarrollo industrial

El art nouveau llevoÌ la belleza al exterior y al interior de los edificios. Foto VisitBrussels.

El art nouveau llevoÌ la belleza al exterior y al interior de los edificios. Foto: VisitBrussels.

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Revolución industrial

A finales del siglo XIX Bélgica vivó un espectacular boom industrial. Bruselas, la capital del reciente reino belga y la primera ciudad industrial en el continente europeo, sin contar las de Inglaterra, aumentó su población de manera exponencial. Entre 1870 y 1910 el número de habitantes pasó de 250.000 a 800.000.

La ciudad se extendió hacia los suburbios gracias a la buena red de transporte público. De esta manera, lugares como Saint-Gilles, donde se encuentra la estación de tren Gare du Midi -desde donde parte el EuroStar-, Schaerbeek, Saint-Josse e Ixelles y sus estanques alcanzaron muy pronto un gran desarrollo urbano.

En ese contexto aparecieron unos jóvenes arquitectos con el ánimo de romper con el pasado: Horta, Hankar, Henry van de Belde, Cauchie y Blérot, entre otros. Apostaron por seguir en el mundo del arte los pasos que se estaban dando gracias al desarrollo industrial, como es el nacimiento de una clase media próspera y progresiva.

Inspirados por la naturaleza, los arquitectos art nouveau hiciero florituras con el hierro. Foto Visitbrussels.

Inspirados por la naturaleza, los arquitectos art nouveau hiciero florituras con el hierro. Foto: VisitBrussels.

El art nouveau empleó materiales consumidos y producidos por esa misma industria que nacía: el hierro, la madera y el vidrio. Materiales con los que aquellos arquitectos pudieron abrir espacios, dar luz y fluidez a sus diseños.

Con materiales a priori poco nobles como el hierro, la madera y el vidrio, una nueva generación de arquitectos desarrolló una estética elegante a tono con la pujante clase media

Para contrarrestar ese tono gris industrial insuflaron a su estilo un toque elegante y japonés en la ejecución de sus trabajos. No sólo dibujaban edificios, también el mobiliario.

La naturaleza fue una de sus fuentes d einspiracioÌn. En la foto, el Hotel Hannon Visitbrussels.

La naturaleza fue una de sus fuentes d einspiracioÌn. En la foto, el Hotel Hannon | VisitBrussels.

Una nueva estética (también interior)

La rica decoración del art nouveau se inspiró en el arts and crafts inglés, las raíces del movimiento. Horta y los demás arquitectos se nutrieron de la naturaleza como fuente de inspiración. Hicieron florituras con el hierro, la madera, el vidrio y la pintura, otorgando una nueva estética a los interiores de las viviendas de la nueva clase media.

La casa se convirtió en un trabajo artístico en sí misma y el art nouveau finalmente alcanzó una gran popularidad. El movimiento tomó dos direcciones: una orgánica, representada por Víctor Horta y otra más geométrica, representada por Paul Hankar.

Para Horta (1861-1947) el art nouveau fue más allá de la arquitectura. El arquitecto prefería las fachadas sencillas y el despliegue esplendoroso del diseño en el interior de las viviendas, no solo en lo que se refiere a estructuras arquitectónicas, sino también en la decoración: muebles, vajillas, cuberterías, cristalerías, cortinas, etc. Para él todos los elementos necesitan estar en armonía.

Maison Cauchie. Foto Visitbrussels

Maison Cauchie. Foto: VisitBrussels.

El sello de Víctor Horta

La casa Autrique es el primer edificio diseñado por Víctor Horta, en 1893 y la casa Tassel su primer gran obra innovadora. Le siguió la casa Solvay, en la elegante avenida Louise, un ejemplo de cómo vivían las familias burguesas acomodadas en el siglo XIX. Lamentarnos por no poder vivir en una casa así lo podemos hacer, tranquilamente, o en el vecino parque Egmont, en una terraza en Le Louise Village o en el bar de algunos de los elegantes hoteles que hay por la zona.

La casa van Eetvelde es la obra más atrevida del arquitecto. La pudo construir porque Edmond van Eetvelde, quien le encargó el diseño de su vivienda familiar, era alguien quien creía en las nuevas ideas y la innovación arquitectónica.

Hotel van Eervelde, una obra de Victor Horta. Foto VisitBrussels.

Hotel van Eervelde, una obra de Victor Horta. Foto: VisitBrussels.

Igual que construyó las residencias de sus clientes, diseñó la suya, la que hoy alberga el Museo Horta. Dos edificios interconectados, la casa del arquitecto y su taller, y que se puede visitar durante todo el año.

MuseÌe Horta. Foto Visitbrussels

MuseÌe Horta. Foto: Visitbrussels.

Abiertos todo el año

El Museo de lnstrumentos Musicales (MIM), además de ser uno de los tres edificios art nouveau abierto todo el año, se disfruta por fuera y por dentro. El museo ocupa uno de los antiguos edificios Old England, unos grandes almacenes de lujo muy frecuentados a principios del siglo XX.

Hoy forma parte de la red de Museos Reales de Arte e Historia ubicado en el denominado barrio de los museos de Bruselas. Su reputación, fachada aparte, se debe a los 1.200 instrumentos musicales que exhibe en sus salas, distribuidas en cuatro plantas.

Detalles de la fachada del MIM. Foto VisitBrussels.

Detalles de la fachada del MIM. Foto: VisitBrussels.

El Centro Belga del Cómic aúna dos tradiciones bruselenses muy arraigadas: el tebeo y el art nouveau. Este museo antes fue un taller textil, Horta lo convirtió en un edificio a la altura de lo que representa el cómic en esta ciudad. En Bruselas el arte está en las fachadas de sus edificios y en los muros pintados con personajes célebres del mundo del tebeo.

Art Nouveau en Flagey

El rastro de la huella del art nouveau se extiende más allá del centro urbano de Bruselas. Flagey es un barrio moderno y animado, conectado con la cultura y la juventud.

El Museo del CoÌmic es otro ejemplo de arquitectura art nouveau. Foto VisitBrussels.

El Centro Belga del Cómic es otro ejemplo de arquitectura art nouveau. Foto: VisitBrussels.

Muy cerca se encuentra la Universidad Libre de Bruselas. Sus estudiantes se dejan ver en la terraza del Café Belga en la plaza E. Flagey, el epicentro del vecindario. Desde aquí es fácil percibir ese aire multicultural, creativo, joven y efervescente del lugar.

La plaza está presidida por el edificio Flagey. Se trata de una casa de la música con predilección por el jazz. Fue la primera sede de la radio nacional. Es un edificio de estilo art decó diseñado por el arquitecto Josep Diongre en el año 1938.

El art déco, más geométrico y depurado, surgió cuando el nouveau empezó a languidecer. El edificio Flagey tiene forma de barco y en el momento de su inauguración cumplía con las exigencias técnicas y acústicas más estrictas de la época. Se ha renovado por completo y en 2002 volvió abrirse al público (permanecía cerrado desde que en 1974 el Instituto de Radio Belga saliera del edificio).

Flagey, en el EÌtangs d'Ixelles. Foto Jean Paul Remy Visitbrussels

Edificio Flagey, en el EÌtangs d’Ixelles. Foto: Jean Paul Remy | VisitBrussels.

Antes de seguir paseando, no es mala idea comprarse un cucurucho de patatas fritas en la fritería que hay en la misma plaza y continuar andando. En los alrededores de los estanques de Ixelles, rodeado de fuentes y sauces llorones, se levantan casas señoriales de estilo art Nouveau y déco. Este último movimiento bajó el telón de aquel arte nuevo sin el que no se entiende Bruselas.

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