Betanzos, la joya escondida de las Rías Altas gallegas

Descubrimos el espectacular legado histórico y patrimonial de una de las antiguas capitales del Reino de Galicia

Villa de Betanzos. Foto: Turismo de Galicia.

Los ríos Mandeo y Mendo se vuelven mansos cuando se hallan a punto de aportar sus caudales a la ría de Betanzos, una de las más bellas de las gallegas Rías Altas. Justo en ese punto, sobre una colina, aparecen, apiñadas con un aparente desorden, las bellas casas y muchos monumentos que ofrece la antigua Betanzos de los Caballeros, que nunca olvida que fue capital de una de las siete provincias del antiguo Reino de Galicia.

Ese ancestral honor se palpa, y entiende, en cada rincón de un casco histórico que fue declarado Conjunto Histórico – Artístico.

Si recorres las calles de Betanzos a tu libre albedrío o con una guía de papel entre tus manos, es posible que llegues a rascar su superficie. Sin embargo, la profundidad de conocimiento que podrás adquirir de esa manera no se podrá comparar con la experiencia de explorar la ciudad en compañía de una persona como Alfredo Erias Martínez, experto cronista de Betanzos y auténtico hombre del Renacimiento.

Alfredo se presentó con humildad, diciendo que, simplemente, “me gusta contar la historia de los lugares que considero mi hogar”. Pero lo cierto es que, además de cronista, escritor, pintor, dibujante y grabador, Alfredo es también el alma mater del interesantísimo Museo de As Mariñas.

Betanzos desde el aire. Foto: Turismo de Galicia.

Museo de As Mariñas, uno de los mejores museos etnográficos de Galicia

Tras visitarlo a fondo, me cuesta describir qué es el Museo de As Mariñas. Y tal dificultad estriba en la amplitud de campos que tocan las distintas exhibiciones que en él encontré.

Su creador nos iba explicando los objetos que veíamos en las distintas salas. Así, pasamos de ver los sarcófagos graníticos de algunos eminentes personajes del medievo betancero a admirar cuadros de la escuela de Rubens en Amberes, transitando por una completa colección de trajes y vestidos populares de la comarca y la región.

Además, antiguos proyectores de cine ambulante, colecciones de cajas de cerillas, pupitres escolares de mediados del siglo pasado, carteles de fiestas populares, antiguos bordados y encajes, esculturas griegas y un largo etcétera de cosas curiosas que demandarían más de un día para poderlas disfrutar con la atención que merecen.

Museo de As Mariñas. Foto Turismo de Galicia

Aunque me pareció una colección completísima y variada, el bueno de Alfredo se quejaba de la falta de sitio para colocar otros muchos artilugios más que tenía almacenados.

Una plaza monumental

Salimos del museo totalmente impresionados, mientras nuestro anfitrión nos conducía a través de la Plaza de los Hermanos García Naveira, dedicada a unos hermanos indianos que, a finales del siglo XIX, contribuyeron al desarrollo de Betanzos con las riquezas obtenidas en las Américas.

El sol otoñal lucía con fuerza y cegaba a los tenderos que, como cada mañana de sábado, comenzaban a desplegar sus puestos de fruta y verdura en plena plaza.

En torno a ellos, los edificios monumentales parecían proliferar como setas en los bosques otoñales.

Iglesia de Santo Domingo. Foto: Turismo de Galicia.

Y es que a esta plaza se asoman el magnífico Edificio Liceo, que se levantó, a mediados del siglo XVIII, para albergar el archivo de Galicia, pero que nunca fue utilizado para tal fin.

También el Colegio de Huérfanas, la Fuente de Diana Cazadora y la iglesia de Santo Domingo forman parte del elegante elenco que se ve complementado por algunas señoriales casas de balcones acristalados que aportan un porte distintivo al casco histórico de Betanzos.

Las tres iglesias góticas

Alfredo nos guió a través de la plaza mientras no cesaba de regalarnos sus explicaciones, siempre sencillas e interesantes, y nunca densas, sobre la ciudad.

Así nos contaba cómo Betanzos forma parte del recorrido del Camino Inglés, una variante del Camino de Santiago algo menos conocida que otras – como el Francés o el del Norte – y que tiene su inicio en Ferrol y una longitud de unos 112 kilómetros.

En el casco historico se pueden ver elegantes edificios modernistas. Foto: Turismo de Galicia.

Como si fuera un ejemplo vivo de su explicación, un caminante escocés se nos acercó para preguntar dónde podía conseguir que le sellaran su pasaporte de peregrino. Tras indicarle un bar y una librería, pasamos a entrar en la primera de las tres fascinantes iglesias góticas que hay en Betanzos.

La iglesia de Santiago fue levantada en el siglo XV por orden de Fernán Pérez de Andrade, cabeza de la familia que ostentaba el poder en toda la comarca. Es una clara representación de la transición del románico al gótico y en los capiteles de sus columnas nuestro cronista nos mostró ciertas escenas religiosas que él interpretaba libremente.

Algo más arriba, la iglesia de Santa María del Azogue puede vanagloriarse de ser considerada por muchos como la más hermosa de Betanzos. Contemporánea de la de Santiago, esta iglesia – que ha sido declarada Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural – esconde en su interior el primer y único calendario agrario que se puede encontrar en Galicia. Además, su retablo fue robado (y devuelto) por el famoso Erik el Belga, quien falleció en 2020 siendo el más prolífico ladrón de arte en la Europa del siglo XX.

Arquivoltas de la iglesia Santa Maria del Azogue. Foto: Turismo de Galicia.

No sufrió ningún robo similar la iglesia de San Francisco, también gótica del siglo XV y situada a unos pasos de la de Santa María del Azogue. Su interior tiene como gran pieza monumental el sepulcro del gran Fernán Pérez de Andrade, adornado con todo tipo de detalles que esconden distintas historias.

Casas coloridas, balcones, ríos y murallas

Desde la iglesia de San Francisco descendimos una pequeña cuesta hasta una de las antiguas puertas de la muralla medieval de Betanzos. Se trataba de la Porta do Cristo. A escasa distancia de ella, la Porta do Ponte Vella comunica las calles de A Cerca y O Alfoli. Aún conserva las marcas del antiguo rastrillo en su arco ojival y frente a ella se efectuaba el control de peso de las mercancías que se traían para ser vendidas en el mercado de la villa.

Callejeando por el casco histórico nos encontramos con antiguas casas de coloridas fachadas y bellos balcones. Sin embargo, aunque el origen de muchas de ellas es medieval, los balcones no llegarían hasta el siglo XVII, cuando aparecieron cultivos de frutos que tenían que ser secados al aire libre, como el maíz.

Casco antigo de Betanzos. Foto: Turismo de Galicia.

Hasta ese momento, las viviendas de Betanzos no tenían espacio abajo, pues esa zona era destinada al ganado, y por ello vinieron con la solución de unos balcones que, con el paso del tiempo, acristalarían.

Antes de regresar a la concurrida y vibrante plaza de los Hermanos García Naveira, visitamos la farmacia más antigua de Galicia. Se trataba de la farmacia del Dr. Couceiro Serrano, que abrió sus puertas en el siglo XVII y sigue en manos de la familia tras 10 generaciones.

En su interior se mantiene la bella apariencia de una farmacia de la época, con sus antiguos tarros de compuestos y el mobiliario en madera.

Entrar en ella fue un auténtico viaje en el tiempo, aunque lo mismo nos ocurrió durante todo el recorrido con Don Alfredo. Él se marchó como llegó, sin apenas ser percibido y haciéndonos pensar si no habría sido todo un sueño en una ciudad de otra época.

a.
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