Berlín, una buena apuesta

Barrios, terrazas, negocios, infraestructuras… Berlín respira futuro y creatividad como solo los jóvenes lo hacen

Si tuviera que hacer una apuesta sobre cuáles serían las tres ciudades europeas que coparían un supuesto podio de una supuesta competición entre las diferentes capitales del continente en 2025, créanme, mis favoritas serían Londres, Madrid y Berlín.

Tranquilos. Entiendo los gritos en el cielo que pondrán muchos lectores. ¿Y París no?, dirán algunos de ellos. Bueno, últimamente, es difícil acertar un fin de semana entre las protestas de los chalecos amarillos, los que claman contra la reforma de las pensiones que impulsa el gobierno Macron…

Londres es una ciudad vivísima, capital financiera y puente privilegiado con la emergente Asia, el mundo árabe y los EEUU

Además, aunque reconozco su belleza, la alegría de sus barrios, su impresionante oferta cultural y urbanística, y es quizás la ciudad europea que más he visitado, siempre la he visto un punto pagada de sí misma.

[Para leer más: Cinco rincones de Berlín desconocidos hasta para los berlineses]

Londres y Madrid

Creo de verdad que tiene más posibilidades Londres, aún con la incógnita del brexit. Londres es una ciudad vivísima, capital financiera -no nos engañemos, Frankfurt es hoy aún una tranquila aldea comparada con la capital británica-, puente privilegiado con la emergente Asia, el mundo árabe más potente y los Estados Unidos y con el idioma líder indiscutible mundial. De todas maneras, como París y Londres son ciudades listas ya han establecido acuerdos para promocionarse conjuntamente.

Da igual las veces que vayamos: hay lugares por los que siempre hay que pasar en Berlín.

Da igual las veces que vayamos: hay lugares por los que siempre hay que pasar en Berlín.

¿Madrid? Pues sí. Ya sé que algunos de ustedes creerán que me he venido arriba y mis recientes estancias, cada vez más prolongadas, en la capital de España me han atrapado y creado una especie de síndrome de Estocolmo, pero para mí es la que tiene un recorrido al alza más nítido. Es una ciudad tremendamente abierta, el idioma la mantiene como la puerta preferida de Europa para el mundo latinoamericano y está creciendo. Le falta acelerar un poco y que la política no la frene.

Lo que empuja a Berlín es su juventud, que se traduce en una incorformidad bien entendida y una desbordante creatividad

Berlín: apuesta segura

Y si les he adivinado medianamente sus pensamientos, me ha parecido entender que sobre Berlín no había apenas discrepancias. OK, estamos de acuerdo. Berlín es una apuesta segura. La capital alemana disfruta, por supuesto, del liderazgo de Alemania en la Unión Europea y esto ayuda.

Pero desde mi punto de vista lo que empuja Berlín al cielo es la juventud de que hace gala. En sus barrios, sus terrazas, sus negocios, sus comercios, su comunicación… Berlín respira futuro como sólo la adolescencia lo hace.

Berlín es una ciudad eminentemente joven y esa cualidad reúne muchas virtudes, entre ellas la inconformidad bien entendida y la creatividad. De hecho, los que miden estas cosas dicen que la capital alemana tiene la mayor densidad de galerías de arte por metro cuadrado de todo el mundo.

BerliÌn. Foto: Pixabay

Si algo es Berlín es joven y sexi. Foto: Pixabay.

Berlín es pobre, pero sexi, lanzaron como eslogan sus dirigentes hace ya un tiempo, para reclamar que su orgullo y su ambición de futuro no iba a poder ser limitado por el déficit causado por la unificación -piensen que en unos días, tras la caída del muro, Berlín dobló literalmente todos sus equipamientos-. La respuesta a sus exigencias desde el gobierno federal tuvo la misma dosis de ironía: si eres sexi, la pobreza es relativa. Pero eso ya es harina de otro costal.

Cualquier paseo por la ciudad debe incluir una lista de inelusidbles, como la puerta de Brandeburgo, el Reichstag, la Bebelplatz o el edificio de la Nueva Guardia de Berlín

Rumbo a la capital alemana

Si no quiere perderse el auge de esta ciudad y está dispuesto a ponerla en su radar para que se convierta en una habitual en sus proyectos de viaje, con la excusa que sea, como he decidido tenerla yo, voy a compartir con ustedes algunas de mis referencias. Al fin y al cabo, Vueling, por ejemplo, me transporta desde Barcelona al corazón alemán en algo más de dos horas.

Haya ido las veces que haya ido, yo tengo una serie de inevitables lugares que recorro siempre como un rito de iniciación antes de lanzarme a descubrir nuevos rincones.

Los ineludibles son por supuesto la puerta de Brandeburgo y el vecino Reichstag; al otro lado está el monumento al Holocausto, un vasto conjunto de bloques de hormigón singulares en memoria a las víctimas de origen judío de la II Guerra Mundial, pero que a mí me resulta imposible de visitar ante la mala educación y falta de un mínimo de sensibilidad de que hacen gala cientos de guiris, subiéndose a los bloques para ser fotografiados, al menos hasta que los vigilantes con un grito les obligan a bajarse.

Memorial del Holocausto. Foto: Pixabay.

Memorial del Holocausto. Foto: Pixabay.

Para tomarme un respiro, entro al Adlon a tomar un café. No me negarán que sentarse donde conspiraba la inteligencia tanto del lado soviético como del norteamericano tiene su gracia.

‘La Pietá Kollwitz’, en el edificio de la Nueva Guardia de Berlín, es de una belleza sobrecogedora

Bebelplatz

Me gusta pasear junto al río y observar las modernas construcciones que al otro lado acogen las oficinas parlamentarias y algunas del Gobierno, puro minimalismo, pero con un elegante encaje en la perspectiva visual.

Luego, sin remedio, mis pasos me llevan a la Bebelplatz donde siempre me quedo un rato, como rezando, ante el suelo donde un vidrio transparente deja ver unas estanterías vacías bajo tierra. Es el monumento dedicado a la quema de 20.000 libros de la vecina Universidad Humboldt que los nazis perpetraron en 1933. Y recuerdo las palabras de Heinrich Heine: “Sólo fue un preludio, ahí donde queman libros se termina quemando también personas”.

Nueva Guardia de Berlín

¿Cómo entender la historia del siglo XX sin Berlín y lo que significa? Cerca hay otro de mis lugares de culto: el edificio de la Nueva Guardia de Berlín, en la avenida Unter den Linden, 4, un bello referente de la arquitectura neoclásica alemana.

La impresionante PietaÌ Kollwitz en el edificio de La Nueva Guardia.

La impresionante PietaÌ Kollwitz en el edificio de La Nueva Guardia.

Pero siendo importante el continente lo que a mí me emociona es el contenido. Dentro, bajo un óculo, se halla la estatua Madre con hijo muerto de Käthe Kollwitz, también llamada La Pietá Kollwitz, una figura sobrecogedora expuesta al sol, la lluvia o la nieve que penetran por el techo y que simboliza el sufrimiento de los berlineses durante la Segunda Guerra Mundial.

Recientemente inaugurado y con diseño de David Chipperfield Architects, el sexto edificio de la Isla de los Museos proporciona un nuevo acceso al lugar

La oscuridad del recinto apenas iluminado por la luz que pasa a través del óculo y la expresión de la madre mientras en sus brazos yace su hijo muerto golpean la mente de los que allí asisten. Aquí no hay selfies, ni risas, apenas algunas fotos tomadas como con vergüenza y con los ojos humedecidos.

La Isla de los Museos

La lista de imprescindibles no puede olvidar la Isla de los Museos, declarado Patrimonio de la Humanidad, y que para mí lidera el de Pérgamo. Dedíquele las horas que sean necesarias, lo visite por primera, segunda o enésima vez. El altar de Pérgamo, la puerta de Babilonia, la Muralla de Mushatta o los paneles de madera del Salón de Alepa son joyas impresionantes que uno no se cansa nunca de admirar.

Isla de los Museos, BerliÌn. Foto: Jens Schlueter | EFE | EPA

Isla de los Museos, BerliÌn. Foto: Jens Schlueter | EFE | EPA.

Yo, siempre que voy a Berlín, hago de esta ruta mi pista de aterrizaje imprescindible. Ya no voy a Alexander Platz, un culto al feísmo, ni por supuesto al ajado Checkpoint; aunque si me sobra algo de tiempo y puedo si me acerco a la Postdamer Platz, más que nada para observar lo que fue el primer intento de planificación urbanística en la ciudad tras la unificación, donde participó una pléyade de renombrados arquitectos.

Descubrimientos

Cumplido con el deber autoimpuesto, cada nueva visita a Berlín me permite o le va a permitir descubrir una ciudad encantadora y de una vitalidad que no deja de sorprender. Ponga en su objetivo estos barrios: por supuesto el Mitte; Prenzlauer y su avanzada ‘hipsterización’, y Neukölln, la zona donde dicen que los neoyorquinos se están hinchando a comprar apartamentos. Reserve si puede una localidad para asistir a un concierto de la Orquesta Filarmónica de Berlín, de las mejores del mundo.

Si le pierde la comida, como a un servidor, la zona de restauración y alimentación del piso superior de los almacenes Ka De We son una tentación irresistible, lo más parecido al lujo de Harrods que uno puede encontrar.

Lógicamente, tiene una amplísima oferta para comer o picar algo: Paco Pérez ha abierto en el Hotel Das Stue, en Drakestrasse, 1, el 5 by Paco Pérez, y yo recientemente he comido muy bien en el restaurante del Hotel Regent, en Charlottenstrasse 49, y en el Grill Royal, en Friedrichstrasse 105 b, junto al Spree.

Grill Royal. Foto: Getty Images

Grill Royal, una idea para cenar en Berlín. Foto: Getty Images.

Si le gusta salir de noche, Berlín es la capital del techno, pero claro en este tema yo no puedo ayudarle mucho -soy una especie de Cenicienta, que más allá de las 12…-, pero en el blog voyaberlin.com hay una lista de recomendaciones que me merecen credibilidad.

Recuerde mi apuesta: Berlín, Madrid y Londres. Si me equivoco, estaré encantado de rectificar. En cualquier caso, esté seguro de que no me arrepentiré. Habrá valido la pena jugársela por lo que estas ciudades suponen para Europa.

a.
Ahora en portada