Arquitectura, motor, viñedos y cerveza: Stuttgart no se acaba nunca

Con Mercedes-Benz y Porsche como símbolos, Stuttgart nos sorprende con innovación y creatividad (y nos seduce con vino y cerveza)

Entre palacios imperialistas, arquitectura bauhaus, coches, viñedos, jarras de cerveza y todo lo que quieras saber sobre el mundo del motor, te faltará tiempo para descubrir todos los secretos de Stuttgart.

Los diferentes estilos de Stuttgart

El Museo Mercedes Benz con forma de doble hélice, obra de los arquitectos de Ámsterdam UNStudio Ben van Berkel y Caroline Bos y el de Porsche diseñado por los vieneses Delugan Meissl Associated Architects son símbolos de la ciudad.

Stuttgart, que pasó a ser un ejemplo en las escuelas de arquitectura mundial, continúa manteniendo su entusiasmo por la edificación de vanguardia

Ratifican la pasión por el diseño de este enclave del sur de Alemania, capital del estado de Baden-Württemberg, desde que en 1927 se realizó en la entonces periferia de Stuttgart el complejo urbanístico y Patrimonio Cultural de la Humanidad ‘Weissenhofsiedlung’, más conocido como Bauhaus, con alrededor de 30 intervenciones obra de varios arquitectos liderados por Ludwig Mies Van der Rohe

Porsche Museum. Foto Turismo de Stuttgart.
Museo Porsche, uno de los símbolos de la ciudad. Foto Turismo de Stuttgart.

[Para leer más: Róterdam, capital de la arquitectura de vanguardia]

El hogar de la Bauhaus

Un buen ejemplo de la era bauhaus es el curioso hotel V8 en Meilenwerk, decorado con piezas, carrocerías y motivos del mundo del automóvil.

Cada una de sus 34 habitaciones tiene un diseño exclusivo que bien puede ser una gasolinera, un lavadero de coches o un taller. Las camas, por su parte, están incrustadas en carrocerías años 50 que las hace acogedoras y divertidas.

Stuttgart, que pasó a ser un ejemplo en las escuelas de arquitectura mundial, continúa manteniendo su entusiasmo por la edificación.

Kunstmuseum. Foto Turismo de Stuttgart.
Kunstmuseum. Foto Turismo de Stuttgart.

Prueba de ello es el Cubo de Vidrio que ha venido a protagonizar la Schlossplatz añadiendo un nuevo estilo a la mezcla arquitectónica que se da en uno de los centros vitales y comerciales de Stuttgart. 

El ingenioso edificio, obra de Haschler Jehle, ha hecho del Museo de Arte un lugar emblemático desde cuyo restaurante vidrioso se contempla una espectacular postal de la ciudad y desde la ciudad al anochecer se observa la desnudez del cubo que, iluminado, desvela su esqueleto de piedra caliza.  

 

La ciudad del buen gusto

Ese amor por el detalle y el buen gusto de la ciudad suaba goza de un excelso representante en el Zoo-Botánico de Wilhelma, conocido como la ‘Alhambra del Río Neckar’ por sus edificios cristalinos de corte morisco que  contienen flora y fauna del globo terráqueo.

En el paseo por sus 74 acres, un auténtico gozo para los sentidos, se observan los flamencos al lado de las sequoias, las palmeras y los osos polares, como si todos pertenecieran a ese entorno paradisíaco del Wilhelma que muchos escolares se esfuerzan en reproducir en su blog de dibujo.

El Museo de Mercedes-Benz está siempre lleno de curiosos y amantes del mundo del motor

No lejos de Wilhelma están las piscinas de ‘agua mineral’, ya que la ciudad de Stuttgart goza del privilegio de estas aguas y sus saludables baños.

Ambiente en la Schlossplatsz, frente al Palacio Nuevo. Foto Turismo de Stuttgart.
Ambiente en la Schlossplatsz, frente al Palacio Nuevo. Foto Turismo de Stuttgart.

[Para leer más: Un siglo de la Bauhaus en seis edificios alrededor del mundo]

Stuttgart al volante

El museo del insigne automóvil Mercedes que le debe su nombre a Mercedes, la hija de Emil Jellinek, primer gran distribuidor de Benz, está siempre lleno de amantes del motor que no quieren perderse el espectacular despliegue de la firma que revolucionó el mundo cuando, en 1926, la empresa de Gottlieb Daimler y la del inventor de Mannheim, Karl Benz, se fusionaron, convirtiéndose en la primera fábrica de automóviles. 

Mercedes Benz Museum. Foto Unsplash.
Mercedes Benz Museum. Foto Unsplash.

Desde entonces el coche ha acompañado la vida de los hombres, como bien se ve en el Museo Mercedes que, sabiamente estructurado, ofrece un paseo por la historia de Alemania -y con ella del mundo-, de la mano del modelo que cronológicamente correspondiera a su momento histórico.

Museo Mercedes Benz. Foto JG Photography Unsplash.
Museo Mercedes Benz. Foto JG Photography | Unsplash.

De Mercedes a Porsche

La arquitectura rompedora del Museo Porsche evoca la velocidad, el diseño, la magia de los coches de carreras y deportivos que pasan un espectacular desfile de modelos en su interior.

La visita al museo es un viaje por la trayectoria apasionante de Porsche que comenzó en 1948 con el legendario tipo 356 Nº 1.

Conocidas son la filosofía de Porsche, valorando debidamente a las personas que fabrican los productos y la pasión con que trabajan la marca ‘Idea Porsche’, a quien su creador Ferdinand Porsche consagró la vida, secundado por su hijo Ferry.

Porsche Museum. Foto Manena Munar.
El Museo Porsche fue diseñado por el estudio vienés Delugan Meissl Associated Architects. Foto Manena Munar. 

El caballo Porsche representa el emblema de Stuttgart “ciudad de yeguas” llamada así por el criadero de caballos (Stutengarten) que el duque Luidolf von Schwaben mandó construir y alrededor del cual se desarrolló el asentamiento de la Stuttgart de hoy.

Ir de vinos ‘a lo Besen’

Tras el recorrido por el universo automovilístico de Sttutgart, y ya cayendo la noche, es el momento perfecto para ir al encuentro de un Besen.

La traducción literal de Besen es escoba y corresponde al símbolo escogido por el gremio de vinateros para que el visitante, al dar con un cartel que dibuja una escoba en la puerta, supiera que la casa estaba abierta y, con ello, la oferta de su vino y gastronomía.

Viñedos de Baden Württemberg. Foto Manena Munar.
Viñedos de Baden Württemberg. Foto Manena Munar.

Los pequeños vinateros de Baden-Württemberg cuentan con la prebenda de, durante cuatro meses al año, poder vender los caldos e incluso hacer gala de su destreza culinaria para todo aquel que pase por sus bodegas.

De cañas en la Cannstatter Volksfest

Es una experiencia simpática que se que se viene celebrando desde 1818 como acción de gracias por las buenas cosechas del año. El sonido protagonista de fiesta es el ‘chin-chin’ del brindis con la jarra vecina (suelen ser jarras de un litro) como señal de una amistad que durara toda la noche, subidos en las mesas de madera de los pabellones, compartiendo canciones y bailes.

Carrusel a lo Coney Island en la fiesta de la cerveza de Stuttgart. Foto Manena Munar.
Carrusel a lo Coney Island en la fiesta de la cerveza de Stuttgart. Foto Manena Munar.

Los jóvenes se engalanan ‘a lo babariano’: pantalones de ante verde con peto para ellos, trenzas rubias y vestidos con telas de cuadritos y corsés escotados para ellas. La feria goza de todos los ingredientes de una verbena de película estilo Coney Island años 20.

a.
Ahora en portada