Viaje al corazón histórico de Andalucía

En el centro de Andalucía las ciudades de Alcalá la Real, Antequera, Puente Genil, Écija y Lucena ofrecen una recomendada escapada por su historia y tradiciones

Antequera: Plaza San Sebastián. Foto Turismo de Andalucía

En el centro geográfico de Andalucía se despliega un pentágono de forma irregular, en cuyos vértices se encuentran cinco ciudades que ofrecen un viaje en el tiempo, donde el arte y una gastronomía sin igual van de la mano con una hospitalidad que se remonta a generaciones.

Se trata de las Ciudades Medias del Centro de Andalucía, que reúne diferentes programas turísticos y culturales en la iniciativa Tu Historia, en un radio que no supera los 150 km en sus extremos más alejados.

Estamos hablando de las villas de Alcalá la Real, Antequera, Écija, Lucena y Puente Genil, valiosas muestras del espíritu andaluz que comparten desde las provincias de Sevilla, Córdoba, Jaén y Málaga.

En ellas se despliegan barrios con interesantes testigos de arquitectura popular, conventos y catedrales, restos de civilizaciones prehistóricas, palacios barrocos y renacentistas y tradiciones que enlaza con un antiguo saber culinario.

Alcalá la Real

Comenzamos desde esta ciudad de poco más de 20.000 habitantes, enclavada en la Sierra Sur de Jaén, muy cerca del límite con Granada.

Castillo de la Mota, en Alcalá la Real. Foto Turismo de Andalucía

La villa forma parte de varios circuitos regionales como el Itinerario Cultural Europeo de la Ruta del Califato, Castillos y Batallas y los Caminos de Pasión .

La trama urbana de Alcalá la Real es la típica de la cultura árabe, con sus calles empinadas abigarradas de casas, muchas de ellas antiguas residencias señoriales

Su punto histórico más destacado es la Fortaleza de la Mota, vestigio de la ciudad fortificada que fue abandonada en los siglos XVI y XVII, cuya restauración permite conocer cómo era la denominada ‘vida en la frontera’.

La trama urbana de Alcalá la Real es la típica de la cultura árabe, con sus calles empinadas abigarradas de casas, muchas de ellas antiguas residencias señoriales que se codean con iglesias de un rico pasado, como la de la Consolación, la de Santo Domingo, la de Nuestra Señora de las Angustias y la de San Juan Bautista.

Museo arqueológico en Alcalá la Real. Foto Turismo de Andalucía

También vale la pena conocer la riqueza arquitectónica del palacio Abacial, del Ayuntamiento y la Fuente del Pilar de los Álamos.

Si se quiere obtener la mejor vista de la villa hay que prepararse para subir las empinadas cuestas del barrio Las Cruces. Pero las panorámicas justifican el esfuerzo.

La gastronomía local brilla con sus guisos típicos, el arroz caldoso y la secretaria, que junto al lomo de orza, el salchichón y el queso de cabra, conservados en aceite de oliva virgen extra, se acompañan de unos vinos del terreno de gran calidad.

Antequera

Descendemos en un arco de 111 km hacia el suroeste hasta Antequera, ya en tierras malagueñas de olivos y cereales, recordada por sus iglesias blancas.

Un buen punto de partida para conocer su historia es el Palacio de Nájera, donde se resguarda la tumba romana de Acilia y la intrigante escultura plástica de Efebo.

Antequera: Plaza Ochavada. Foto Turismo de Andalucía

Al caminar por sus callejuelas hacia la parte alta de la ciudad se llega a la Colegiata de Santa María, señalado como el primer edificio renacentista de Andalucía.

Hay que conoce la majestuosidad de sus naves, así como la vecina Alcazaba, recinto monumental donde se impone la Torre del Homenaje.

La Colegiata de Santa María se considera como el primer edificio renacentista de Andalucía

Iglesias como la del Carmen y Santo Domingo y conventos como los de San José, así como palacios como el de los Marqueses de Peña recuerdan el esplendor de Antequera entre los siglos XVI y XVII por su estratégica posición en las rutas comerciales entre Sevilla y Granada, y entre Málaga y Córdoba.

Ermita de St Cristo. Foto Turismo de Andalucía

Pero la historia de la ciudad es más antigua de los que muchos creen, con vestigios que se remontan a los años 2.000 a 2.500 a.C., cuyos testigos son los dólmenes de Menga, Viera, Romeral y Alcaide. Cabe recordar que en la cercana Villanueva de Algaidas está el mejor conjunto dolménico de España.

Écija

Si se viaja una hora hacia el noreste se llega a Écija, la ciudad de las torres barrocas, villa de la campiña suiza ubicada a la vera del río Genil.

Iglesia de Santa Ana. Foto Turismo de Écija

A cada paso se despliega un interesante testigo de la arquitectura civil, como son los palacios de Peñaflor, el de Benjamí (sede del Museo Histórico Municipal, con piezas que datan de la época romana), el de Valdehermoso (guardián de un patrimonio plateresco del siglo XVI), el de Santaella y el de Palma, otra casa-museo dueña de magníficos artesonados de lacería mudéjar y mobiliario del siglo XIX.

En cuanto al patrimonio religioso, las iglesias de Santiago, la de Santa Cruz, de la Concepción, la de San Juan o la de Santa María son dignas representantes de estilos que van desde el gótico-mudéjar al barroco y neoclásico.

Iglesia de Santa María. Foto Turismo de Écija

Puente Genil

Desde Écija hay que hacer un ligero desvío hacia el oeste de 45 km hasta Puente Genil, en la provincia de Córdoba, donde el recuerdo de la cultura romana se mezcla con un culto al aceite de oliva y los vinos regionales.

Su pasado se puede descubrir en el Museo Histórico, ubicado en el antiguo convento de los Franciscanos, que presenta un magnífico claustro.

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La escalera barroca conduce hasta las salas del museo dedicadas a la tradición de la Semana Santa y a la pasión por el flamenco a través de los músicos locales.

En el Yacimiento Arqueológico de Fuente Álamo se pueden descubrir algunos de los mosaicos romanos más importantes de España

Para recorrer el casco histórico se sugiere caminar por la calle Don Gonzalo, que permite llegar hasta el río que rodea el barrio por sus lados, y llegar al famoso puente de piedra de origen medieval que bautiza a la villa.

Allí se puede ver el complejo industria de La Alianza, antigua fábrica de harina y fuente generadora de electricidad que hizo posible que Puente Genil sea la primera localidad andaluza con alumbrado público de luz eléctrica.

El Puente Genil que bautizó la ciudad. Foto Turismo de Andalucía

Además de las fachadas e interiores de sus iglesias en este pequeño barrio se pueden ver exponentes de la arquitectura como la casa mudéjar de La Aurora o el Teatro Circo.

Cerca, en el Yacimiento Arqueológico de Fuente Álamo se pueden descubrir algunos de los mosaicos más importantes de España, claves para conocer el legado del arte romano en la península.

No hay que olvidar la gastronomía local, como el clásico dulce de membrillo o los vinos finos de Montilla-Moriles, maridados en una cocina con base en las huertas del Genil y en el oro líquido del aceite virgen extra de la comarca.

Lucena

Lucena se encuentra a 30 km hacia el oeste, al sur de la provincia de Córdoba. En la zona se encontraron restos de los neandertales de hace 450.000 años, pero la villa es más conocida porque fue la única ciudad íntegramente habitada por judíos entre los siglos VIII y XII.

Hospital San Juan de Dios, de Lucena. Foto Turismo de Andalucía

La huella de esta comunidad llevó a que la antigua villa sea conocida como La perla de Sefarad o la Ciudad de los poetas, evidencia de la importancia cultural en la Edad Media.

Lucena fue la única ciudad íntegramente habitada por judíos entre los siglos VIII y XII

La necrópolis judía y algunos restos en las calles típicas también son testigos de aquellos años.

Panorámica de Lucena. Foto Turismo de Andalucía

Pero hay más atractivos turísticos por conocer, como la fortaleza almohade Castillo del Moral donde estuvo prisionero Bobabdil ‘el Chico’ tras su derrota ante las fuerzas cristianas.

También cabe destacar el imponente Sagrario de San Mateo, digno ejemplar del barroco cordobés, así como el Palacio de los Condes de Santa Ana y el Santuario de la Virgen de Araceli.

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