48 horas en Mánchester (y nada de fútbol)

Sí, es posible ignorar el deporte rey en la capital del fútbol inglés, una de las ciudades europeas más dinámicas y modernas que se reinventa en cada rincón

Considerada la capital del fútbol inglés, sus dos equipos estrella: Manchester United y Manchester City atraen cada fin de semana a miles de visitantes a sus estadios, a su museo del fútbol y a sus muchas atracciones en torno al deporte rey. Sin embargo, hay vida más allá del fútbol en la tercera ciudad de Inglaterra y en la que, por derecho propio, una de las ciudades más dinámicas, abiertas y divertidas del país.

El mundo del diseño y los barrios modernos han encontrado aquí un buen caldo de cultivo. Como ha ocurrido en otras urbes europeas, las antiguas zonas industriales se han ido reconvirtiendo en polos que atraen a empresas tecnológicas, firmas creativas, museos de vanguardia y pequeños comercios sostenibles… En Mánchester se concentran sobre todo en dos lugares: First Street y New Islington.

Las zonas de First Street y New Islington, tradicionalmente industriales, se han reconvertido en polos de tecnología, diseño y vanguardia

[Para leer más: Londres estrena un mercado gastro en una antigua iglesia]

First Street

La primera de ellas, justo al sur del canal de Rochdale y a un paso del centro urbano, ha apostado en firme por la vanguardia artística y su integración en edificios muy singulares. 

First Street. Foto Sergio Cabrera

First Street. Foto: Sergio Cabrera.

Configurado como proyecto urbanístico, abundan las esculturas contemporáneas de gran tamaño, los espacios para peatones en los que poder celebrar performances y todo tipo de actividades y han abierto sus puertas lugares como el HOME, un centro cultural con salas de cine, de exposiciones y una pequeña cafetería y tienda.

Todo gira en torno a la plaza Tony Wilson, presidida por una estatua de Friedrich Engels.

New Islington

Bastante más alejado hacia el norte de la ciudad, New Islington cuenta con una pequeña marina y mira en todo momento al canal de Rochdale. Allí se están levantando urbanizaciones de lujo y de diseño, con casas en las que prima la sostenibilidad.

En la zona de New Islington, alrededor del Cotton Field Park, se concentran modernos negocios instalados en antiguas naves industriales

Sin duda, es el nuevo distrito hípster por excelencia y se nota especialmente en el Cotton Field Park, un pequeño parque con detalles zen. Aquí se han reunido muchos de los bares, cafeterías y panaderías más interesantes, algunas de ellas dentro de antiguas naves industriales, almacenes de algodón o factorías.

New Islington, Manchester. Foto Urban Splash

New Islington, Manchester. Foto: Urban Splash.

No podemos dejar de visitar el Pollen Bakery, especialmente si somos amantes de los desayunos, con un horno propio en el que se preparan todo tipo de bollos y unas hogazas de pan irresistibles.

También podremos acercarnos al Ancoats Coffe Co. (tienen su propio tostadero de café, toda una delicia), mientras admiramos los pequeños puentes de ladrillo rojo y las esclusas del canal, herencia de la revolución industrial inglesa.

Una coqueta plaza rodeada de edificios victorianos de ladrillo rojo recuerda al científico británico Alan Turing, que logró descifrar los mensajes en clave del ejército nazi

Un paseo por el centro

El centro histórico de Mánchester es pequeño y bastante accesible a pie, por lo que podremos desentendernos de cualquier tipo de transporte público durante nuestra escapada de fin de semana. Comenzamos con una pequeña ruta, de este a oeste, por la propia estación de Piccadilly, que seguramente será nuestra puerta de entrada al conectar en 30 minutos la ciudad con el aeropuerto.

La estación en sí no es una maravilla arquitectónica, pero no deja de ser curioso observar cómo se ha mantenido buena parte de la estructura industrial de hace décadas. Inaugurada en 1842, es la que más viajeros intercambia fuera de Londres en el país y llaman la atención sus andenes abovedados.

Ruta por el centro de la ciudad. Foto: Turismo de Manchester.

Hay mucho para descubrir en el corazón de la ciudad. Foto: Turismo de Manchester.

También es un buen lugar donde hacerse con un café antes de empezar la ruta, aunque, si queremos uno excelente, tendremos que salir de ella y dar unos pasos hasta el Black Sheeps Coffee de Piccadilly Place, detrás del hotel Motel One y que juega también con el diseño.

La primera parada tras la estación será el Memorial Alan Turing, una bonita plaza rodeada de edificios victorianos de ladrillo rojo que recuerda al malogrado científico británico, quien descifró el código de los mensajes secretos del ejército nazi y trabajó como profesor de la Universidad de Mánchester tras la Segunda Guerra Mundial.

A pocos metros del barrio chino llegamos al corazón histórico de la ciudad: la plaza de San Pedro

La plaza, situada junto a edificios de la propia universidad, sirve también como entrada a las calles que forman el barrio chino de la ciudad con la zona de ambiente LGTBI, para muchos el más animado y divertido de todo Reino Unido, sin las imposturas de Londres.

Chinatown

Si caminamos todo recto por Sackville Street, llegaremos al gran Arco de Chinatown, símbolo del distrito. Todas las calles del alrededor están llenas de pequeños locales de comida de India, Tailandia y China, pero también de fish and chips y otros bocados.

Arco Barrio Chino. Foto Sergio Cabrera

El tradicional arco que señala el acceso al barrio chino. Foto: Sergio Cabrera.

En apenas una decena de pasos llegaremos al corazón histórico de la ciudad: la plaza de San Pedro. Aquí se encuentran galerías de arte (la Manchester Art Gallery, por ejemplo, con una colección con obras de Constable y Turner) y edificios imponentes y singulares como la Biblioteca Central, de forma circular y cuya entrada es gratuita a buena parte del espacio, o el Coroners Office, con su gran torre y que era centro de reunión militar, a las espaldas del Ayuntamiento.

De hecho, es el gobierno local lo que nos espera en la siguiente plaza: la de Alberto. Presidida por una gran estatua de John Bright, importante político británico del siglo XIX.

El Ayuntamiento actualmente se encuentra en un proceso de remodelación pero esto no impide disfrutar de su imponente campanario, una torre de 87 metros de altura que recuerda en gran medida al Big Ben de Londres. En sí, el edificio es una delicia, de estilo victoriano neogótico y completado en 1877, con grandes salas ceremoniales en su interior.

Ayuntamiento de Manchester. Foto Sergio Cabrera

Ayuntamiento de Manchester. Foto: Sergio Cabrera

La biblioteca más grande de Inglaterra

Desde Albert Square tendremos dos opciones para seguir nuestra ruta, pudiendo dejar una de ellas para la segunda jornada. La primera de ellas nos lleva, siempre en dirección oeste, a dos de los rincones más interesantes de Mánchester: la Biblioteca John Ryland y el Museo de Ciencia e Industria. La segunda, en dirección norte, a las calles comerciales y la Catedral.

Si optamos por la primera, pararemos en un edificio neogótico que acoge la biblioteca más grande de Inglaterra y que, por su diseño, nos recuerda a un castillo, a una catedral y a una armería medieval, pero no a una biblioteca, de ahí su belleza y que no dejemos de admirar cada rincón.

Inaugurada en 1900, destaca su gran sala principal, pero no podemos perdernos sus escaleras, los diferentes miradores interiores, balcones, celosías, vidrieras… no hay detalle al azar. La entrada es gratuita y su tienda está llena de curiosidades.

Biblioteca John Ryland. Foto VisitBritain.

Biblioteca John Ryland. Foto: VisitBritain.

Precisamente la tienda del museo es una de las cosas que más llama la atención en nuestra segunda parada. Y no porque el Museo de Ciencia e Industria, situado en una antigua fábrica textil, no merezca la pena por sus exposiciones y obras, sino porque han llevado a otro nivel el número de objetos curiosos y de diseño que se pueden concentrar en la boutique de un museo, especialmente si vamos con niños.

En el museo, por su parte, tendremos la opción de conocer el trabajo de diferentes campos de la física, la astronomía, la química… así como en qué consistía el trabajo de las industrias de la lana, germen industrial de Mánchester. Consejo: si tenemos tiempo y hay un poco de hambre, no hay que dejar pasar el bizcocho de limón en la cafetería del museo.

Museo de la Ciencia e Industria. Foto Sergio Cabrera

Museo de la Ciencia e Industria. Foto: Sergio Cabrera.

Galerías victorianas y boutiques de diseño

El camino desde Albert Square a la Catedral coincide con las calles comerciales por excelencia de Mánchester. Aquí también se nota la ola de diseño que ha invadido la ciudad.

Por ejemplo, en las coquetas galerías victorianas de Barton Arcade, entre las calles Ann’s Square y Deansgate. Algo escondidas, merecen mucho la pena. Allí tendremos tiendas de todo tipo, incluyendo una curiosa sobre especialidades gastronómicas catalanas. Destaca el Pot Kettle Black, una cafetería especializada en brunch, con una bonita cristalera interior. También hay barberías, tiendas de objetos de diseño, etc.

Antes podremos entrar en la iglesia de Santa Ana, pequeña pero con un interior precioso en el que destacan sus formidables vidrieras con diferentes personajes del Antiguo Testamento. Además, en su puerta hay un pequeño puesto con scones, para los que no quieran irse de Inglaterra sin probar una de sus meriendas más tradicionales.

Barton Arcade. Foto Sergio Cabrera

Barton Arcade. Foto: Sergio Cabrera.

También la Catedral de Mánchester destaca por sus vidrieras, de un diseño moderno y que, los días de sol, llenan de luces de colores su interior, así como por su órgano (si podemos asistir a un concierto será una experiencia inolvidable) y su coro de madera.

Esencia medieval inglesa

Al lado del templo está la plaza de Shambles, que mantiene la esencia medieval de Inglaterra gracias a un conjunto de pubs en edificios tradicionales de la época: el Sinclair Oyster Bar y The Old Wellington, que gozan de la terraza al aire libre más grande del centro urbano (atestada los días de buen tiempo y con cervezas no más caras que en otras zonas de la ciudad).

Si el tiempo no acompaña y llueve podemos refugiarnos en The Printworks, donde tendremos decenas de opciones de ocio y gastronomía a cubierto, a un paso también de la Catedral y rodeado de muchos centros comerciales. Visitarlo merece la pena porque podremos admirar la reconversión de un edificio inaugurado en 1873 y que hasta 1985 era la imprenta de los periódicos Manchester Evening Chronicle y Daily Mirror. Hoy es todo un universo de neones.

The Printworks. Foto Sergio Cabrera

The Printworks. Foto: Sergio Cabrera.

Otro plan fuera de ruta para un fin de semana en Mánchester es la visita al Imperial War Museum North, un museo dedicado a la guerra y a su impacto en la sociedad. Su edificio tiene un diseño único, obra del arquitecto Daniel Libeskind. Abierto en 2002 y con entrada gratuita, acoge también exposiciones temporales, todas ellas con el propósito de hacernos pensar sobre los horrores de los conflictos bélicos.

Desde allí tendremos una buena vista de The Lowry, al otro lado del canal, considerado uno de los templos del teatro y la danza de la ciudad.

De marcha en Manchester

Si queremos divertirnos por la noche, la mejor opción es volver sobre nuestros pasos a la zona universitaria. Las calles Canal, Richmond y Bloom están llenas de pubs en los que no faltan actuaciones durante casi todos los días de la semana.

The Lowry. Foto Turismo de MaÌnchester

The Lowry. Foto: Turismo de MaÌnchester.

También podremos en ellos cenar, si no queremos solo ir de copas o de cervezas. Destaca especialmente, sobre todo por su gran espacio, el VIA Bar.

Otra zona con mucho ambiente es la que rodea a la plaza de Piccadilly Gardens, con una gran estatua de la reina Victoria. Allí se encuentra el Wetherspoon, un pub abierto en 1979 y que está lleno de fotos históricas en su interior. Alternar las dos zonas, una cada una de las dos noches que pasemos en la ciudad, será una buena idea.

Comprobaremos que la ciudad nunca duerme, especialmente los fines de semana, y sin el fútbol como excusa.

a.
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