36 horas y muchas razones para pasar por San José (y quedarse)

Direcciones secretas para descubrir las tendencias que laten bajo la superficie de la caótica capital de Costa Rica

Hasta no hace tanto tiempo, pasar por San José suponía solo un obligado trámite antes de disfrutar de los incontables atractivos del resto del país. Hasta aquí se llegaba porque en La Alajuela, a apenas 17 km, está el aeropuerto internacional Juan Santamaría, el más importante del país y de donde parten la mayor parte de los tours turísticos por este privilegiado país. Pero algo está cambiando -rápida e intensamente- en la capital de Costa Rica.

Lo cierto es que la poca querencia a San José tiene su razón de ser. La ciudad ha crecido de una forma bastante desproporcionada. Con su zona metropolitana alberga ya una población de tres millones de personas. Es decir, en torno al 60% del total de Costa Rica. Y hay que tener en cuenta que la mayor parte de ellas acuden con sus propios vehículos a los centros de trabajo y estudio de la ciudad lo que se traduce en colas y atascos diarios de varias horas.

Además de las visitas más típicas al Teatro Nacional, la catedral o el Museo del Oro, buscamos nuevos y más desconocidos atractivos que nos llevan a multiespacios de arte y gastronomía como Amor de Barrio

Si le damos una oportunidad, San JoseÌ tiene mucho que ofrecer.

Si le damos una oportunidad, San JoseÌ tiene mucho que ofrecer. Foto: Turismo de Costa Rica.

Pero, por fortuna, las cosas están mutando. Y lo están haciendo de una forma radical, incluido el capítulo de transportes, que con nuevos ferrocarriles y el auge de las bicicletas eléctricas, tal y como ocurre en muchas ciudades europeas.

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Gemas ocultas en San José

Pero hay mucho más, esta vez de cara a los visitantes: junto a la típica visita al Teatro Nacional, al Museo del Oro, al Museo Nacional y a la Catedral Metropolitana, han surgido atractivos más adecuados a lo que buscan los viajeros del siglo XXI.

No siempre evidentes. Pero es que uno de los principales alicientes de las nuevas tendencias urbanas es tener un carácter un tanto oculto, incluso secreto. Por eso, no está de más contar con los servicios de algún experto en la materia, como los de la empresa Carpe Chepe, cuyos guías proponen actividades tan divertidas como gratificantes.

Teatro Nacional San JoseÌ. Foto Turismo de Costa Rica.

Teatro Nacional San JoseÌ. Foto: Turismo de Costa Rica.

Amor de barrio

Uno de los epicentros de la revolución cultural, lúdica y culinaria que está experimentando la capital “tica” es el megaespacio Amor de Barrio, en la zona de Escalante, muy cerca de la estación de tren del Atlántico. Aquí, en algo menos de diez años han abierto más de 100 restaurantes, amén de bares y todo tipo de locales de diversión.

Al estilo de los nuevos y exitosos mercados gastronómicos que hay por todos los rincones del planeta, Amor de Barrio alberga un buen puñado de esos restaurantes. Casi todos con el concepto de una cocina abierta y desenfadada y distribuidos en los diferentes niveles del centro, un antiguo teatro completamente reformado.

El plano superior lo ocupa una gran terraza con vistas a San José y a las montañas que la enmarcan. Su nombre es Selvática, club premium con una amplia carta de cócteles y todo tipo de bebidas, que se ha convertido en uno de los principales puntos de encuentro de la gente guapa de la ciudad. También de muchos de sus visitantes.

SelvaÌtica

SelvaÌtica corona la propuesta de Amor de Barrio. Foto: Selvática.

Explosión de arte urbano

Los grandes muros de los almacenes, aparcamientos y talleres que hay en esta zona también han vivido una importante transformación. De nuevo siguiendo la tendencia mundial, se han convertido en un irresistible reclamo para el street art, con originales murales ejecutados por artistas nacionales e internacionales.

Este tipo de arte va conquistando espacios en San José, a veces en lugares tan sorprendentes como los muros situados junto al mismísimo Parlamento Nacional.

El Jardín de Lolita

Sin salir de la zona de Escalante, y sin perder de vista el trazado ferroviario que la cruza, está El Jardín de Lolita, otro multiespacio repleto de pequeños restaurantes, cervecerías y bares. Locales donde por la noche se dan cita los más jóvenes, pero que por la tarde albergan a un público heterogéneo que disfruta de la costumbre del afterwork.

Aquí, por ejemplo, merece la pena cenar en A Dos Manos, donde elaboran al momento enormes hamburguesas de carne gran calidad al tiempo que se puede explorar en su interesante variedad de cervezas artesanas. 

El JardiÌn de Lolita

Foto: El JardiÌn de Lolita.

Muy diferente en concepto es la experiencia que propone Sikwa, donde el chef Pablo Bonilla desvela las bases culinarias de Costa Rica, rescatando preparaciones de la cultura indígena y también de la cocina criolla.

El resultado es una carta tan extensa como seductora, y una agradable alternativa al gallo pinto y al casado, sin duda, los dos platos nacionales costarricenses.

Ya que se está por esta zona merece la pena caminar unos cientos de metros y llegar hasta el barrio de Amón, con sus edificios neocoloniales, muchos de ellos bonitas mansiones de fachadas coloristas. Otras veces, edificios públicos tan curiosos como la Escuela Buenaventura Corrales (o de Mujeres), completamente en chapa. Sus diferentes piezas fueron construidas en Bélgica, en 1896, y posteriormente ensambladas, una por una, al llegar a San José.

Un paseo por el Mercado Central

Antes de abandonar la capital tica, camino de alguno de los magníficos parques nacionales o de las costas del país, merece la pena tomar fuerzas en cualquiera de los puestos del Mercado Central, en plena Avenida Central.

Ceviche en el Mercado Central de San Jose

Ceviche en el Mercado Central de San Jose. Foto: Turismo de Costa Rica.

Esta es, sin duda, la principal meca gastronómica de la ciudad, el lugar donde encontrar todo tipo de ingredientes, con una especial apuesta por los productos orgánicos y de proximidad.

Pero, aparte de los puestos convencionales, típicos de cualquier mercado de abastos (frutas y verduras, carnes y chacinas, pescados y mariscos, conservas, herbolarios…), por lo que destaca éste es por su increíble variedad de platos cocinados.

En las diferentes barras situadas por la parte central del mercado tienen hueco los principales exponentes de la cocina local y también algunos divertimentos, como las gélidas delicias de la Sorbetera de Lolo Mora, donde elaboran un helado de un solo sabor que es absolutamente adictivo.

La Sorbetera de Lolo Mora

Delicias heladas de todos los colores. Foto: La Sorbetera de Lolo Mora.

Por último, una de las mejores referencias para alojarse en esta zona, justo junto al emblemático Teatro Nacional, es el Gran Hotel Costa Rica, parte de la Curio Collection de Hilton. También es una interesante opción para tomar una copa a última hora, en la última planta. Desde allí se domina buena parte de la ciudad iluminada. Sin duda un buen colofón a esta visita nada convencional a la capital tica.

 

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