De polo a polo: así es el crucero más extraordinario de Hurtigruten

Los cruceros de expedición MS Roald Amundsen y MS Fram de Hurtigruten unirán las frías aguas de los océanos Ártico y Antártico con viajes que durarán entre dos y tres meses

MS Roald Amundsen. Foto: Dan Avila | Hurtigruten.

Alaska, el Paso del Noroeste, Groenlandia, el mar Caribe, el Canal de Panamá, América del Sur, la Antártida. Son nombres que, por sí mismos, despiertan la imaginación y evocan aventuras. Descubrir cada uno es seguramente el anhelo de muchos viajeros pero, ¿te imaginas recorrerlos todos en un único viaje? Es lo que ha se propuesto Hurtigruten a través de dos de los viajes más espectaculares que ha puesto en marcha jamás.

La compañía, especializada en cruceros de expedición por los confines del mundo, ha presentado un nuevo itinerario, de 93 días de duración y a bordo de su buque más avanzado, el MS Roald Amundsen, que lleva por nombre el del primer explorador que alcanzó con éxito los polos norte y sur, al que rinde homenaje de nuevo con este espectacular viaje.

Un crucero épico

La primera salida de este nuevo crucero partirá de Vancouver el 8 de agosto de 2022 –no nos digas que no te avisamos- para visitar un total de 11 países además de la Antártida antes de desembarcar en Buenos Aires, exactamente 93 días después.

El viaje se realiza en el MS Roald Amundsen, el barco más avanzado de Hurtigruten. Foto: Andrea Klaussner.

A bordo del primer barco ‘ecológico’ de crucero del mundo con motor híbrido de batería, se visitarán paisajes tan desconocidos como el archipiélago volcánico de las islas Aleutianas o la remota isla de San Mateo, en el mar de Bering (Alaska) antes de cruzar el Círculo Polar Ártico y dirigirse por el legendario Pasaje del Noroeste –por cierto, también fue Amundsen quien logró, en 1903, atravesarlo navegando por primera vez-.

Después de llegar a Groenlandia y la isla de Baffin y atravesar el estrecho de Davis y el pasaje de pasaje del Ilulissat Icefjord, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, el buque emprende el viaje hacia el sur pasando por lugares como Red Bay, un antiguo asentamiento ballenero vasco en la costa sur de Labrador en el Estrecho de Belle Isle (Canadá), Corner Brook, en la desembocadura del río Humber, Halifax y Lunenburg, con sus casitas pintadas de vivos colores que prácticamente no han cambiado desde el siglo XVIII, cuando era un asentamiento colonial británico.

Ya en aguas de los EE UU, las paradas incluyen las ciudades de Eastport, Rockland -donde probar su famosísima langosta-, Bar Harbor, el centro artístico de Provincetown (que sirvió de inspiración a artistas como Jackson Pollock) y Boston.

Los días de navegación en el mar pueden rellenarse con diferentes conferencias, actividades relacionadas con la ciencia y la conservación y relajándose en la piscina infinita del barco, alguno de sus jacuzzis, la sauna. También está equipado con un gimnasio y una pista de atletismo al aire libre.

Explorando el Caribe

Desde Miami, el viaje adquiere un nuevo color, concretamente el azul –o los miles de azules- al navegar por Belice e Isla de Providencia (Colombia), en tiempos base del pirata Henry Morgan en el siglo XVII para saquear galeones españoles cargados de oro. Aunque dicen que gran parte del oro robado permanece escondido en la isla, lo cierto es que sus verdaderos tesoros son más bien sus playas de arena y aguas cristalinas.

Las Islas del Maíz en Nicaragua, Bocas del Toro en Panamá, con un parque marino declarado Patrimonio Mundial por la Unesco por ser uno de los lugares con mayor diversidad biológica de la Tierra y el Puerto de Colón son los últimos lugares que se visitan antes de cruzar el Canal de Panamá y adentrarse en el Océano Pacífico.

Después, el MS Roald Amundsen continúa navegando por las costas de Ecuador y Perú, donde se hacen escalas en el puerto de Salaverry, Lima y Paracas.

El buque Fram en las Islas del Maiz (Nicaragua). Foto: Hurtigruten.

A continuación, Chile ofrece algunas sorpresas, como el pequeño paraíso escondido en Iquique, con sus palmeras y paseos junto a la playa, La Serena y Valparaíso.

Rumbo a la Antártida

En la Patagonia vuelve la aventura, navegando por los fiordos chilenos y las islas que se encuentran en la escarpada provincia de Magallanes, donde montañas irregulares parecen querer ascender al cielo.

Tras atravesar la parte occidental del Estrecho de Magallanes y recorrer el Parque Nacional Alberto de Agostini, tallado por glaciares, el buque enfila el Canal Beagle y sus impresionantes paisajes hasta llegar al legendario Cabo de Hornos, en Tierra del Fuego, donde se encuentran los océanos Atlántico y Pacífico.

A través del Pasaje Drake se accede finalmente al continente helado, donde se llegará el 2 de noviembre. Entre inmensos icebergs, plataformas de hielo y glaciares y mientras las placas desprendidas se estrellan contra las aguas, el séptimo continente se revela en cada emocionante excursión. Navegar hacia una caldera volcánica inundada, aterrizar en una bahía con reliquias de la era ballenera o desembarcar entre miles de pingüinos son solo algunas de las emocionantes experiencias que aguardan.

El viaje a la Antártida es de esos de ‘una vez en la vida’. Foto: Hurtigruten.

Las salidas se combinan con otros momentos en el Centro de Ciencias que viaja en el buque, donde analizar por ejemplo el fitoplancton en el microscopio y ayudar a recopilar datos para futuros estudios científicos. El fotógrafo profesional que acompaña la expedición también compartirá consejos y técnicas para capturar estos espectaculares paisajes.

El último tramo del viaje es una navegación de dos días a través del Pasaje de Drake que culmina en Ushuaia, Argentina, para tomar un vuelo a la magnética ciudad de Buenos Aires.

Una versión algo más corta de este crucero, es la de 63 días que se ofrece a bordo del barco MS Fram, que reduce a algo más de dos meses el viaje, con un precio desde 31.308 euros. Para viajar en la primera opción hay que solicitar precio y disponibilidad directamente a la compañía.

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