El pasado de Ávila se conoce de otra manera con las visitas teatralizadas

Las murallas de Ávila, la ciudad isabelina, su pasado judío y hasta su potente gastronomía se presentan de una manera diferente con actores caracterizados como personajes célebres

Las visitas teatralizadas descubren una nueva historia de Ávila. Foto: Wei Hunag | Unsplash.

Puede que no seas un apasionado de la historia, que huyas de visitar iglesia tras iglesia o creas que los museos no son para ti. Quizás sea cuestión de enfoque. Pongamos, por ejemplo, Ávila. Una ciudad Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1985 en la que destaca su muralla medieval y una buena colección de palacios, conventos, monasterios e iglesias.

Pero, ¿y si pudieras conocer su historia de la mano de leyendas y personajes históricos vinculados a la ciudad? Isabel la Católica, Teresa de Jesús, Moshé ben Sem Tob de León, San Juan de la Cruz o el temible Tomás de Torquemada son solo algunos de los nombres, protagonistas este verano de las nuevas visitas teatralizadas en Ávila.

Una nueva historia

Precisamente ‘Ávila de leyenda’, que recorre la Basílica de San Vicente, la Plaza del Mercado Grande, la Catedral, la Plaza del Mercado Chico, el Rastro y la Plaza de La Santa, es el nombre de una de estas visitas, que permiten conocer distintos aspectos de la ciudad vinculados con su arquitectura o hechos históricos.

La esencia de Ávila a través de visitas teatralizadas y su gastronomía. Foto: Turismo de Ávila.

Existen, incluso, visitas nocturnas para descubrir su cara más misteriosa.

La vida de la reina Isabel la Católica, nacida en 1451 en la villa abulense de Madrigal de las Altas Torres, inspira otra de las visitas, que recorre sus huellas en la ciudad y la provincia, a las que estuvo íntimamente ligada y donde residió regularmente.

El recorrido nos conduce al Real Monasterio de Santa Ana, donde se formó la princesa Isabel, y el Real Monasterio de Santo Tomás, construido bajo el mecenazgo de Hernando Núñez de Arnalte -tesorero de los Reyes Católicos-, su mujer María Dávila, el inquisidor fray Tomás de Torquemada y los propios Reyes Católicos, que pasaron allí largas temporadas.

Ávila judía

Como en tantas otras ciudades, en Ávila residió una numerosa e influyente comunidad judía a lo largo de todo el medievo. Aunque son escasos los testimonios arquitectónico-arqueológicos que han llegado a nuestros días, sí conocemos la ubicación de sus sinagogas, comercios o tenerías, donde se trabajaba el cuero.

Muralla de Ávila. Foto: Tony Prats | Pixabay.

Recientemente se han encontrado además vestigios del cementerio judío en los terrenos del monasterio de la Encarnación, incluida una estrella de David grabada en una de las puertas del Real Monasterio de Santo Tomás construido posteriormente en el lugar.

Seguir los pasos de Santa Teresa, retroceder a tiempos de la revuelta comunera junto al noble abulense Suero del Águila, que buscará aliados entre nosotros, conocer al músico local más internacional, Tomás Luis de la Victoria, o saber qué director de cine norteamericano encontró inspiración en estas tierras y en sus tabernas son otras de las aventuras que proponen estas rutas.

Los recorridos tienen un precio de 6 euros y pueden reservarse directamente a través de la web de Turismo de Ávila.

Una ruta en clave gastronómica

Además de las visitas, otro buen plan para bucear en las raíces de la ciudad es acercarse a su gastronomía, que aún conserva influencias de las cocinas romana, árabe, judía, morisca y mudéjar.

La gastronomía abulense tiene influencias de las cocinas romana, árabe, judía, morisca y mudéjar. Foto: Turismo de Ávila.

Basada en contundentes guisos (no hay que olvidar que Ávila es la capital de provincia más alta de España, a 1.131 m sobre el nivel del mar), la gastronomía abulense destaca por el protagonismo del producto base y los sabores tradicionales.

Las carnes procedentes del ganado vacuno en la que resalta la raza conocida como carne avileña son otros de sus fundamentos, unido a las legumbres, que derivan en platos tradicionales como las judías de El Barco de Ávila, tostón de Arévalo, el cocido moragueño o las yemas de Santa Teresa.

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