Siete razones para ir (y regresar) a Valladolid

El color de su Plaza Mayor, la tradición de sus tapas, edificios monumentales como la Academia de Caballería, y sus parques son algunos de los motivos para enamorarse de esta ciudad castellana

La Academia de Caballería, uno de los edificios más emblemáticos de Valladolid. Foto Fernando Santander-| Unsplash

En este último tramo del verano, en que las temperaturas son más agradables y que permiten programar paseos y caminatas, es la ocasión para regresar a sitios como Valladolid, que presenta una interesante combinación de cultura, ocio, gastronomía e historia.

A la ciudad castellana se la puede descubrir en uno o tres días, en una forma relajada pero que permita abarcar la mayor cantidad de atractivos.

Estas son siete propuestas que justifican un viaje, o un regreso, a Valladolid.

Plaza Mayor

Desde la Edad Media este fue uno de los puntos neurálgicos de la sociedad de Valladolid. Y tras el incendio de la ciudad en 1561, se diseñó un espacio cerrado y con soportales, que fue inspiración de otras plazas mayores de España como la de Madrid.

La Plaza Mayor de Valladolid sirvió de inspiración a otras de España, como la de Madrid

El rojo almagre del pavimento y los edificios simulan el ladrillo visto para emular el aspecto que ofrecía en el siglo XVI. Este color marca, además, las tres alturas originales de las viviendas.

La Plaza Mayor antes de un concierto. Foto Javier Enjunto Flickr
La Plaza Mayor antes de un concierto. Foto Javier Enjunto | Flickr

Allí destaca la fachada ecléctica del ayuntamiento, y en su trazado -además del relax de sus terrazas- se suelen organizar eventos como el Festival Internacional de Teatro y Artes de Calle, la Feria del Libro de Valladolid y diversos festejos de Navidad y la Semana Santa.

Academia de Caballería de Valladolid

Este es uno de los edificios más imponentes de la ciudad, donde el arquitecto Adolfo Pierrad se inspiró en los palacios renacentistas europeos.

Su fachada de granito y piedra arenisca de Salamanca destaca en armonía el entorno ciudadano.

Academia de Caballería de Valladolid. Foto Antonio Rodriguez | Flickr

Dentro se encuentra un interesante museo de historia militar, con una colección de armamento y de uniformes históricos desde el siglo XVI. Entre sus joyas está la única máquina Enigma que hay en España, el dispositivo creado por Alemania en la Segunda Guerra para cifrar mensajes.

Plaza del Viejo Coso

Este es uno de los rincones que pueden escapar de una primera visita, pero por su belleza merece ser buscado.

Donde estuvieron las casas del conde de Salinas se construyó una plaza de toros, que luego pasó a ser cuartel de la Guardia Civil.

Plaza del Viejo Coso. Foto Turismo de Valladolid

Actualmente es un entorno de abundante vegetación, tranquilo, rodeado de antiguos palcos transformados en viviendas. Un buen lugar para desconectar.

Iglesias y monasterios

La importante influencia de la Iglesia quedó reflejada en numerosos templos. El más importante es la Catedral Nuestra Señora de la Asunción, que a pesar de estar incompleta, es uno de los iconos de la ciudad.

Cuenta con una sola torre (la otra se derrumbó a mediados del siglo XIX), que ofrece hermosas panorámicas de la ciudad.

Catedral Nuestra Señora de la Asunción. Foto Wikipedia

La iglesia de San Pablo, donde fueron bautizados monarcas como Felipe II y Felipe IV, presenta una fachada ricamente decorada que merece ser estudiada con detenimiento; donde se ven desde angelillos, animales y motivos vegetales hasta el emblema de los Reyes Católicos.

Más austera es la iglesia de Santa María, conocida en Valladolid como ‘la Antigua’, donde se levanta una torre románica de 55 metros, que data del s.XIII. El resto del templo fue reconstruido en estilo gótico en el s.XIV.

Monasterio e iglesia de San Benito. Foto Wikipedia

El monasterio e iglesia de San Benito sorprende por las dimensiones de su pórtico-fachada, que originalmente tenía dos cuerpos más que fueron desmontados en el s.XIX.

Su interior, lúgubre pero diáfano y relajado, atesora numerosas muestra de arte sacro que demuestran el poder que tuvo la orden benedictina.

El Campo Grande

Este parque de 11,5 hectáreas y con 90 especies de árboles es el pulmón verde de Valladolid, un oasis de relax en pleno centro, donde entre sus senderos, cascadas, estanques y riachuelos pasean con indiferencia una famosa población de pavos reales.

Pavo real en el Campo Grande. Foto Turismo de Valladolid

Pero no son las únicas aves: allí hay 30 especies en tres gigantescas pajareras, que le dan un aire de principios de siglo como las fuentes monumentales.

En el Campo Grande hay una población silvestre de pavos reales, que pasean indiferentes a la presencia de los visitantes

Este parque está rodeado por calles que mantienen el espíritu del siglo XIX, como la Acera de Recoletos, en donde se encuentra la Casa Mantilla y la Casa del Príncipe; el paseo de los Filipinos, en que se puede ver el Museo Oriental, y el paseo de Zorrilla.

Museo Nacional de Escultura

Los amantes de las bellas artes deberían visitar, y estar una buena parte de la jornada, en el Museo Nacional de Escultura.

Aquí se guarda una de las mejores colecciones de este género en Europa, como el mayor patrimonio de madera policromada del continente.

Patio del Museo Nacional de Escultura. Foto Madrioso | Flickr

Su fondo artístico es de 3.000 piezas, entre ellas un valioso catálogo de talla en madera de los siglos XIII al XVIII.

Su sede, el antiguo Colegio de San Gregorio, presenta una fachada de intrigante estética, y el resto de las dependencias se reparten entre el Palacio del Conde de Gondomar (‘la casa del Sol’, la presentan aquí) y el Palacio de Villena, hogar de un Belén napolitano con más de 600 figuras.

Museo Patio Herreriano

Otro punto destacado en el panorama artístico local es el Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español, que recorre las obras de grandes creadores del país desde 1918 a la actualidad.

Arte contemporáneo en el Museo Patio Herreriano. Foto Felipe Ascencio Flickr

Entre piezas de Joan Miró, Salvador Dalí, Antoni Tápies, Esteban Vicente o Eduardo Chillida destaca la colección de 400 obras del artista Ángel Ferrant, que se presentan en el antiguo claustro renacentista.

De tapas por Valladolid

Valladolid presume de una cultura del tapeo que la ha llevado a ser la sede del Concurso Nacional de Pinchos y Tapas.

Las zonas más populares para probar estas pequeñas perlas de la gastronomía están en los alrededores de las plazas Martí y Monsó, Portugalete, Universidad y San Martín.

Pinchos, la mejor tradición gastronómica. Foto Ayuntamiento de Valladolid

El rehabilitado Mercado del Val, así como los locales del Paseo de Zorrilla también son otros puntos a tener en cuenta.

Entre las creaciones más celebradas de tapas y pinchos se encuentran el lechazo Taj Mahal (del restaurante Don Bacalao), el bocata de calamares envuelto en obulato y el Tigretostón (los dos de Los Zagales), y el ceviche de sardinas, alga kombu y ajo negro (de Villaparamesa).

Y si se quiere algo más contundente, no hay dudas: el famoso lechazo, que se puede probar en sitios como El Figón, La Parrilla de San Lorenzo, La Criolla o el Mesón Don Pelayo, entre otros.

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