Seis miradores para contemplar Tarragona como un pájaro

En terrazas de hoteles, desde la Catedral, en paseos urbanos y desde algún rincón secreto se obtienen hermosas panorámicas de esta ciudad catalana

El balcón del Mediterráneo, uno de los paseos más bonitos de Tarragona. Foto: Manel Antolí (RV Edipress) | Tarragona Turismo

Los antiguos habitantes íberos de la actual Tarragona, allá por el siglo V, buscaron un terreno alto frente al Mediterráneo para establecer su asentamiento.

El lugar, un buen balcón estratégico, fue aprovechado por los romanos en el 218 a.C. para construir Tarraco, un campamento militar de las Guerras Púnicas que se convertiría en una de las ciudades más importantes de Hispania.

Y en esa pequeña colina ahora se encuentra la catedral, su centro histórico, y otros monumentos que conforman uno de los circuitos turísticos más recomendados del sur de Cataluña.

La particular orografía del centro histórico permite que Tarragona sea como una sucesión de balcones, donde también es posible incrementar algunos metros la visual gracias al toque chic que ofrecen alguna terraza de hotel.

Las antiguas murallas y el hotel Imperial Tarraco. Foto: Manel Antolí (RV Edipress) | Tarragona Turismo

Veamos cuáles son algunos de los miradores de la ciudad para contemplarla desde las alturas.

Catedral de Santa Tecla

La Catedral de Santa Tecla está en el punto más elevado la part alta, y si se trata de ascender todo lo que sea posible, pues habrá que subir a su campanario.

Para llegar hay que ascender 70 metros de altura a través de 195 escalones.

El campanario de la catedral, ubicado a 70 metros de altura, es el punto más alto de Tarragona

Pero como cabe esperar desde el mirador más alto de Tarragona, las panorámicas son incomparables.

Campanario de la catedral. Foto Jorge Franganillo – Flickr

Una vez de regreso, se comprobará que por más que las calles de los alrededores presentan una imponente subida, todas se llaman baixada: baixada de la Misericòrdia, de la Pescateria, etcétera.

La Torre del Pretorio

Las murallas de la Tarraco romana tenían varias torres de vigilancia. Una de las que se conserva es la del Pretorio, que regulaba el paso desde la ciudad baja al foro.

Esta estructura luego formó parte del palacio real de la Corona de Aragón y más tarde derivó en prisión.

Panorámicas desde la Torre del Pretorio. Foto: Manel Antolí (RV Edipress) | Tarragona Turismo

Desde la plaça del Rei o desde la Rambla Vella se puede subir a esta torre que ofrece vistas de 360º de la ciudad catalana.

Mirador de Sant Antoni

Uno de los miradores más singulares es el del Paseo Sant Antoni, uno de los tantos atalayas que podemos encontrar en la part alta.

Además de ver los barrios que se recuestan sobre el Mediterráneo hasta la playa del Miracle se puede disfrutar de este paseo donde destaca la cruz de Sant Antoni, de nueve metros de alto y realizada en piedra.

Balcón del Mediterráneo

Nunca mejor puesto el nombre para este mirador que se encuentra en un desnivel a 23 metros de altura, en el extremo de la Rambla Nova.

Balcón del Mediterráneo. Foto: Manel Antolí (RV Edipress) | Tarragona Turismo

La tradición popular marca que hay que acariciar la baranda metálica (lo que se conoce como tocar ferro), que se despliega por los 500 metros que hay desde el Paseo de las Palmeras y la bajada del Toro.

En el balcón del Mediterráneo la tradición marca que hay que tocar, aunque sea una vez, la baranda metálica del paseo

Uno de los mejores momentos para pasear es, si hay voluntad, al amanecer, cuando se ve al sol salir desde el mar.

Hotel H10 Imperial Tarraco

El verano del año pasado se inauguró este hotel ubicado sobre el Paseo de las Palmeras, donde desde su terraza se puede ver la parte antigua de la ciudad, el anfiteatro romano y el mar.

Vistas desde la terraza del H10 Imperial Tarraco. Foto H10 Hotels

El lugar cuenta con un bar abierto a todo el mundo, por lo que su visita con una copa en la mano es una de las experiencias más recomendadas para el atardecer o la noche.

Paseo de la Escullera

Este no es un mirador desde las alturas, sino desde la distancia. Porque se trata de caminar hasta el barrio portuario del Serrallo y luego caminar cuatro kilómetros hasta el paseo de la Escullera.

Desde aquí se puede contemplar en toda su amplitud la ciudad de Tarragona, con la catedral vigilando desde el punto más alto, aquel donde se asentaron los íberos hace siete siglos atrás.

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