Un paseo por los caños: los rincones verdes más curiosos de Vitoria-Gasteiz

En la Edad Media los caños eran rieras urbanas donde se arrojaban las aguas sucias. Ahora se han reconvertido en pequeños jardines botánicos en una ciudad que presume de sostenibilidad

Los caños son ahora minijardines botánicos. Foto: Quintas | Vitoria-Gasteiz Turismo.

Con más de 150 km de carriles bici, un cinturón de 33 km de parques y humedales que se expande hasta más allá de sus límites y miles de árboles, Vitoria-Gasteiz es sin duda una de las ciudades más verdes de España.

La conciencia ambiental es tal que, hasta en el último rincón se apuesta por iniciativas que buscan llenar de plantas y vida el entorno urbano. Es el caso de Los caños, los inesperados jardines que florecen en el casco medieval y que ahora se pueden visitar.

De rieras de aguas sucias a jardines urbanos

Cuando la canalización del agua era aún un concepto desconocido, entre las casas del viejo trazado medieval de Vitoria discurrían unos espacios en los que se arrojaban las aguas sucias; una suerte de desagües que corrían colina abajo dejando a su paso una forma de cañada en el terreno por el que recibieron su nombre, caños.

Foto: Vitoria-Gasteiz Turismo.

El paso de desechos a cielo abierto era un foco de continuas enfermedades. Por eso, a partir de la epidemia de cólera que sufrió Vitoria-Gasteiz en 1878, se aprobaron varias normativas destinadas a mantener limpia la ciudad.

Entre ellas se incluyó el saneamiento de los caños para evitar su proliferación y mejorar las condiciones de salubridad general de la población. También fue el germen de la canalización de aguas y el pavimento de los suelos.

Los caños se han ido transformando en pequeños jardines botánicos cambiando suciedad y malos olores por nuevos espacios verdes que aportan frescura, color y fragancia al casco histórico

Los caños hoy

Los caños quedaron así como espacios en el interior de las manzanas de viviendas del casco histórico que, si bien tienen uso restringido –especialmente para la aireación e iluminación de las viviendas-, siguen siendo de propiedad municipal.

Los diferentes procesos de rehabilitación de casas en la zona, además, modificó la canalización de aguas sucias hacia nuevas tuberías en el subsuelo de las calles principales, lo que fue reduciendo su función hasta el desuso.

Foto: Vitoria-Gasteiz Turismo.

Para rescatar estos espacios históricos atrapados en el urbanismo moderno, el Grupo Ecologista GAIA inició hace años un proyecto de intervención cuya finalidad pasa por recuperarlos como elementos propios de la ciudad medieval, preservarlos y revalorizarlos como seña de identidad y referente a nivel de patrimonio histórico y cultural.

La solución, siendo Vitoria-Gasteiz la ciudad que es, no podía ser otra: los caños se han ido transformando en pequeños jardines botánicos cambiando suciedad y malos olores por nuevos espacios verdes que aportan frescura, color y fragancia al barrio.

Una ruta por los caños

Existe incluso una ruta guiada que permite conocer toda la historia (e historias) relacionadas con los caños. De una hora y media de duración y con un precio de 6 euros por persona 8menores de 12 años gratis), se realizan los viernes, en español y euskera.

Discurren por algunos de estos caños como el del Pozo, de 80 metros y 380 m2 que se oculta entre las calles Zapatería y Herrería y que cuenta con 130 jardineras y 390 plantas de 45 especies diferentes.

Foto: Vitoria-Gasteiz Turismo.

Su nombre hace alusión a los pozos que antiguamente albergaban los caños, de los que se extraía el agua para la higiene de las casas. Se trataba de agua no potable, ya que esta era vendida por los aguadores.

Otra de las paradas se realiza en el Caño del Túnel, que discurre entre los Cantones de la Soledad y Anorbín. Con 78 m de largo, hoy cuenta con 60 jardineras y 145 plantas. Su nombre hace referencia al túnel de su entrada por el Cantón de la Soledad, que soporta el peso del edificio que está encima de él.

El itinerario continúa por el Caño de los hospitales, con entrada por el Cantón de las Carnicerías, y que debe su nombre a los dos hospitales que había en la zona, en el antiguo Palacio de Esquivel (el de los tuberculosos) y el de Santa María.

El Caño de los rosales, que se ha plantado totalmente de este tipo de flores; el Caño de los tejos, que alberga 125 jardineras con 330 plantas de 45 especies diferentes; y el Caño de los acebos, que hace referencia a la familia Acebo que poseía una carnicería en la Cuchillería y plantó este tipo de árboles (hoy centenarios) en honor a su apellido son otras de las paradas.

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