De Madrid al cielo: los mejores miradores para enamorarse de la ciudad

Desde palacios, terrazas y cerros se puede abrazar Madrid desde los cielos. Estos son los miradores recomendados para descubrir en la capital

Vistas desde la azotea del Círculo de Bellas Artes. Foto Escuela Cev.com

Puede ser en la terraza de un hotel del centro de Madrid con un cóctel en la mano. Quizás junto a un grupo de esculturas que otean al horizonte desde su figura de bronce. O en un mirador natural que despliega vistas hasta la sierra de Guadarrama.

Madrid puede contemplarse desde las alturas a través de diferentes miradores, atalayas que permiten ver el despliegue de tejados, cúpulas, calles que se abren como ramas entre las manzanas urbanas y con el paso de peatones reducido a una escala de hormigas.

En esta Semana Santa es un buen programa para descubrir nuevos secretos de la capital.

Dos miradores a los que esperamos volver

Cabe aclarar que dos de las plataformas aéreas más famosas, el Faro de Moncloa y el Mirador Madrid, están cerrados hasta nuevo aviso. Pero sin embargo cabe conocerlos para cuando mejoren las condiciones.

Con 110 metros de altura, el Faro de Moncloa despliega grandes vistas de Madrid hacia el sudeste

El Faro de Moncloa se levanta a 110 metros de altura en la Ciudad Universitaria, aunque su espacio para las visitas se encuentra a los 92 metros.

Fue construido en 1992, cuando Madrid fue declarada Capital Europea de la Cultura, y desde su mirador se distingue con toda claridad 50 edificios emblemáticos, como el Palacio Real, la Catedral de la Almudena, el edificio de Telefónica en la Gran Vía o las Cuatro Torres de la Castellana. Y la sierra de Guadarrama como telón de fondo.

Mirador Madrid, en el Palacio de Cibeles. Foto Ayuntamiento de Madrid

El Mirador Madrid se encuentra en la torre más alta del Palacio de Cibeles, en el cruce del Paseo del Prado y la Calle de Alcalá.

Desde aquí se despliegan hermosas vistas en 360 grados del centro madrileño, como la confluencia de esta última calle con la Gran Vía, el Paseo de la Castellana o el Parque del Retiro. La ayuda de una serie de planos permite detectar con más facilidad las siluetas de los edificios.

Círculo de Bellas Artes

Si se sigue la línea de la calle de Alcalá con Gran Vía se llega al edificio del Círculo de Bellas Artes, un punto de encuentro entre artistas, mecenas, investigadores y aficionados a la cultura desde 1880.

Tras subir en un elegante ascensor con puertas de cristal se llega a la azotea, donde se encuentra un bar-restaurante a cargo del chef Manuel Berganza.

Vistas desde la azotea del Círculo de Bellas Artes. Foto Círculo de Bellas Artes

Desde allí se despliegan recomendadas vistas del corazón de Madrid, un oasis en medio del agitado ritmo urbano.

Pero por supuesto que no es la única terraza. Algunos otros miradores de hoteles y restaurantes en la ciudad pueden ser el del NH Collection Madrid Suecia, el de Doña Luz, el Picalagartos Sky Bar & Restaurant delNH Gran Vía Collection y el largamente esperado Riu Plaza de España, con la ciudad desplegada desde todos los ángulos.

Estatua de Alfonso XII

A un lado del estanque del Parque del Retiro se levanta el monumento a Alfonso XII, un hemiciclo con doble columnata de estilo jónico donde se ven los escudos de las provincias españolas (o al menos, de las que existían en 1922).

En el centro del conjunto está la estatua ecuestre del rey, que se levanta a 20 metros de altura.

Panorámicas desde el monumento a Alfonso XII. Foto Ayuntamiento de Madrid

La columna que sustenta la estatua de Alfonso XII tiene un mirador que permite tener vistas del Parque del Retiro y los barrios De las Letras y Salamanca

La columna que lo sustenta tiene un mirador al que se puede acceder, y desde donde se ven los edificios de los barrios de Salamanca, el De las Letras y varios edificios famosos de la Gran Vía.

Catedral de la Almudena

El recorrido culmina con el ascenso a la cúpula de la catedral, que se levanta a 70 metros de altura.

Cuando se visita el museo de la catedral de Madrid se descubren valiosos objetos históricos relacionados con el templo y los patronos de la ciudad, San Isidro y Santa María la Real de la Almudena, como el códice de Juan Diácono.

Desde allí se pueden ver el Palacio Real junto a la plaza de Oriente y el viaducto, así como la cúpula de la basílica de San Francisco el Grande.

Madrid bajo nieve desde la cúpula de la Almudena. Foto: Museo de la Almudena

El primer miércoles de cada mes, si el clima no juega en contra, desde aquí arriba es posible presenciar el cambio de la Guardia Real, que se realiza en la explanada del palacio.

Cerro del Tío Pío

Uno de los miradores naturales más interesantes de la ciudad es el Cerro del Tío Pío, también conocido como el ‘de las siete tetas’, por la particular orografía de sus picos.

Ubicado en la zona del Puente de Vallecas, presenta diferentes alturas de acuerdo a las ganas de hacer un poco de ejercicio.

Mirador del Cerro del Tío Pío. Foto Ayuntamiento de Madrid

Pero el mirador propiamente dicho es una explanada en donde se encuentra una escultura del artista gaditano Enríquez de Salamanca.

Los cerros del Tío Pío en el Puente de Vallecas, y el de los Locos en la Dehesa de la Villa son algunos de los miradores naturales que tiene Madrid

Además de sus vistas, en el cerro hay caminos arbolados, senderos para recorrer en bici y quioscos para reponer energías con un café.

Cerro de los Locos

Si el Faro de Moncloa está cerrado, cerca se puede tener una revancha panorámica en el parque de la Dehesa de la Villa, al noroeste de la ciudad.

Atardecer desde el Cerro de los Locos. Foto Ayuntamiento de Madrid

Este cerro tiene este particular nombre porque en los años ’20 era frecuente ver toreros realizando ejercicios para ponerse en forma, y el humor popular no tardó en burlarse de ellos.

En el lugar se pueden ver refugios construidos para la defensa de Madrid en la Guerra Civil, y allí se encuentra una torre de telefonía cuyo muro sirvió para jugar frontón y pelota vasca.

La zona fue reacondicionada con mesas, bancos y árboles para descansar tras la ascensión.

Pero no es el único mirador: a un kilómetro, sobre la antigua carretera de la Dehesa de la Villa, hay un cerro que permite ver la cara oeste de la capital, un sitio recomendado para ver uno de los mejores atardeceres que regala Madrid.

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