(Casi) nadie había visto así a París

Un libro de fotografías aéreas permite descubrir los sitios y monumentos más famosos de París como si fuéramos dioses contemplando la creación

Vistas del Arco del Triunfo. Foto Jeffrey Milstein

Un libro de fotografías aéreas permite descubrir los sitios y monumentos más famosos de París como si fuéramos dioses contemplando la creación

El 18 de octubre de 1909 Charles de Lambert despegó en un rudimentario avión desde el campo (no podemos decir aeródromo) de Juvisy, en las afueras de París, y puso rumbo a la Torre Eiffel.

El viaje, que duró menos de una hora, le permitió tener un privilegio que hasta ese momento había estado reservado a las aves: ser la primera persona en ver la belleza de París desde el aire.

Portada de Paris desde el aire. Foto Editorial Rizzoli

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Ahora cualquier persona que esté a punto de aterrizar en algunos de los aeropuertos parisinos puede tener una experiencia relativamente cercana a la de De Lambert, pero hay un fotógrafo que nos permite viajar por las alturas de la capital francesa como si fuéramos Ícaros del siglo XXI. Se trata de Jeffrey Milstein.

Fotógrafo, arquitecto y piloto

Esta persona no solo es fotógrafa, también es piloto y arquitecto. Una conjunción de pasiones y profesiones que le permiten retratar a la ciudad luz desde un ángulo único, y lo presenta en la fascinante colección presentada en París desde el aire, publicada por la editorial neoyorquina Rizzoli.

Las fotografías de Jeffrey Milstein nos permiten tener las mismas vistas de París que disfrutan las aves

Con la misma vista cenital que tienen las aves, la cámara de Milstein permite descubrir ángulos nunca vistos de los sitios más emblemáticos, desde la elegante silueta de la Torre Eiffel al movimiento centrífugo del tránsito en torno al Arco del Triunfo, desde la geometría de las pirámides acristaladas de Ieoh Ming Pei en el patio del Louvre a la serpiente acuática que es el Sena en su travesía por la ciudad.

Vista de París desde el oeste. Foto Jeffrey Milstein

La simetría de los jardines de las Tullerías, los rascacielos de La Defense, el pequeño oasis verde de la Place des Vosges, la fastuosidad del Hôtel des Invalides, las burbujas de cristal del Grand y Petit Palais, las manzanas cortadas como triángulos en torno a la Ópera y el reguero de tumbas que es el cementerio de Montparnasse son otras de las postales que presenta este libro.

Muchas imágenes fueron realizadas al atardecer del verano, cuando la ciudad se tiñe de dorado

Desde el aire se ve en perspectiva el despliegue de boulevares, anchas avenidas y espacios generosos que quedaron de las profundas reformas urbanísticas del barón Haussmann, que no lo hizo para embellecer la ciudad sino para permitir que las tropas pudieran cargar con más facilidad contra los manifestantes que usaban el dédalo de calles del París medieval como foco de resistencia.

La simetría de la Place des Vosges. Foto Jeffrey Milstein

Colores únicos

Las imágenes fueron realizadas en ultra alta definición en cámaras de formato medio, lo que permite ver con gran detalle los rincones de París.

Muchas de las tomas se hicieron al atardecer del verano, cuando el sol está a punto de caer tras el horizonte y las calles y los edificios adquieren una hermosa pátina dorada.

Además Milstein logró valiosas imágenes nocturnas, donde las cúpulas doradas resurgen en un mar de luces amarillas, así como el Sena adquiere un brillo difícil de percibir a pie de calle.

El Sena de noche. Foto Jeffrey Milstein

Aviones y palacios

Tras el capítulo dedicado a París, Milstein ofrece imágenes inéditas del aeropuerto de Charles de Gaulle, con los aviones, pistas y terminales desplegados como si fuera un juego infantil.

Y el tercer apartado se centran en el palacio y los jardines de Versalles, el sueño de Luis XIV reflejado en toda su grandeza.

El aeropuerto Charles de Gaulle. Foto Jeffrey Milstein

Oportunidad única

Los vuelos privados sobre París no están permitidos. Pero las autoridades aeronáuticas dieron luz verde cuando conocieron el trabajo profesional de Milstein, colaborador en numerosas publicaciones de primera línea y autor de libros similares sobre Nueva York y Los Ángeles.

Gracias a su lente y pericia técnica, podemos recordar a Le Corbusier, cuando decía que se sentía como esos dioses que desde arriba contemplan los mundos que han creado.

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