La fábrica de chocolate: el museo más dulce que puedes visitar en Madrid

Es una aventura interactiva, sensorial, gustativa… y un marco perfecto para tus fotos de Instagram. Abre sus puertas la Fábrica de Chocolate en Madrid

Foto: La fábrica de chocolate.

Cincuenta años después de la publicación de Charlie y la fábrica de chocolate, en 2014, se encontró un capítulo inédito de la obra original de Roald Dahl. El borrador descartado de 1961 contenía una habitación extra de la fábrica, Vanilla funge room o la Habitación de vainilla y de nuevo alimentaba el furor que por esta historia han alimentado generaciones de niños y adultos desde su publicación. Ahora, con una vuelta de tuerca y convertida en una experiencia inmersiva, interactiva y sensorial, la Fábrica de chocolate abre sus puertas en Madrid.

Como si el lugar soñado por Willy Wonka se hubiera materializado -y modernizado, también hay que decirlo-, este nuevo espacio creado por Fever se estrena este mes de marzo en Madrid ofreciendo una experiencia tan dulce a la vista como al gusto. Y, por supuesto, plagada de rincones ideales para sacar las mejores fotos de Instagram.

La fábrica de chocolate

“Pensamos que el tema de las exposiciones sensoriales y fotográficas que tanto está gustando era el punto clave de la nuestra, sin embargo, quisimos dar un paso más allá, darle un punto diferenciador y meterle la teatralización a través de diferentes actores que interactuaran con los visitantes, sobre todo con los más pequeños”, explica el director creativo de la Fábrica de chocolate, Jordi Serra.

Choco de tronos, la Fábrica de Chocolate. Foto: Silvia García Herráez | EFE.

Ubicado en el Centro Comercial Moda Shopping de la capital, esta experiencia inmersiva toma la forma de un mundo de fantasía con diferentes habitaciones que descubrimos gracias a los “locos e inconfundibles” trabajadores.

Nada más entrar, el cocinero de la fábrica da la bienvenida, explica la historia de la fábrica y conduce hasta el inicio de la exhibición, donde en cada sala esperará otro personaje diferente que contará una pequeña historia a los visitantes.

“Tenemos a Salti, al que le encanta saltar sobre los ‘cupcakes’ porque a través de ello se monta la nata; está Nuba, a quien le chiflan las nubes, y el mismísimo fabricante de chocolate con una máquina propia de la que saldrán todas las chocolatinas”, añade Serra.

Cinco espacios de fantasías

La exhibición, en principio disponible hasta el próximo mes de junio, cuenta con cinco salas diferentes: La villa de chocolate como introducción a este goloso universo, El salón de los cupcakes, con camas elásticas y toda una narrativa ambiental y La piscina de bolas, también conocido como el jacuzzi de los trabajadores de esta insólita fábrica.

La Fábrica de Chocolate. Foto: Silvia García Herráez | EFE.
La Fábrica de Chocolate. Foto: Silvia García Herráez | EFE.

Completan en este original mundo salido de la fantasía El mundo de las nubes y La propia fábrica de chocolate, la guinda del pastel, el lugar del que saldrá el chocolate que allí se elabora.

Tras el éxito de las experiencias Mad Hatter y Candlelight que han triunfado tanto dentro como fuera del país, Fever decidió apostar por la idea de Serra de crear este espacio inmersivo: “Nos pareció una idea original, pensamos que podría funcionar genial en Madrid, así que decidimos ponernos manos a la obra con ello”, cuenta el responsable de comunicación, Santiago Santamaría.

El museo no ha sido creado solo para pasear y comer al final de la visita, sino que también se puede tocar, saltar y sobre todo posar, ya que la idea de La fábrica de chocolate es jugar con las obras creadas por los artistas además de, por supuesto, compartirlas en Instagram.

Debido a la situación actual por la pandemia el museo cuenta con todas las medidas de seguridad para que los usuarios disfruten de cada experiencia.

Foto: La Fábrica de Chocolate.

“En ningún momento se pueden bajar la mascarilla, de ahí que las chucherías y chocolate que damos sea al final de la visita. También hay gel hidroalcohólico repartido por cada sala, y se entrará por grupos de diez personas con un espacio de separación entre ellos de siete minutos, para que no coincidan en las salas”, comenta Serra.

El recorrido se completa entre 45 minutos y una hora, ya que “entre jugar, ver las cosas, escuchar las historias y hacer fotos, es la duración media de todas las salas”.

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