Girona: relax entre parques y jardines que cambian de color

El casco antiguo y los alrededores de Girona están rodeado de numerosos jardines y parques que en otoño adquieren una magia especial

Girona desde los Jardines de John Lennon

Girona desde los Jardines de John Lennon

No se le puede negar a Girona el magnetismo que tiene su barrio histórico (a pesar de las empinadas escalinatas de la judería), el impacto de sus templos y el agradable paseo por encima de la antigua muralla.

Tampoco hay que olvidar su célebre propuesta gastronómica (con los hermanos Roca a la cabeza) ni las imágenes de postal entre la ciudad nueva y la vieja con la división del río Onyar.

Pero hay rincones de esta ciudad catalana que atrapan un sentimiento especial en otoño, con un bonito cambio cromático de los árboles y arbustos que tapizan sus jardines y parques urbanos.

Parque de la Devesa

El mejor ejemplo es el Parque de la Devesa, el mayor pulmón verde urbano de Cataluña. Son 40 hectáreas donde los plátanos imperan como imponentes atalayas.

Otoño en el Parc de la Devesa. Foto ACN
Otoño en el Parc de la Devesa. Foto ACN

Unos 2.500 ejemplares de este árbol crean seis islas divididas en varias avenidas arboladas tan altas como catedrales, con el techo de hojas y ramas que se elevan a 55 metros de las cabezas.

En el Parque de la Devesa se concentran 2.500 plátanos, con más de 120 años de historia, que se elevan hasta los 55 metros de altura

En este parque se encuentra un jardín romántico, construido a fines del siglo XIX, diseñado bajo las pautas del paisajismo francés, donde se encuentra una fuente de gran tamaño diseñada por Martí Sureda.

Parc de la Devesa en otoño. Foto Maria CR - Flickr
El Parc de la Devesa cuenta con más de 2.500 plátanos. Foto Maria CR – Flickr

La Devesa es atravesada por el río Ter antes de llegar al centro de Girona. La vegetación del bosque de ribera, en las márgenes, presenta un abundante número de chopos, sauces, acacias, alisos y fresnos; en un paisaje que parece increíble que se encuentre a tan poca distancia de la ciudad.

La Anilla Verde

Girona es atravesa por cuatro ríos: ya hemos mencionado al Ter, el más importante; que recibe las aguas del Güell y del Onyar (quien a su vez se nutre del Galligants).

En la otra punta del municipio, en el sector oriental, el Onyar es el punto de partida de la Anilla Verde, un recorrido de 8,8 kilómetros que se adentra por las sierras que corren en dirección al norte, en dirección a la llanura agrícola de Campdorà.

Cauce del río Onyar. Foto Turisme Gironés
Cauce del río Onyar. Foto Turisme Gironés

El inicio presenta una vegetación ribereña que contrasta con la que despliega el Ter, y en su recorrido entre árboles y arbustos bajos se encuentran desde iconos modernos como la torre de telecomunicaciones, antiguas ermitas y ruinas de viejos polvorines.

Por el río Galligants

Otro trazado de la Anilla Verde transcurre paralelo al cauce del río Galligants, en el valle de Sant Daniel.

Uno de los paseos más bonitos es el cauce del Galligants antes de llegar al casco histórico, rodeado del parque arqueológico

El punto de inicio es el monasterio medieval de Sant Pere de Galligants, donde el camino transcurre por un bosque ribereño de singular belleza, un toque agreste, que gana en densidad tras pasar por otro conjunto religioso milenario, el monasterio de Sant Daniel.

Valle de Sant Daniel. Foto Turisme Gironés
Valle de Sant Daniel. Foto Turisme Gironés

El trayecto trepa hasta los 270 metros de altura en el Macizo de Les Gavarres, en una zona abundante en encinos, alcornoques y pinos, y con una menor presencia de castaños y arbustos.

Jardines de Girona

El denso trazado del barrio histórico gironés está rodeada de varios paseos verdes. Uno de los más bonitos es el Jardín del Doctor Narcís Figueras, detrás del monasterio de Sant Pere de Galligants.

Este espacio verde con grandes sauces se integra con otros como el Jardín de John Lennon, con un mirador que permite contemplar las torres y tejados de la ciudad antigua, y el Paseo Arqueológico que se recuesta junto a la muralla.

Del otro lado de este muro defensivo están los Jardines de la Francesa, en un antiguo cementerio donde los pórticos medievales y las rocas de las ruinas son invadidos por enredaderas y arbustos cuidadosamente recortados.

Jardín del Ángel, en el casco histórico de Girona. Foto: Wikipedia
Jardín del Ángel, en el casco histórico de Girona. Foto: Wikipedia

Detrás de la Catedral, tomando por el camino de San Cristóbal, hay un espacio algo escondido, los Jardines de la Judía, que presentan una abundante vegetación en un espacio de estilo romántico, con algunos restos arqueológicos poco importantes.

No hay que olvidar, a una corta distancia, al Jardín de los Alemanes, donde la vegetación –sobre todo las enredaderas- tapizan los restos de un cuartel donde fueron acantonados los mercenarios alemanes en las guerras napoleónicas.

Jardín de los Alemanes Foto Barcelona Film Comission
Jardín de los Alemanes Foto Barcelona Film Comission

También vale la pena descansar en el pequeño rincón que es el Jardín del Ángel, en los callejones del barrio de Sant Pere de Galligants, un espacio verde que data de la época medieval en que Girona era un centro de tolerancia con una importante población judía.

La estatua de un ángel en el portal metálico da la bienvenida, en un espacio que era un centro de reunión de los intelectuales locales décadas atrás, cuando estos lugares eran huertos vecinales.

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