El encantador paseo de los puentes más pequeños del mundo

A 40 km de París, el pueblo de Chevreuse presenta un paseo donde 22 puentes de un tamaño mínimo sortean un canal del río Yvette

La villa de Chevreuse es uno de esos secretos de la región de Île de France, la más poblada del vecino galo, que los parisinos usan como un refugio secreto.

Ubicada a 40 kilómetros al suroeste de París, pasando Versalles, es la típica villa medieval con un castillo al uso y una torre de defensa que ofrece hermosas vistas de la región boscosa del departamento de Yvelines.

Los 22 puentes son diferentes entre sí. Foto Tripadvisor

La ruta de los puentes

Uno de los atractivos más interesantes, pero a la vez más ocultos de este pueblo es la sucesión de puentes que atraviesan un canal que desemboca en el río Yvette.

Se trata del Paseo de los Puentes, que para promocionarlo, los lugareños los definen como los puentes más pequeños del mundo.

Los puentes servían para conducir el ganado caprino a las curtiembres, que dio la prosperidad económica a Chevreuse durante siglos

A falta de que alguien lo confirme con una cinta métrica en la mano, estas construcciones sortean el pequeño curso de agua entre las antiguas barracas dedicadas a las curtiembres de las pieles de cabra.

Los tablones y luego la estructura de cemento fueron reemplazadas con construcciones más sólidas, y las viejas curtiembres que no se adaptaron como trasteros o cuartos de herramientas se convirtieron en coquetas casas rurales.

Los lugareños decoran los puentes con flores, como hortensias y otras variedades

La actividad de las curtiembres cesó en 1962, pero uno de los sitios donde se secaban las pieles del ganado caprino, que data del siglo XVII, se convirtió en el centro de cultura del pueblo.

Decorados con flores

Volviendo a los puentes, hay un total de 22 construcciones en un trayecto de un kilómetro. Cada uno es distinto al otro. El cariño de los 5.660 habitantes del pueblo por este legado centenario los llevó a rehabilitarlos.

Si bien son pasos privados, se presentan como un atractivo turístico por sus barandas pintadas o por la abundante presencia de flores, sobre todo de hortalizas, que le otorgan un bonito espectáculo visual con aires rurales.

El pueblo presenta un encanto medieval.

Herencia medieval

Pero este no es el único atractivo: la villa está dominada desde una colina por el Castillo de la Madeleine, que data del siglo XI, y como en tantas ciudades de Francia, su pequeño casco histórico es un entramado de callejuelas de aceras angostas donde -si el tiempo lo permite- los pequeños bares sacan sus mesas a la calle para disfrutar de un café bajo los plátanos.

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