El gigantesco museo-no museo de Róterdam abre sus puertas

El Depot Boijmans Van Beuningen cambia las reglas a la hora de exhibir arte: diseñado como una fortaleza cultural y preparado para salvaguardar las obras del cambio climático, este gigantesco depósito abre por fin sus puertas

Depot abre sus puertas este 6 de noviembre. Foto: ©Ossip van Duivenbode.

Un cuenco, un huevo, un barco varado y hasta una nave espacial recién aterrizada en el corazón de la ya de por sí futurista Róterdam. Como con toda propuesta innovadora, las comparaciones y las metáforas no han faltado a la hora de definir el Depot Boijmans Van Beuningen, un nuevo y vanguardista concepto de depósito de arte que este fin de semana abre por fin sus puertas.

Su fachada convexa está revestida en 6.609 metros cuadrados de espejo (un total de 1.664 paneles) que reflejan Róterdam y a las personas que caminan, hacen deporte o se relajan en el vecino parque. Su azotea, a 35 metros de altura, acoge un bosque de 75 abedules que crecen entre pastos y pinos, además de un restaurante con una de las vistas más envidiables de la ciudad.

En sus seis plantas, un entramado de salas, ascensores y galerías sirven para guardar los fondos de la colección del Boijmans o, lo que es lo mismo, 151.000 objetos, con más de 63.000 pinturas, fotografías, películas, artículos preindustriales y de diseño, obras de arte contemporáneo, esculturas y 88.000 grabados y dibujos. Un conjunto de piezas que recorren siete siglos de historia de arte occidental, desde el año 1400 hasta el presente.

Depot custodia los fondos del museo más importante de Países Bajos. Foto: ©Ossip van Duivenbode.

¿Solo para guardarlos? No. Lo realmente innovador de este edificio es que, a la vez que se custodian las obras no expuestas y los restauradores, conservadores o comisarios trabajan sobre ellas, también se pueden ver, haciendo así accesible a cualquiera la ‘sala de máquinas’ de un museo.

¿Museo, depósito o galería de arte?

La idea de la creación de este depósito comenzó a gestarse en 2004. Y, por extraño que parezca, tiene mucho que ver con el cambio climático. El museo Boijmans Van Beuningen, el más importante de los Países Bajos, necesitaba una reforma y saltaba a la vista que sus sótanos eran cualquier cosa menos apropiados para custodiar sus valiosas piezas.

Se estima que los museos apenas muestran entre un 6 y un 10% del total de sus obras (una cantidad elevadísima, habida cuenta de las más de 150.000 piezas que integran la colección de este en particular).

Lo realmente innovador de este edificio es que permite ver tanto las obras no expuestas como los trabajos de conservación, haciendo así accesible la ‘sala de máquinas’ de un museo

Las inundaciones en el sótano bajo el museo fueron el elemento determinante, más aún con el calentamiento global y la subida del nivel del mar en un país donde un tercio del territorio está situado por debajo de ese nivel.

Más de 150.000 piezas en depósito. Foto: Iris van den Broek.

Donde había un problema se detectó una oportunidad para la ciudad: no solo crear un nuevo depósito, sino revolucionar el concepto mismo de almacenaje y gestión de fondos en un museo.

Con el nuevo Depot, lejos de ‘esconder’ las obras, tanto las piezas como los trabajos para su conservación se hacen transparentes, permitiendo mostrar una cantidad muchísimo mayor que en museo al uso. Es la primera institución de este tipo en dar este paso, como podrán comprobar todos los visitantes a partir de este sábado, 6 de noviembre.

Una fortaleza cultural en Rotterdam

En 2017 se puso la primera piedra del edificio, proyectado por el estudio MVRDV, y ahora, cuatro años y medio más tarde, está listo para su inauguración.

Aunando diseño, arquitectura y ecología, esta especie de fortaleza cultural y artística abierta al público “es un edificio nacido del cambio climático”, describe el arquitecto neerlandés Winy Maas, fundador de MVRDV.

Las piezas se organizan según sus necesidades de conservación: Foto: ©Ossip van Duivenbode.

No hay aquí obras destacadas ni circuitos para las visitas. Las obras se almacenan, organizan y exhiben en base a su tamaño y requisitos climáticos, en lugar de por movimiento, época o creador: hay cinco zonas climáticas diferentes, adecuadas a materiales como el metal, plástico, papel y fotografía en color o blanco y negro.

La idea es mostrar de manera realista cómo se cuida la colección. Como recalca Sjarel Ex, el director del Museo Boijmans, “No te vamos a contar la vida de Velázquez o Goya, sino cómo debes cuidar una pintura si la quieres mantener durante 200 años: ¿Cómo le afecta la luz? ¿dónde ha estado en exposición? ¿es una falsificación o es real? ¿por cuánto se compró?”.

Una vez dentro, una geometría de ascensores, vitrinas, escaleras y galerías que recuerdan en parte a los mundos imaginarios del también artista neerlandés M.C. Escher conecta los seis pisos que engloban estudios de restauración, una sala de cine, dos pequeñas cabinas, dos salas de estudio y dos espacios de galería para exposiciones, aunque la mayor parte la ocupan los veinte compartimentos de almacenamiento.

Interiores del Depot. Foto: ©Ossip van Duivenbode.

“Es un paso valiente el que puedas mostrar y visitar todas las piezas de arte. Es una especie de dominio público que se quiere mostrar y la pregunta es cómo hacerlo. Es valiente poner una instalación pública, un depósito, en medio de la ciudad y no en la periferia”, apunta Maas.

Un barco anclado en el centro de Rotterdam

También su exterior es espectacular. Lejos de la idea del espacio anodino y práctico de un depósito, el Depot es un nuevo hito arquitectónico para la ciudad, de por sí coleccionista de vanguardistas edificios.

Su fachada reflectante se funde con su entorno de una manera fantástica, mientras que el bosque de la azotea agrega un pedazo más de parque. Nada es casual; los árboles para este proyecto se prepararon en un vivero durante tres años y tienen sus raíces conectadas, lo que les facilita la supervivencia incluso a esta altura.

Vistas desde la azotea, a 35 metros de altura. Foto: ©Ossip van Duivenbode.

Además, el tejado está preparado para retener el agua de la lluvia y promover la biodiversidad.

Pese a su gran capacidad (15.000 m2) no da la sensación de ser una nave desangelada, en gran medida por su fachada espejada que lo ‘envuelve de ciudad’.

Además de ser un depósito abierto al público, este edificio también tiene una “función comercial”, puesto que alquila espacios de almacenamiento de arte (metros cuadrados, estantes individuales o enteros) a coleccionistas privados o para colecciones corporativas de bancos y empresas. Los inquilinos pueden abrir sus depósitos al público.

Depot Boijmans Van Beuningen. Foto: ©Ossip van Duivenbode.

El propio Museo Boijmans Van Beuningen también está en plenas obras de renovación y se espera que abra sus puertas en 2028. Entre sus fondos, que van desde la Edad Media al siglo XXI, con importantes colecciones sobre el impresionismo y el surrealismo, así como el arte pop británico y estadounidense, se cuentan obras maestras de Rembrandt, Van Gogh, Monet, Mondrian, Magritte, Dalí, David Hockney, Andy Warhol y Claes Oldenburg.

a.
Ahora en portada