Carulla hace el agosto con la crisis de Vueling

Eat Out, que controla el 70% de la restauración en el Aeropuerto de Barcelona, vio incrementar su facturación un 30% por las cancelaciones

El movido verano que está teniendo Vueling, la primera aerolínea del aeropuerto de El Prat con el 40% del tráfico, deja muchos perjudicados, pero también algún beneficiado. Además de los pasajeros que han sufrido retrasos o cancelaciones, y que pueden haber perdido sus reservas de vacaciones, la crisis ha perjudicado a la low cost, por el perjuicio de su imagen, y al aeropuerto barcelonés. En cambio, quienes han ganado han sido las cadenas de restauración, y un apellido sobresale: Carulla. Su grupo Agrolimen controla el 70% del negocio en El Prat.

El incremento de los vuelos de este verano, junto con un aumento inesperado de las incidencias, a lo que se sumaron las huelgas de controladores en Francia, fueron un cóctel explosivo que terminó en miles de afectados por cancelaciones. Este caos tuvo especial afectación en Barcelona, donde la low cost del grupo IAG tiene su base principal y es líder indiscutible.

Esta situación, que se inició en junio y tuvo su punto álgido el primer fin de semana de julio, 2 y 3, con la primera operación salida de vacaciones, se alargó hasta mediados de este mes. De hecho, desde ese fin de semana de caos, se ha ido normalizando la situación, aunque con altibajos, como el de este último fin de semana: el cierre de una de las pistas volvió a provocar retrasos, lo que afectó a todas las compañías.

Los retrasos y cancelaciones salen a cuenta a las cadenas de restauración, ya que las aerolíneas están obligadas a dar vales a los pasajeros para desayunar, comer o cenar en el aeropuerto

Incidencias como estas caldean el ambiente y parece que todo el mundo sale perdiendo. Pero no es así. Los retrasos y cancelaciones salen a cuenta a las cadenas de restauración, ya que las aerolíneas están obligadas a dar vales a los pasajeros para desayunar, comer o cenar en el aeropuerto, lo que, de golpe, incrementa la facturación de los locales.

Si a cadena se ha visto beneficiado es Pansfood, perteneciente al grupo Eat Out. Este grupo es filial de Agrolimen, propiedad de la familia Carulla. Con cadenas como Pans, Caffè di Fiore, Ribs y Jamaica, Pansfood controla más del 70% de la restauración en El Prat. Con una cuota tan alta en el aeropuerto, es fácil pensar en el impacto que tuvo para la compañía la crisis de Vueling.

Las colas que hubo en las ventanillas de reclamaciones de la aerolínea, y que se han visto en todos los medios, se trasladaron luego a muchos de los restaurantes de Pansfood, según han explicado a Cerodosbé fuentes de UGT, sindicato mayoritario en la cadena.

La facturación de los restaurantes de Pansfood se incrementó hasta un 30% gracias a las incidencias de Vueling, a pesar de que en julio la actividad ya es máxima

Las aerolíneas dan vales de snacks si los retrasos son inferiores a cuatro horas, o de comida si son superiores. Si se cancela, en principio se debe mandar a los pasajeros a un hotel, con lo que los restaurantes del aeropuerto no se benefician de ello. Pero en la crisis de Vueling, se quedó mucha gente en El Prat 24 horas, y más, con lo que tenían las tres comidas del día pagadas. Más colas en los restaurantes.

En los días negros de la low cost, así como en días de retrasos como este último fin de semana, la facturación de los restaurantes del grupo presidido por Artur Carulla se incrementó hasta un 30%, según las mismas fuentes. El sindicato destaca que este aumento es sobre un nivel de trabajo de julio, es decir temporada alta. “En esta época, en un día normal, sin cancelaciones, ya tenemos cola todo el día” en el Pans&Company del Aeropuerto de Barcelona, subrayan desde UGT. Es decir que, aunque en pleno julio, la cadena hizo su agosto.

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