Cómo vas vestido importa si vas a volar

¿Acaso se puede prohibir abordar un avión si no se viste de forma adecuada? Claro que sí

Hay dos reglas no escritas que las compañías aéreas lo negarán oficialmente, pero que si puede pasar, pasa. Una es que puedan prohibir a un pasajero subir a un avión si no viste de manera adecuada, y la otra es que la elegancia puede ayudar a subir de categoría.

Hace unos meses se difundió la noticia que dos adolescentes no pudieron abordar un vuelo de United Airlines porque vestían leggings poco apropiados, según el ojo revisor de los tripulantes. El detalle es que ellas no tenían una tarifa regular, sino un ‘sub-lo’, que son los billetes destinados al personal de la aerolínea. Había una cuestión de imagen que la aerolínea no pensaba transgredir.

Pero las aerolíneas también pueden prohibir abordar un vuelo al pasajero que pretenda vestir de forma poco adecuada. Por ejemplo, no se puede subir a un avión descalzo. Sí, aunque parezca raro, hay pasajeros que lo intentan (por no habla de los que transitan por la aeronave sin calzado, como si estuviera en una playa).

Las aerolíneas pueden prohibir abordar a quien tenga una camiseta con inscripciones ofensivas

Tampoco se permiten prendas que pueden ser irrespetuosas, como tener una camiseta con inscripciones ofensivas o racistas. O si alguna chica quiere subir con un minúsculo top que oculta menos que un sujetador. Y eso que hablamos de aerolíneas occidentales, en líneas pertenecientes a países con una fuerte influencia del Islam en sus leyes como Iran Air o Qatar Airways las restricciones sobre la vestimenta (sobre todo en las mujeres) es más restrictiva.

¿Subir de categoría por vestir bien?

Las aerolíneas aseguran que no se asciende de categoría por vestir bien. Pero que pasa, pasa. George Hobica, fundador de la web comparadora de precios Airfare Watchdog, recuerda cuando esperaba tomar un vuelo desde Nueva York a Los Ángeles. Vestía una chaqueta azul marino y jeans entre pasajeros que en su mayoría iban de pantalones cortos, chanclas y camisetas de colores. “Me llamaron por los altavoces y creía que me quedaría en tierra por sobreventa de los pasajes, pero en realidad me pasaron a primera clase”, describe al New York Times.

Vestir con un toque de elegancia ayuda más que tener tatuajes gigantescos y jeans rotos

Hobica luego describe cómo a varios conocidos le han permitido pasar a una clase superior por vestir un poco más elegante que el resto del pasaje, y recuerda el testimonio de un agente de Lufthansa, que reconoce que la forma de vestir es un filtro a favor para subir de categoría. Hay otros factores más importantes, como la cantidad de millas usadas, o si hay pasajeras embarazadas, pero si no se encuentran estos puntos, la ausencia de tatuajes gigantes de serpientes o vestir jeans que no estén rotos son puntos a favor.

Kate Linder, una actriz que trabajo muchos años como tripulante, dijo “si vemos que un pasajero y su familia visten elegantes, lo tenemos en cuenta”. No es que le vayan a servir bebidas extras, pero sí lo agradecen porque evidencia un respeto para la aerolínea.

Más vale cómodo que elegante

Los pasajeros han dejado de lado la elegancia en aras de la comodidad. Hace 40 años los billetes de avión tenían un coste muy superior, y los vuelos –sobre todo los transoceánicos- se restringían a las clases con mayor poder económico. Era lógico que vistieran como si fueran a cenar a un elegante club náutico. Pero las tarifas bajaron y bajaron, mientras que los asientos encogieron sus medidas. Cuando se trata de viajar más de tres horas, los pasajeros prefieren llevar ropa cómoda para que el vuelo sea más llevadero.

“Antes todo el mundo se vestía como para una reunión de negocios y a nadie se le ocurría llevar jeans. Ahora todos llevan jeans, y nadie viste como si estuviera en la oficina”, recuerda Nancy Marquis, una experimentada azafata de United Airlines.

Un curioso caso de homogeneización se está dando en las clases superiores de las aerolíneas orientales, así como en las norteamericanas como American Airlines, United y Delta. Por la noche, los pasajeros de estas clases reciben cómodos pijamas para dormir en sus asientos reclinables. No todos los usan, pero si algunos pasajeros se acomplejaban porque viajaban en primera y a su lado algunos vestían como si salieran de un chiringuito veraniego, por lo menos los pijamas dan una pátina de equilibrio entre ellos.  

a.
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