36 horas y 4 escalas: así fue el primer vuelo transatlántico de Iberia hace 75 años

El 22 de septiembre de 1946, a bordo de un DC-4 y tras 4 escalas y 36 horas de viaje, Iberia lograba el hito de conectar Madrid y Buenos Aires

El primer vuelo transatlántico de Iberia aterrizó en Buenos Aires. Foto: Iberia.

El 22 de septiembre de 1946 despegó del aeropuerto de Barajas de Madrid el primer avión de Iberia rumbo a América Latina. Aterrizó en Buenos Aires exactamente 36 horas y cuatro escalas después y convirtió a la aerolínea española en la primera compañía, hace ahora 75 años, en tender un puente a América Latina.

Ese mismo trayecto se puede realizar hoy en un vuelo directo y apenas 13 horas. Sin embargo, no puede superar el hito que significó, para España, para Argentina, para Latinoamérica y para el mundo, el establecimiento de aquella primera ruta transatlántica, apenas terminada la Segunda Guerra Mundial, y que marcó la línea estratégica de lo que después sería la ampliación de sus servicios.

También sería el inicio de 75 años de conexiones no sólo aéreas, sino también culturales y económicas entre ambas regiones, siempre con el idioma español como punto de encuentro y paraguas común. En palabras del presidente de Iberia, Javier Sánchez Prieto, América Latina es la “vocación” de la compañía, una aerolínea “europea pero que habla en español, una compañía española con alma latinoamericana”.

Una exposición en Casa América celebra los 75 años de vuelos a América Latina. Foto: Iberia.

Para celebrarlo, Iberia estrena, en colaboración con la Agencia EFE, una exposición de fotografías históricas de los primeros aviones y tripulaciones, el servicio a bordo o la publicidad que cubren estos 75 años de conexiones y que puede verse en la sala Frida Kahlo de Casa América (Paseo de Recoletos, 2) hasta el próximo 27 de septiembre.

Así nació la primera ruta transatlántica

Fue en enero de 1945, con el mundo todavía en guerra, cuando Iberia firmó un contrato con la compañía de aviación Douglas para la compra de 3 aviones DC-4. Costaron 400.000 dólares cada uno y tenían capacidad para 44 pasajeros.

Los nuevos aviones permitieron diseñar la primera ruta transatlántica, con escalas en Villa Cisneros (Sáhara Occidental) y las ciudades brasileñas de Natal y Río de Janeiro.

Solo 5 días después del regreso del primer vuelo sin pasajeros se establecía la ruta regular 1215 de Iberia entre Madrid y Buenos Aires

Aquel primer vuelo 22 de septiembre de 1946 no transportó a ningún pasajero de pago. A bordo viajaron el presidente de la compañía, Jesús Rubio Paz; el director gerente, César Gómez Lucía; el director general de Aviación Civil, Juan Bono y una comisión del Ministerio de Comercio. En total, 28 personas, incluidos técnicos de mantenimiento y comerciales de Iberia.

Por supuesto, hubo problemas, concretamente burocráticos, que obligaron a una escala no prevista en Río de Janeiro. El avión aterrizó por fin en el aeropuerto de Morón la tarde del día 25, tras 36 horas de vuelo y algo más de 2 días de viaje.

Foto: Iberia.

La expedición permaneció en Argentina hasta el 8 de octubre, resolviendo gestiones para asegurar el establecimiento de la línea estable, y regresó el 10 de octubre a Madrid.

La línea 1215 Madrid-Buenos Aires

Tan solo cinco días después, el 15 de octubre, se estableció la línea 1215 con carácter regular cada diez días, que pasó a semanal en mayo de 1948.

El primer vuelo comercial estuvo a cargo de los pilotos José María Ansaldo y Fernando Rein Loring, dos figuras históricas de la aviación comercial española.

El avión despegaba del aeropuerto de Barajas a mediodía del sábado y realizaba escalas en Villa Cisneros y Natal, adonde llegaba a las tres de la madrugada, hora local.

En los primeros viajes se ofrecían solo 24 asientos con un precio de 7.250 pesetas por pasaje (659 dólares al cambio de la época)

Entre las curiosidades, hubo que atender circunstancias extraordinarias, como el hecho de que los pasajeros quisieran escuchar misa en domingo, para lo que se tuvo que habilitar un cobertizo en el aeropuerto de la ciudad brasileña.

El viaje del DC-4 continuaba luego rumbo a Montevideo y Buenos Aires, adonde llegaba en la tarde del domingo.

De los primeros DC-4 a los más modernos A350, diferentes aviones han cruzado el Atlántico con Iberia.

Los lunes regresaba siguiendo la misma ruta. La noche del martes se descansaba en el parador de Villa Cisneros y a la mañana siguiente continuaba su ruta aterrizando en Madrid en la tarde de ese mismo día.

En los primeros viajes, el avión, aunque tenía capacidad para 44 plazas, solo ofrecían 24 asientos para el pasaje, pues el resto lo ocupaban cuatro literas y asientos para el descanso de la tripulación. El precio del billete se fijó en 7.250 pesetas o 659 dólares al cambio de la época.

Señores pasajeros pasen por la báscula

Para atender la escala en Villa Cisnerios, Iberia construyó un parador de 30 habitaciones y 50 camas, que se bautizó ‘El palacio de Aladino’. Sin embargo, solo seis meses después de cambió la escala por la isla de Sal (Cabo Verde), lo que permitía acortar la duración del salto sobre el Atlántico.

En la ruta hubo que atender circunstancias extraordinarias, como el hecho de que los pasajeros quisieran escuchar misa en domingo, para lo que se tuvo que habilitó un cobertizo en la ciudad de Natal

Los pasajeros tenían que presentarse el día antes de viajar en las oficinas de Iberia en Madrid con sus pasaportes, certificados médicos y billetes y rellenar los formularios que se debían presentar en los consulados de Brasil, Uruguay y Argentina para la gestión de visados. Iberia incluso facilitaba el alojamiento a los viajeros procedentes de otras provincias en pensiones cercanas al Hotel Palace, punto de encuentro para el embarque del vuelo.

El peso completo de la aeronave y el pasaje era crítico y, por ello, se pesaba en una báscula tanto a los pasajeros como sus equipajes antes del embarque.

En los vuelos transatlánticos se estrenaron las primeras azafatas de Iberia.

Del DC-4 al A350

El éxito comercial de la línea fue espectacular, con una ocupación media, ya en 1946, del 90%.

En 1957, los aviones DC-4 dieron paso al Super Constellation, considerado el avión más bonito del mundo.

Tenía capacidad para 74 pasajeros, 14 en primera clase -ubicada en la parte posterior del avión, con menos ruidos y vibraciones- y 60 en turista. Aunque tenía cuatro motores, estaba considerado el mejor trimotor que cruzaba el Atlántico, debido a la frecuencia con la que tenía que parar uno de ellos en pleno vuelo.

Iberia estrenó el puesto de azafatas en sus vuelos transatlánticos, un trabajo para el que se valoró el nombre de aeromoza, mayordoma y provisoria

Le siguieron el DC-8 en los años 60, en los 70 el DC-10, posteriormente el mítico Jumbo Boeing 747, el Airbus A-340 y en la actualidad, el A-350.

Así nació el oficio de azafata

La exposición que puede verse en Casa América también revela el importante papel de la tripulación de aquellos vuelos transatlánticos. De hecho, con ellos nació la figura de la azafata (se barajaron los nombres de aeromozas, mayordomas y provisorias), nuevas profesionales que atendían a los pasajeros en las 36 horas de viaje.

Pilar Mascías, Marichín Ruiz, María José Ugarte y Ana Marsans fueron las cuatro primeras contratadas para el puesto, encargadas, entre otras tareas, de repartir a los pasajeros un panfleto de seguridad con recomendaciones del estilo “evite fumar puros para así no molestar a sus vecinos”, o avisos como “no se alarme si durante la noche ve que de los motores salen llamas ya que se esto indica que el escape de gases es directo”.

Durante el viaje, también servían la comida en unas pequeñas cajas de cartón que contenían pollo frito, tortilla española, huevo duro o bombones acompañados de bebidas como el café con agua que se servía en tazas de loza.

La exposición recorre 75 años de vuelos. Foto: Iberia.

De tela de paracaídas a uniformes de Adolfo Domínguez

Aunque en sus primeros vuelos no vestían con uniforme, las azafatas comenzaron a llevar dos: uno blanco hecho con tela de paracaídas para el verano y otro azul marino para el resto del año. Incluían una chaqueta sahariana con cuatro bolsillos, una falda larga y un gorro.

Con el tiempo estos uniformes se cambiaron por completo. Conscientes de que proyectaban también una imagen de Iberia y de España ante el mundo, se recurrió al trabajo de importantes diseñadores como Elio Berhanyer, Pedro Rodriguez, Pertegaz o Adolfo Domínguez.

Este invierno, 75 años después de aquel primer vuelo, Iberia ofrecerá 200 vuelos directos semanales a 17 destinos en 15 países de América Latina.

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