¿Un avión para 950 pasajeros? El insólito proyecto de Lockheed Martin

Lockheed Martin impulsó el diseño de un avión que pudiera transportar más de 950 pasajeros, casi el doble que un A380. Pero nunca vio la luz

Una década antes de que el A380 viera la luz el fabricante Lockheed Martin soñó con diseñar un gigantesco avión que fuera capaz de transportar hasta 950 pasajeros. No se sabe si este coloso de los aires podría haber levantado vuelo, pero seguramente habría aportado más problemas que soluciones.

En 1996 el Jumbo 747 gozaba de excelente salud y Airbus había presentado oficialmente el programa del A3XX, que más tarde derivaría en el A380.

Eran años en que se creía que el futuro del tráfico aéreo sería protagonizado por grandes aeropuertos, pero que corrían el riesgo de congestión.

En 1996 Boeing triunfaba con el B747 y Airbus preparaba el proyecto del A3XX, luego conocido como A380

La solución, como creían firmemente en Airbus, era desarrollar aviones gigantescos que permitieran transportar a más de 500 pasajeros. El éxito del B747 servía para confirmar la tesis.

La idea de Lockheed Martin

Lockheed Martin, que es más reconocido por fabricar aviones militares, sabía que los grandes transportes aéreos bélicos estaban llegando al final de su vida útil, por lo que necesitaba un proyecto, aunque fuera de aviación civil, para canalizar su producción.

Por ello desarrolló el Lockheed Martin VLST (siglas de avión muy grande de Lockheed, en inglés), cuyos prototipos se pueden consultar en un portal de archivos de la NASA.

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El proyecto contemplaba transportar 950 pasajeros.

La idea era crear un avión que pudiera servir para transportar pasajeros, llevar mercancía o que tuviera uso militar. Incluso combinando algunos de estos factores, según detalló el portal Simple Flying.

El Gulliver de los aires

Cuando hablaba de un avión “muy grande” no era broma: el proyecto contemplaba que tenga un peso al despegar de 635.000 kilos, con un largo de 79,85 metros y una envergadura de 85,95 metros (que se podía reducir a 64,31 metros gracias a un sistema de alas plegables, como tiene el B777X).

A modo de comparación, el A380 mide 73 metros del morro a la cola y sus alas se extienden 80 metros.

Autonomía limitada

El avión hubiera necesitado cuatro turbinas para volar, de los tipos General Electric 90, Rolls-Royce Trent o PW 4000.

Pero su autonomía hubiera sido muy limitada, a lo sumo 5.900 kilómetros. Podría haber volado entre Nueva York y Londres (5.555 kilómetros), pero no a Fráncfort (6.205 kilómetros desde el aeropuerto JFK).

La autonomía del VLST habría sido menor a los 6.000 kilómetros

Los ingenieros de Lockheed Martin no precisaron en su proyecto cómo este avión hubiera podido cubrir las rutas propuestas, como Londres-Singapur, Tokio-Los Ángeles o Tokio-San Francisco, o al menos sin escalas.

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El VLST habría tenido una envergadura de casi 86 metros.

Justamente, varias de esas son las rutas que cubre el A380 en la actualidad.

Pesadilla para los pasajeros (y tripulantes)

El Lockheed Martin VLST hubiera sido una pesadilla logística. El proyecto soñaba con que pudiera transportar a 950 personas. El pasaje se hubiera distribuido en dos cabinas, configuradas en dos clases, con una disposición de asientos en económica de 3-4-3-4-3 en varios tramos. O sea, 17 asientos de lado a lado.

En caso de una emergencia la evacuación habría sido dantesca, con tanta gente en el sector central. Y en el proyecto se contemplaba que el peor escenario posible era que dos aeronaves de este tipo tuvieran un choque entre sí, con los que las víctimas podrían llegar a las 1.600 personas.

Los ingenieros de Lockheed Martin calculaban que el proyecto del VLST podría costar hasta 15.000 millones de dólares

La propuesta de combinar el transporte de pasajeros con el de mercancías hubiera implicado que en la parte inferior se colocasen 16 contenedores marítimos, y que los pasajeros se acomodasen en la superior.

Optimismo del proyecto

En sus proyecciones los ingenieros eran optimistas: calculaban que cada avión costaría entre 200 y 300 millones de dólares (mucho más barato que los 445 millones que sale un A380).

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Ningún aeropuerto tuvo (ni tiene) la capacidad para atender a este avión.

Además aseguraban que en el mundo se podrían vender entre 280 y 370 de estas aeronaves de los que la mitad habrían sido adquiridos por las aerolíneas de Asia-Pacífico.

Problemas por resolver

Pero el proyecto no pasó de los escritorios. Había varios frentes por resolver. Las operaciones de aterrizaje y despegue se habrían ralentizado el vórtice de aire tan grande que hubiera generado.

El VLST era tan pesado que si hubiera caído al agua se habría hundido rápidamente

El ruido de sus cuatro motores hubiera sido insoportable, las pistas de los aeropuertos son muy cortas para recibirlo y no había (ni hay) vehículos de asistencia, carga de equipaje y combustible del tamaño necesario para atenderlo.

¿Volaría?

Los ingenieros no daban certezas de cómo controlar el vuelo de semejante mastodonte aéreo, y si hubiera caído en el agua, se habría hundido sin remedio.

Y por supuesto, estaba el problema económico: la factura por desarrollar un proyecto así habría alcanzado los 15.000 millones de dólares.

¿Acaso Lockheed Martin los hubiera pagado? No, los ingenieros se pusieron a cubierto y propusieron que se forme un consorcio entre los cuatro grandes de la industria aeronáutica: además de esta empresa, proponían que se sumaran Boeing, Airbus y McDonnell Douglas.

Porque, de haber un fracaso, es mejor que los responsables sean varios.

a.
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