El Prat apuesta por las grandes marcas en sus restaurantes

El aeropuerto fragmenta su oferta gastronómica en busca de una mayor competencia y con la ambición de atraer a chefs de primera línea

Se acabó la pesadilla de encontrar el mismo bocadillo con distinto envoltorio en cada uno de los restaurantes del Aeropuerto de El Prat. Con un 68% de la oferta gastronómica dominada por Pansfood, el aeródromo quiere dar entrada a grandes marcas y chefs reconocidos para el turista que aterrice en Barcelona. Para ello, ha fraccionado la nueva adjudicación, con entrada en vigor en 2018,  en varios paquetes de menor tamaño.

De este modo, pasará de los 12 contratos a 23 con tal de fomentar la competencia durante los próximos ocho años –el periodo de vigencia de la concesión–. El gestor aeroportuario Aena espera así un recorte en los precios y un incremento de la calidad. Además, el número de locales crecerá desde los 46 actuales a medio centenar, con 2.000 metros cuadrados más dedicados a la restauración.

A nivel económico, las estimaciones realizadas elevan las ventas de los tres mayores lotes –de siete espacios– a unos 15 millones anuales. En un segundo escalón se sitúan los paquetes de entre tres y cuatro cocinas, con una facturación de entre cinco y siete millones de euros al año.

Las encuestas realizadas por la cotizada han revelado que las grandes marcas son sinónimo de confianza entre los visitantes. En el nuevo concurso, 43 de los comedores tendrán la obligación de llegar acompañados de una enseña reconocida. El objetivo: atraer a nombres familiares tanto del panorama nacional como internacional.

La adjudicación también introducirá nuevos conceptos hasta ahora aparcados en la instalación. Por ejemplo: dos mercados de food trucks, una barra gourmet, dos bares de sushi, un lounge o un bar de deportes –frente a la zona de embarque de Easyjet con tal de atraer al público británico. Mientras, la oferta de alta gastronomía saltará desde la zona tierra, donde el Porta Gaig no ha logrado los resultados esperados, a la zona aire, una vez el pasajero ya ha superado el control de seguridad.

Especial atención requerirá la zona de los vuelos intercontinentales de la T1. Hasta ahora en segundo plano, la llegada de nuevas rutas hacia Asia y Estados Unidos ha convertido el espacio en una oportunidad con la creación de nuevos restaurantes.

Si bien la ambición es la de lograr que cocineros con estrellas Michelin aterricen en El Prat, no se quiere olvidar el sector de la comida rápida. Así, se han elaborado seis contratos diferentes para cada una de las hamburgueserías previstas para facilitar la pugna entre los dos reyes de la especialidad: McDonald’s y Burger King.

En total, más de 100 millones de ventas al año están en juego. Un pastel del que Aena se queda entre 30 y 35 millones –el 5% de los ingresos del hub mediterráneo– y que en 2018 espera un crecimiento del 20%. Además, fuentes del gestor prometen que los puestos de trabajo no peligran, pues las empresas ganadoras estarán obligadas a quedarse con los empleados.

Un caso de éxito fue en el Aeropuerto de Barajas, donde tras el concurso celebrado en 2013, el número de empleos ha crecido desde los 800 a los 1.100. En Barcelona, el sector ocupa alrededor de 1.000 personas ya que el gasto es mayor: de los 2,4 euros por turista en la instalación catalana a los 2,1 en la capital.

Ahora, el gestor aeroportuario ha abierto el plazo para la recepción de ofertas, que finaliza el 10 de abril. Tras seleccionar las mejores ofertas técnicas –deberán superar los 80 puntos–, entrarán en juego los criterios económicos. En julio, el consejo de la compañía aprobará los resultados y en septiembre se firmarán los contratos.

No será hasta el 1 de enero cuando las nuevas marcas tomen posesión. A partir de entonces, se prevé una oleada de obras para amoldar los locales al estilo de cada restaurante –especialmente intensa durante el primer trimestre del año— con una inversión que rondará los 30 millones.

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