El B737 MAX ya puede volar ¿y ahora qué?

Tras casi dos años en tierra, EEUU autoriza al modelo 737 MAX de Boeing a volver a volar con pasajeros. Así afectará a aerolíneas y viajeros

Aviones en la planta de Boeing en Seattle. Foto Foto Gary He EFE EPA

Era un secreto a voces y la noticia se ha confirmado finalmente. La Administración Federal de Aviación (FAA) de EEUU dio por fin el visto bueno para que el modelo 737 MAX de Boeing vuelva a volar con pasajeros, después de la prohibición de sus operaciones en 2019 tras dos accidentes de estas aeronaves que dejaron 346 muertos en Indonesia y Etiopía. Han pasado un año y ocho meses.

La agencia de seguridad aérea estadounidense recalcó en un comunicado que “el diseño y certificación de esta aeronave incluyó un nivel sin precedentes de colaboración y revisiones independientes de autoridades aéreas de todo el mundo”.

Todos los aviones B737 MAX del mundo (B737-8 y B737-9), el avión de pasillo único llamado a ser la estrella de la compañía estadounidense, quedaron en tierra a partir de marzo del 2019, tras dos terribles accidentes de Ethipian Airlines y Lion Air en Etiopía e Indonesia respectivamente en menos de cinco meses.

20 meses aparcados

La FAA señala además que la certificación se ha realizado “en cooperación” con los reguladores de seguridad aérea de todo el mundo. “Esos reguladores han indicado ahora que los cambios de diseño en Boeing así como las modificaciones a los procedimientos y entrenamientos de la tripulación, les darán la confianza para aprobar el avión como seguro para volar en sus respectivos países y regiones”.

La certificación de la FAA permite volver a operar los B737 MAX pero solo en los EEUU y una vez que Boeing actualice el software de cada avión y los pilotos reciban capacitación en simuladores de vuelo

Tras 20 meses, la investigación halló que, debido un fallo técnico, los sistemas de seguridad diseñados para evitar un ascenso demasiado rápido del avión se habían comportado de manera indebida, causando descensos precipitados que no pudieron ser controlados por los pilotos y que desembocaron en los accidentes fatales.

Esta crisis le ha costado a Boeing cerca de 20.000 millones de dólares (16.856 millones de euros), incluidas las cancelaciones de pedidos de aviones (se estiman en alrededor de 1.000) y las compensaciones que debe pagar a las víctimas y a las aerolíneas. La crisis del MAX se agravó aún más con la debacle que la pandemia de coronavirus ha causado en la industria de la aviación.

La producción de los B737 entra en un cuello de botella en la factoría de Renton, cerca de Seattle.

¿Cuándo volverán a operar?

¿En qué se traduce esta certificación? En primer lugar, la FAA permite que Boeing vuelva a comercializar a aerolíneas los B737 MAX para vuelos con pasajeros. Además de los que ya volaban, Boeing siguió construyendo aparatos durante la crisis y cuenta con unos 450 almacenados en sus instalaciones. Todos ellos deben someterse a actualización y mantenimiento antes de que puedan volar.

La resolución de la FAA también que las aerolíneas que disponen de estos aparatos puedan volver a operarlos aunque, de momento, solo en los EEUU y una vez que Boeing actualice el software y los ordenadores críticos en cada avión y los pilotos reciban capacitación en simuladores de vuelo.

Se estima que antes de los accidentes había en el mundo alrededor de 400 de estos aviones en operación; todos tendrán que ser revisados antes de su vuelta a los cielos

El nuevo software requiere la participación de dos sensores para activarse. Además, y según Boeing, ahora no podrá anular los controles del piloto como sucedió en los fatales accidentes.

“Estos eventos y las lecciones que hemos aprendido como resultado han remodelado nuestra empresa y han centrado aún más nuestra atención en nuestros valores fundamentales de seguridad, calidad e integridad”, señaló el director ejecutivo de Boeing, David Calhoun, en un comunicado.

400 aviones en tierra

Se estima que en el momento del accidente había en todo el mundo casi 400 aviones B737 MAX en operación. Una vez actualizados las aerolíneas podrán incorporarlos a sus rutas pero, ¿están los pasajeros preparados para viajar en este avión?

En declaraciones a AP, el profesor de aeronáutica del MIT John Hansman señaló que la gente evita ciertos modelos de avión meses después de que hayan experimentado problemas. El enorme escrutinio al que ha sido sometido el aparato, sin embargo, hace que “probablemente sea el avión más seguro para viajar”.

Tras el organismo regulador de los EEUU, todos los demás países deben aprobar la vuelta a la operación del B737MAX.

En cuanto a las compañías aéreas, American Airlines ha sido la primera en reaccionar, incluyendo este modelo en su ruta diaria entre Nueva York y Miami a partir del 29 de diciembre. Para evitar que los viajeros se sientan inseguros, “nuestros clientes podrán identificar fácilmente si viajan en un 737 MAX incluso si cambian los horarios», explicó el portavoz de American Airlines, Curtis Blessing, a la CNN. “El tipo de aeronave será visible a través de la ruta de reserva, y si cambian los horarios, habrá una notificación”.

United Airlines, que espera comenzar a usar de nuevo el avión en el primer trimestre de 2021, promete a los pasajeros que podrán cambiar sus reservas si no quieren volar en el MAX.

Southwest Airlines, por su parte, que contaba con la mayor flota de este tipo de aviones antes de los accidentes, tiene intención de retomar la operación de este modelo hasta el segundo trimestre del 2021. Su director de operaciones, Mike Van de Ven, ya había dicho de él en octubre que es su avión “más rentable”, “más fiable” y “más respetuoso con el medio ambiente”, además del “más cómodo” y aseguró que “estamos deseando volver a volarlo”.

En el resto del mundo

Además de convencer a los reguladores (y los viajeros) estadounidenses, aún le quedan trabas a Boeing para volver a poner su avión estrella en el aire. En Europa, la Agencia Europea de Seguridad Aérea (AESA) podría dar su visto bueno a finales de este año o principios del siguiente. También tendrán que conseguir la aprobación del resto de reguladores, algunos en países clave desde Canadá a China, Australia, Japón, Singapur o los Emiratos Árabes, algunos de los cuales tienen abiertas sus propias investigaciones.

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