Cuando el avión más grande del mundo estuvo a punto de lanzar transbordadores espaciales

El gigantesco Antonov An-225 fue propuesto como plataforma móvil de lanzamiento de transbordadores más pequeños que el Columbia y el Discovery

Foto Topwar.ru

El Antonov An-225, el gigantesco avión de seis motores usado en contadas ocasiones para el transporte logístico, fue concebido originalmente para llevar en su ‘espalda’ al transbordador espacial soviético Burán.

Pero este mastodonte del aire, a principios de los ’90, había sido elegido como una plataforma móvil para un transbordador más pequeño, el MAKS.

Nacido en la Guerra Fría

Su origen se remonta a los años ’60, cuando los espías soviéticos se enteraron que EEUU estaba construyendo el Boeing X-20 Dyna-Soar, el primer vehículo espacial reutilizable.

El MAKS se diseñó para transportar entre 7 y 14 toneladas, un tercio de lo que podía llevar el Columbia, pero habría sido mucho más económico

El proyecto del MAKS nació en 1988 en simultáneo con los primeros vuelos del An-225. Foto Topwar.ru

El proyecto Spiral fue la respuesta del país euroasiático, que fue cancelado en los ’70 pero que despejó el camino al desarrollo del Burán, un transbordador demasiado similar al Columbia norteamericano, y que solo pudo realizar un vuelo orbital no tripulado en 1988.

Como tantos otros programas aeroespaciales del país, finalizaron abruptamente por el colapso de la URSS en 1991.

El proyecto MAKS

Entre ellos estaba el proyecto MAKS, un transbordador más pequeño, económico y flexible que el Burán. Su peso total habría sido de 18,4 toneladas, con una envergadura de 12,5 metros y una longitud de 19,3 metros.

Se plantearon dos diseños: una versión tripulada para dos personas con una capacidad de carga de siete toneladas, y otra dirigida desde las estaciones de control con el doble de carga, informa Aerotime.

El único Antonov An-225 aterrizando en el aeropuerto de Hostomel, en Ucrania. Foto Wikipedia

El An-225, el elegido

El MAKS fue presentado (al menos en bocetos) en 1988, el mismo año en que el Antonov An-225 realizó sus primeros vuelos.

El gigantesco avión fue señalado como la opción más inmediata para lanzar al pequeño transbordador al espacio.

La idea es que el An-225 cargara al avión espacial y a un tanque de combustible que duplicaba su tamaño hasta los 8.600 metros de altura.

La idea original era que el An-225 liberara al transbordador MAKS cuando llegara a los 8.600 metros de altura

En ese punto, con una velocidad de 900 km/h, liberaría al pequeño avión espacial, impulsado por el motor principal que lo llevaría al espacio exterior.

Cuando hubiera alcanzado la órbita buscada, el tanque principal se desprendería y luego el MAKS podría regresar a la Tierra impulsado por sus tanques secundarios.

A los 8.600 metros de altura el An-225 liberaría al transbordador- Foto Topwar.ru

Las ventajas del pequeño MAKS

La flexibilidad era su gran valor añadido: volando a lomos del An-225 se reducirían notablemente los costes de las misiones de rescate, lanzamiento y reparación de satélites.

Un estudio reciente calculó que el presupuesto por cada kilo de carga llevado al espacio en el MAKS hubiera sido 10 veces inferior al de transbordadores como el Columbia o el Discovery, o la mitad del actual SpaceX Falcon 9.

Con esta alternativa el pequeño transbordador podría lanzarse a cualquier órbita, en cualquier momento, y desde cualquier aeródromo lo suficientemente grande como para que el An-225 pueda despegar.

No hacía falta esperar una ventana de lanzamiento y tampoco dependería de las condiciones climáticas, ya que el encendido de la nave espacial se realizaría muy por encima de las nubes.

Ya en órbita el pequeño transbordador podía desprenderse de su tanque principal. Foto Topwar.ru

Cabe aclarar que el An-225 se planteó como una solución provisoria, porque para contar con una base móvil que pueda soportar el centenar de lanzamientos programados hubiera sido necesario reforzar las estructuras del gigantesco avión.

El colapso soviético

Con el colapso de la URSS el An-225 quedó relegado a un largo ostracismo y la segunda aeronave en construcción quedó a un 30% de quedar terminada.

Ese avión de seis turbinas pudo resucitar hace algunos años, y estuvo bastante ocupado con el transporte de material sanitario por la crisis desatada por el coronavirus.

El An-225 es el avión más grande del mundo.

Pero el MAKS quedó archivado por falta de fondos, a pesar de algunos vanos intentos como en el 2012, cuando la compañía promotora intentó reconvertirlo en una plataforma para vuelos de turismo espacial.

Ese proyecto descansa en paz en el cementerio de los sueños aeroespaciales frustrados, y el desarrollo de cohetes lanzados desde aviones como el Boeing 747 de Virgin Orbit o el proyecto del renacido Stratolaunch condenan al MAKS al anacronismo.

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