Cinco Boeing 747 ‘Frankenstein’ que ayudan a la ciencia y la aviación

No todos los B747 transportan pasajeros o mercancías. Algunos se modificaron para llevar transbordadores espaciales o telescopios, apagar incendios, probar turbinas o lanzar cohetes

La gran capacidad de tamaño, la potencia de sus cuatro motores y su gran autonomía han servido para que el Boeing 747, la Reina de los Cielos, tenga otros fines más allá del transporte de pasajeros o de carga.

En sus más de 50 años de vida, y por más que actualmente se esté jubilando o haya sido retirado de casi todas las aerolíneas en las que ha servido, conviene recordar aquellos Jumbos que fueron adaptados para otros propósitos.

Transporte del transbordador

A mediados de los años 70 la NASA modificó un B747 para llevar a sus espaldas al transbordador espacial.

No es que lo ayudará a lanzarse al espacio exterior, sino que era un vehículo para llevar a la aeronave entre los puntos de aterrizaje y el Centro Espacial Kennedy (Florida).

A mediados de los años 70 la NASA modificó un B747 para llevar a sus espaldas al transbordador espacial

Para poder realizar esta tarea el fuselaje fue reforzado, aunque se conservaron los asientos de primera clase de American Airlines, la propietaria del primer Jumbo, para los tripulantes del Space Shuttle Enterprise.

El primer B747 de la NASA, aún con los colores de American Airlines, en 1978. Foto Wikipedia

Ya que esa aeronave estaba ubicada en la parte superior del Jumbo, se instalaron estabilizadores verticales en la cola para modificar el centro de gravedad e incrementar la estabilidad del avión.

Por su gran peso su autonomía se redujo a un 20%, por lo que el Jumbo tenía que realizar varias escalas si el Space Shuttle había aterrizado fuera de EEUU.

El B747 llevando al transbordador Atlantis. Foto Wikipedia

Un segundo B747, que pertenecía a Japan Airlines, fue adquirido tras el accidente del Challenger en 1988. Este se utilizó entre 1991 y 2012 para llevar al transbordador espacial Endeavour, hasta que ese año se canceló el programa.

El primero de estos Jumbos se puede ver en el museo Joe Davies Heritage Airpark de California, y el segundo en el Space Center de Houston.

La lanzadera de cohetes

Los B747 de la NASA no son los únicos que han colaborado con las misiones espaciales. Un Jumbo de Virgin Orbit fue adaptado para poder lanzar cohetes a 10.000 metros de altura.

El B747 de Virgin Orbit con el cohete Launcher One. Foto Virgin Orbit

La razón de usarlos responde a razones económicas: para abandonar la Tierra el cohete consume una enorme cantidad de combustible en el despegue vertical. El tramo hasta los 10.000 metros lo puede realizar el Boeing, que cuando llega a esa altura libera al artefacto para que siga su ruta rumbo al espacio.

Cada lanzamiento del cohete Launcher One cuesta poco más de 10 millones de euros, un presupuesto más que accesible para los parámetros de la inversión aeroespacial.

Virgin Orbit da una nueva vida a un B747 que pertenecía a Virgin Atlantic. Foto: Virgin Orbit

El avión, bautizado como Cosmic Girl, perteneció a Virgin Atlantic, otra de las compañía del imperio de Richard Branson; aerolínea que se ha desprendido de todos los B747 de su flota.

El observador del cielo

Durante este invierno un Boeing 747 con un telescopio en su fuselaje estuvo volando por los cielos de Europa.

Se trata de SOFIA, acrónimo de Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja, un proyecto de la NASA y el Centro Aeroespacial Alemán que involucra a un B747 de 43 años.

SOFIA vuela sobre Sierra Nevada. Foto NASA

Este avión realiza misiones de ocho a diez horas por la noche, donde una escotilla del fuselaje se abre y se despliega un telescopio de 2,7 metros de diámetro diseñado para observar el espectro infrarrojo de campos magnéticos celestes, regiones formadoras de estrellas, cometas, nebulosas y el centro de la Vía Láctea, nuestra galaxia.

El B747 del Proyecto SOFIA lleva en la parte trasera del fuselaje un telescopio de 2,7 metros de diámetro. Cada misión nocturna dura de 8 a 10 horas

El telescopio está montado en la parte trasera del fuselaje, mientras que en el centro del avión se encuentra los paneles de control. En tanto el sector delantero tiene espacios para actividades de divulgación y promoción del proyecto SOFIA.

Este es un B747SP que debutó con PanAm en 1977, y que dos décadas más tarde pasó a manos de la NASA.

SOFIA con el telescopio abierto. Foto NASA

En 2006 realizó sus primeros vuelos de prueba con su nueva misión y en 2010 el telescopio del aire empezó a observar los cielos, con imágenes de la galaxia M82 y las emisiones de calor de Júpiter.

Apagando incendios

Los aviones hidrantes son, en ocasiones, la única forma de apagar incendios cuando suceden en regiones remotas o de acceso difícil.

Uno de los más grandes del mundo es el B747 Supertanker, una aeronave modificada para transportar nada menos que 74.000 litros de agua o líquidos retardantes del fuego.

El B747 hidrante en plena tarea. Foto Global Supertanker Services

Hubo tres Jumbos diseñados para esta tarea. Uno fue basado en un 747-200, que jamás entró en operaciones. El segundo era una aeronave de Delta que empezó a volar en 2009 y que fue retirado de las operaciones.

El B747 convertido en avión hidrante puede arrojar agua o líquidos especiales en una franja de casi cinco kilómetros

Y el tercero es propiedad de Global Supertanker Services, informa Airport Spotting. Se trata de un B747-400 que debutó en los incendios de California de 2017, y que ayudó a combatir desastres naturales en Bolivia, Israel y Chile.

El agua o el líquido retardante puede ser lanzado a 260 km/h, aunque la aeronave tiene la capacidad de arrojarlo por segmentos.

El avión puede llevar 74.000 litros de líquidos. Foto El B747 de Global Supertanker Services en plena tarea. Foto Global Supertanker Services

Con su capacidad, en un pase puede atacar a un incendio que se extienda en una franja de casi cinco kilómetros de largo.

Debido a su ausencia de carga (solo lleva asientos para 16 personas), puede viajar a casi cualquier parte del mundo en 20 horas.

Los B747 de cinco turbinas

Si los Jumbos bastante bien han volado con cuatro motores, ¿para qué este B747 lleva una turbina en su joroba?

Se trata de uno de los dos aviones modificados por el fabricante Pratt & Whitney, que los utilizan para probar prototipos de motores antes de que comiencen a ser producidos en serie.

Roll-Royce invertirá 62 millones de euros en reconvertir al Boeing 747-400 de Qantas en su nuevo conejillo de Indias. Foto: Rolls-Royce

Esta es la única manera de testearlos en condiciones reales, como temperaturas extremas, o con variaciones bruscas de velocidad.

El interior de los B747 están vacíos, y en la antigua cabina se montaron dispositivos para controlar la marcha del quinto motor, en misiones que pueden durar hasta ocho horas.

El B747 de la quinta turbina. Foto Pratt & Whitney

También Rolls-Royce tiene un B747-200 adaptado para los mismos fines, que ya lleva más de 300 vuelos de prueba, sobre todo de análisis de altura de las turbinas.

El fabricante británico hace dos años adquirió un B747-400 a Qantas, en el que invirtió 62 millones de euros para que también sirva como conejillo de Indias de nuevos motores.

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