Por qué los aviones serán más lentos por el cambio climático

Los vientos que ayudan a que los vuelos sean más rápidos serán alterados en las próximas décadas

Si se vuela de Europa a América el pasajero habrá percibido que el vuelo de ida es más largo que el de vuelta. La primera conclusión es que se debe al movimiento de rotación de la Tierra. Es cierto, pero no esta no es la única razón.

Un viaje de Madrid a Nueva York demora poco más de ocho horas, pero el regreso se realiza en siete horas y media. Esto se debe, en parte, a que a la ida el avión acompaña a la rotación de la Tierra (casi como la paradoja de Zenón y la tortuga), y a la vuelta lo hace en el sentido contrario.

Los vientos que ‘empujan’ a los aviones

En esos trayectos los aviones aprovechan las corrientes de aire que corren en sentido oeste-este. Llamadas jet stream o corrientes de chorro, se encuentran en la zona llamada tropopausa, entre la troposfera (donde la temperatura es menor con la altitud) y la estratosfera (en que la temperatura es mayor).

O para más precisión, están entre los 10.000 y 12.000 metros de altura, precisamente por donde vuelan los aviones transoceánicos.

Las autopistas del aire

En el hemisferio norte la corriente viaja sobre las latitudes medias y norteñas de Norteamérica, Europa y Asia, y sus correspondientes masas de agua, mientras que en el hemisferio sur la corriente polar se sitúa la mayor parte del año sobre la Antártida.

También existe una quinta corriente en chorro, la ecuatorial, que se desplaza de este a oeste.

El cambio climático y el aumento de la temperatura en la Tierra están desestabilizando las corrientes de chorro

Estas corrientes se generan por la combinación del movimiento de rotación y el calentamiento de la atmósfera. Las velocidades de los vientos pueden variar según las diferencias de temperatura, pero no es extraño que pueda superar los 90 kilómetros por hora. Inclusive, se registraron ráfagas que rozaron los 400 kilómetros por hora.

Surfeando sobre los vientos

Cuando vuela un avión, aprovecha estas corrientes como si hiciera surf sobre los vientos, lo que le permite reducir el tiempo de viaje en casi una hora. Si hay suerte, se puede llegar al récord marcado en enero por un vuelo de Norwegian, que cruzó el Atlántico entre Nueva York y Londres en 5,13 horas.

Pero el cambio climático y el aumento de la temperatura en la Tierra están desestabilizando estas autopistas del aire.

Alteraciones por el cambio climático

Un estudio de la Universidad de Reading alertó que este fenómeno está alterando las fuerzas de las corrientes de chorro. Eso lleva a que los vientos que provienen del oeste sean hasta un 15% más rápidos, pero los que llegan desde el este tengan una menor intensidad.

Por ello, los vuelos que salgan desde Europa serán 5,18 minutos más lentos, mientras que los que lleguen desde Norteamérica reducirán su tiempo de viaje en cuatro minutos.

Este problema no es exclusivo de las corrientes por sobre el Atlántico Norte: el mismo fenómeno sucederá en los tramos de la Antártida y en la franja ecuatorial (aunque aquí, como se citó, sería en el sentido inverso).

Según el científico Paul Williams, que lideró esta investigación, esta alteración causará un mayor gasto de combustible, con el lógico aumento del precio de los billetes. Y no hay que buscar muy lejos a los culpables: las emisiones de gases invernadero de la aviación subió el 87% entre 1990 y 2006.

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